Autoliberación (texto completo)

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Prólogo a la edición de 1980

El presente libro está dividido en dos partes: la primera, titulada Mejoramiento conductual, trata los temas de relajación, gimnasia psicofísica y autoconocimiento. La segunda, llamada Operativa, desarrolla técnicas de catarsis, transferencia y autotransferencia; técnicas estas que van más allá del interés por el mejoramiento de conductas, para convertirse en instrumentos de cambio al servicio de una nueva dirección de vida si esa fuera la necesidad del experimentador.


La elección de temas. Los tres temas de la primera parte pueden ser trabajados independientemente y en cualquier orden. Los temas de Operativa, en cambio, exigen dominio de todo lo anterior.

Así es como los temas preliminares ofrecen posibilidades de acuerdo con particulares intereses. Ejemplificando, es posible que una persona que supere los treinta y cinco años se incline hacia la relajación y que alguien más joven pueda interesarse por el autoconocimiento. El segundo caso se explica porque las personas de menos edad pueden tener mayor urgencia por conocerse, ordenarse y articular claros proyectos de vida, antes que por solucionar problemas de tensión. Esa tensión difícilmente sea interpretada por ellas como presión agotadora, sino más bien como un estímulo interesante para el desarrollo de las actividades cotidianas. Son numerosos los factores que pueden mediar para que se opte por uno u otro de los trabajos propuestos. Por ello, la primera parte del libro tiene una estructura que permite el desglose de temas.

Ahora bien, quien desee dominar el sistema completo de Autoliberación, deberá acometer un aprendizaje progresivo desde lo más simple hasta lo más complejo. Llevará entonces adelante un proceso ordenado, siguiendo el texto, tal como se presenta.


El sistema de Autoliberación. Está concebido como respuesta a las necesidades más profundas del ser humano. Esas necesidades son, sin duda, las relacionadas con la superación del sufrimiento. En esta perspectiva, la Autoliberación es la herramienta que permite superar el sufrimiento modificando conductas. Si bien hoy se ha logrado una simplificación considerable de este sistema, gracias a prácticas y explicaciones teóricas sencillas, debemos observar que este deriva de una compleja filosofía que estudia a la vida humana con referencia a su sentido y sus posibilidades.


Sufrimiento y Autoliberación. Mucha gente piensa que no sufre pero reconoce que padece tensión, temor, ansiedad, desencuentro con los demás y falta de sentido en la vida. Las dificultades enunciadas pueden ser compendiadas en la palabra "sufrimiento".

El objetivo que plantea la doctrina de Autoliberación es la superación del sufrimiento. Superar el sufrimiento equivale a lograr una creciente satisfacción consigo mismo.


Las tres vías del sufrimiento. Se sufre por haber fracasado; por haber perdido oportunidades, objetos, personas queridas. Se sufre por falta de reconocimiento familiar y social. Se sufre por la dificultad de lograr aquello que se desea para uno mismo y los demás. Se sufre por temor: temor de perder lo que se tiene, temor a la soledad, a la enfermedad, a la vejez y a la muerte.

No solamente se sufre por las sensaciones negativas del presente, sino por recuerdos negativos y por imaginar acontecimientos negativos del futuro. Por esto se dice que las tres vías del sufrimiento son la sensación, la memoria y la imaginación en su uso distorsionado.

El sistema de Autoliberación debe tener en cuenta lo explicado y servir a la comprensión y al trabajo sobre uno mismo de modo integral. Así es que nada puede hacerse con soluciones parciales como las que se ofrecen a diario y terminan fatalmente en frustración.


Teoría y práctica de la Autoliberación. Se comprenderá que la teoría que va acompañando a las lecciones no está expuesta para obstaculizar el aspecto práctico, sino para dar la mayor comprensión posible de aquello que se ejecuta. Ello es necesario, según venimos comentando, tratándose de un trabajo integral.

Demasiados "sistemas" sin fundamento han circulado en los últimos tiempos, justificados por opiniones de amigos de los autores, o por personas que pudieran impresionar al lector. Otro tanto se ha hecho para publicitar "métodos de felicidad", apoyándose en tablas de dudosa confección referidas a consumo de oxígeno, latidos cardíacos y cosas semejantes. Hay algunos planteos que, además de basarse en la opinión de terceros y en las conocidas tablas, utilizan la seducción de las palabras. Palabras antiguas, palabras de lugares remotos, a veces palabras nimbadas de aureola científica.

También están aquellos que utilizan los recursos técnicos como panacea. No estamos hablando de la resurrección neomesmeriana del orgón, con sus conductores dieléctricos y sus cabinas de carga bioenergética (ligeramente más sofisticados que las cubetas de Mesmer y del marqués de Pueysègur en el S. XVIII). Más bien, nos referimos a los trucos con medidores de resistencia galvánica de la piel, electromielógrafos, realimentadores electroencefalográficos, etc. En este campo el comercio ha ido lejos rozando la alegre irresponsabilidad.

Quién no conoce casos pintorescos como éste: Un señor nos coloca en los dedos los electrodos de un aparato medidor y nos hace descubrir las dificultades que padecemos. Cuando surge algún conflicto la aguja lo marca en el detector y el señor, entonces, nos dispara un shock eléctrico o nos apremia incesantemente. A fuerza de repetir este procedimiento inhibitorio termina "borrando" la información conflictiva de nuestra memoria... Concluye el tratamiento con una sonrisa reconfortante y alguna receta macrobiótica o vegetariana compensadora, según él, de nuestro desequilibrio de electrolitos sodio-potasio que se refleja en nuestro desorden simpático-parasimpático (?). Si el señor es un gurú matizará sus explicaciones con el "prana", si es ocultista hablará de medicinas paralelas o de alternativa y si es diplomado nos deslumbrará con las teorías de moda. De esta manera, prácticas extravagantes ponen a las personas necesitadas de ayuda en situación de someterse a todo tipo de experimentos sin comprender realmente de qué trata aquello que se ven compelidas a realizar.

Teniendo en cuenta la desorientación general que campea en estas materias y en vista a la creciente orfandad interna que hoy se padece, consideramos de mínima responsabilidad con la inteligencia y, en definitiva, con nuestro prójimo, esclarecer sobre estos temas.

Por difícil que sea la tarea de explicar cuáles son los verdaderos problemas de fondo, cómo se los debe tratar y en qué deben consistir los procedimientos a usarse, no debe rehuirse cualquier oportunidad que se tenga a mano para hacerlo. Más simple hubiera sido para nosotros, y más sencillo para nuestros lectores, si nos hubiéramos limitado a lanzar este libro como una secuencia de lecciones sin explicación alguna. No hemos optado por esa línea. Tampoco nos ha desmoralizado la posibilidad cierta de que se limite nuestro sistema a un núcleo más reducido de lectores. En todo caso, estamos convencidos de que nuestro propósito es genuino, que nuestro planteo en torno de la liberación del sufrimiento es integral y que nuestras prácticas deben ser acompañadas de explicaciones teóricas esclarecedoras en cuanto a los objetivos generales y en cuanto al sentido particular de las prácticas mismas.


La fuente doctrinaria del sistema de Autoliberación. Hace veinte años, algunos estudiantes y unos pocos profesionales nos agrupábamos en América del Sur, en torno de la enseñanza que impartía Silo. En el conjunto se destacaba algún siquiatra y jóvenes estudiantes de Psicología, Sociología y Antropología. Por aquel entonces, la Sociedad Psicoanalítica había entrado en una situación conflictiva que alejaba a sus adherentes más avanzados. En realidad, era el contexto social y cultural el que hacía crisis.

Nuevas corrientes en el campo de la Psicología hacían su aparición y métodos de conocimiento que en Europa hacía ya tiempo estaban dando frutos, en Sudamérica irrumpían novedosamente. Llegaban vientos renovadores mientras uno a uno caían nuestros viejos ídolos: no más tests de Binet, no más psicodiagnósticos de Rorschach, no más Ribot, Wundt, Weber y Fechner... La Psicología experimental se había convertido en estadística o en rama de la neurofisiología. Los gestaltistas habían desembarcado en esas playas tan alejadas del debata psicológico de altura. Wertheimer, Koffka y Köhler, se sintetizaban con el conductismo gracias a Tolman y Kantor. Detrás de todo ello, nosotros veíamos una metodología gigantesca que, además, estaba influyendo en el campo de la Lógica, de la Gnoseología y hasta de la Etica y Estética. Era el método fenomenológico husserliano que hacia tiempo había producido su crítica del silogismo y trascendía en Heidegger y en la Psicología de la Existencia. El panteón psicoanalítico se derrumbaba luego de las críticas de Sartre al esquema del inconsciente basándose, precisamente, en la aplicación de la Fenomenología. Particularmente, discutíamos unos de los menos estudiados ensayos sartrianos, su magnífico "Esbozo de una teoría de las emociones".

¡Qué tiempos de desorden y qué desproporción había en todo! Mientras algunos consultábamos sobre el método fenomenológico y los planteos estructuralistas a colegas de los claustros universitarios, ellos respondían con viejas fórmulas tomistas...

Entre tanto, Vogt, Jacobson y Schultz acaparaban las prácticas del trabajo sobre uno mismo a fuerza de auto-hipnosis y relajación, mezclándose a veces con Patanjali y los orientales en todo tipo de yoga. En ese tórrido clima de ideología y experiencias, Silo era un oasis. Él no explicaba exactamente nuestro tema, que era la Psicología. Reducía todo problema al sufrimiento y sus vías, las formas de exploración de éstas y las posibilidades de superación del sufrimiento. Por aquel entonces, el planteamiento nos resultaba emparentado con alguna forma original de budismo. Luego fuimos descubriendo que también lo estaba con algunas enseñanzas cristianas y mahometanas y por ello nos resultaba un tanto "místico". Con el tiempo empezamos a comprender que el siloísmo trataba, en realidad, los problemas de fondo del ser humano que necesariamente habían sido considerados por los grandes sistemas de experiencia interna, muy a menudo imbricados con la filosofía y las religiones.

Poco a poco, aprendimos a valorar temas sin precedentes en la historia de la Psicología, tales como la función de la imagen portadora de cargas; la estructuralidad de percepción y representación; la importancia de los sentidos internos en la producción, traducción y deformación de impulsos; las caracterizaciones y distinciones entre niveles y estados de conciencia; la acción del núcleo de ensueño en la formación de conductas; la acción de la protensión en la respuesta diferida y, por supuesto, el inédito aporte sobre el espacio y el tiempo de representación. Y cuando todo aquello fue llevado a la práctica y plasmado no como una terapia, no como un remedio para padecimientos psíquicos sino como trabajo de crecimiento personal (y social), comprendimos que estábamos en presencia de una de las mayores enseñanzas de nuestro tiempo.

Esto que hoy aparece como sistema de Autoliberación, es humilde tributario de aquella enseñanza.


Relación del sistema de Autoliberación con las corrientes psicológicas. Hay relaciones, en primer término, en cuanto a lenguaje. No se ha visto la necesidad de acuñar neologismos para designar fenómenos sobre los que en Psicología hay aceptación general. A la sensación, percepción, imagen, etc., se las sigue designando aquí de la misma manera, a pesar de que tales fenómenos sean explicados de un modo nuevo.

No debe olvidarse, por último, que el sistema de Autoliberación si bien acepta la presentación de los tópicos convencionales según lo hacen otras corrientes, se aleja considerablemente de ellas en cuanto a metódica e interpretación.


El presente libro como reconocida labor de equipo. Este trabajo es resultado de los aportes del licenciado J. J. Pescio, la licenciada A. Martínez y E. de Casas, en sus estudios sobre catarsis y transferencia; de las experiencias de P. Gudjonsson del S.I. de Nueva York, en técnicas de relajación; de la tesis sobre electroencefalografía y niveles de conciencia de la psicóloga C. Serfaty del A.T.P. de Caracas; del estudio de P. Deno sobre aplicación de la expresión corporal en teatro y danza; de la síntesis sobre morfología simbólica, sígnica y alegórica de J. Caballero; de los estudios de simbólica aplicada de los arquitectos G. G. Huidobro y J. Swindom; de la notable colaboración del profesor S. Puledda, sobre autotransferencia y del pulcro trabajo realizado por el Dr. A. Autorino, plasmado en el vocabulario que acompañamos.

Por cierto que la experiencia y el talento de tantos otros colaboradores y amigos, se ha reflejado pálidamente en estas páginas. Para ellos nuestro agradecimiento desde este lugar en el que damos los últimos retoques a este libro, lugar muy próximo al que sirviera de campo de experimentación al profesor Köhler.


L. A. Ammann

Las Palmas de Gran Canaria, España

20 de febrero de 1979


Prólogo a la edición de 1990

Diez años después de la primera edición de éste libro, vuelvo sobre él para introducir algunos retoques.

En general, puedo decir que mucha gente ha trabajado satisfactoriamente con este material y que, hasta el momento, he recibido las mayores críticas de quienes no lo han leído completamente. Una de las objeciones, sin embargo, es atendible. El prefijo "auto" tanto del sistema como del libro que deriva de él, ha motivado errores haciendo pensar que la Autoliberación pretende superar condicionamientos y opresiones, pretende el develamiento del sentido de la vida y, en suma, el crecimiento humano por propio y aislado esfuerzo personal. Debo aclarar, opuestamente, que el valor del sistema de Autoliberación está en función de un mejor desenvolvimiento de la acción del individuo en el mundo social. Es atendiendo a este objetivo que el trabajo sobre sí mismo puede tener algún significado, del mismo modo que la capacitación personal tiene sentido si mejora las condiciones de trabajo físico o intelectual de un conjunto. Antes de escribir el libro aprendí claramente que la acción verdadera, la acción no contradictoria y liberadora es la que termina en otros y no en uno mismo. Después de todo el ser humano está esencialmente abierto al mundo, es mundo y no aislamiento, es historia y es sociedad. Por lo tanto el beneficio que puede brindar el sistema de Autoliberación será medido por el resultado que obtenga en la superación del sufrimiento social al dotar a los individuos de herramientas que mejoren su acción.

Debo agregar que las explicaciones en torno del "aparato" del psiquismo y del trabajo de los "centros" (con sus partes y sub-partes), no tienen otra pretensión que la de enmarcar el sistema de prácticas. Según este punto de vista a esas explicaciones se han de considerar como simples figuras didácticas y no como descripciones de realidades psíquicas. Desde luego, nunca creí que la estructura psicofísica se pareciera a un artefacto cibernético, pero traté de representarla así para lograr un acercamiento que, espero, no lleve a erróneas interpretaciones.


L. A. Ammann

Córdoba, Argentina

30 de Julio de 1990

Prólogo a la edición de 2014 (Ediciones León Alado)

Este libro se publicó por primera vez en Barcelona, España, en 1980, por la Asesoría Técnica de Ediciones (A.T.E,) y luego fue traducido a las principales lenguas y publicado en papel en Argentina, Alemania, Brasil, Colombia, República Checa, España, Estados Unidos, Francia, Grecia, México, India, Islandia, Italia y Suecia. Todo esto ha permitido que durante 35 años sus propuestas se hayan practicado con resultados positivos en distintas partes del mundo.

La validez del texto se mantiene porque la necesidad que dio origen a su aparición continúa vigente: “Conocerse a sí mismo” es la empresa y Autoliberación ha sido la única respuesta organizada, no invasiva, donde el control está siempre en las propias manos del practicante. Es un trabajo de enorme libertad donde no hay posibilidades de influencias externas.

En El Mensaje de Silo, más precisamente en El Camino, Silo invita a reflexionar diariamente sobre dos preguntas: “quién soy” y “hacia dónde voy”, que tienen diferentes niveles de profundidad en las respuestas según sea su repetición.

Acerca de otro tema, rescatamos una afirmación del prólogo a la edición de 1990 por Editorial Planeta de Argentina: El prefijo “auto”, tanto del sistema como del libro que deriva de él, ha motivado errores haciendo pensar que la Autoliberación pretende superar condicionamientos y opresiones; pretende el develamiento del sentido de la vida y, en suma, el crecimiento humano por propio y aislado esfuerzo personal. Debo aclarar, opuestamente, que el valor del sistema de Autoliberación está en función de un mejor desenvolvimiento de la acción del individuo en el mundo social. Es atendiendo a este objetivo que el trabajo sobre sí mismo puede tener algún significado, del mismo modo que la capacitación personal tiene sentido si mejora las condiciones de trabajo físico o intelectual de un conjunto. Antes de escribir el libro aprendí claramente que la acción verdadera, la acción no contradictoria y liberadora es la que termina en otros y no en uno mismo.

Por otra parte una precisión fundamental aparece con toda claridad en el prólogo a la primera edición: este libro es un trabajo de equipo que recoge aportes –no textuales– de personas que han hecho trabajo de campo y publicado estudios; pero, sobre todo, es tributario del pensamiento de Silo, pseudónimo de Mario Luis Rodríguez Cobos.

Mario Luis Rodríguez Cobos dejó esta dimensión físico-temporal el 16 de septiembre de 2010 y en su homenaje y como centros de irradiación de su doctrina, se han levantado más de 50 Parques de Estudio y Reflexión en diversos lugares del planeta. Velan por ellos los maestros que Silo promovió antes de cerrar su Escuela.

Finalizo estos comentarios recalcando mi reconocimiento explícito a Silo, un hombre universal cuyas enseñanzas, su teoría psicológica, su doctrina humanista están pálidamente reflejadas en las páginas de este libro.

Maestro Silo, humildemente, gracias.


L. A. Ammann


Primera Parte: Mejoramiento conductual

Prácticas de relajación

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Las prácticas de relajación llevan a la disminución de las tensiones musculares externas, internas y mentales. Como consecuencia de esto, permiten el alivio de la fatiga y el aumento de la concentración y facilitan el rendimiento en las actividades cotidianas.


Recomendaciones.

  • 1.Disponer en lo posible media hora cada fin de semana y en ese lapso practicar varias veces una sola lección. Ese es, en realidad el mejor de los sistemas.
  • 2. Una vez que se haya aprendido y dominado una lección, recordarla por unos pocos minutos cada noche, a medida que se entre en el sueño. Si fuera el caso de padecer insomnio, esa sería una razón más para hacerlo.
  • 3. Aplicar lo aprendido en cada lección semanal a las situaciones diarias que crean angustia, temor, cólera, ansiedad, o malestar en general (es decir tensión).
  • 4. Al finalizar las prácticas de relajación, se dará una sola técnica para ser utilizada en la vida diaria. Esa técnica no será fácil de aplicar si no se domina el trabajo completo. Si en cambio, se han seguido paso a paso todas las otras técnicas, se estará en condiciones de aplicar una sola de estas para eliminar las tensiones en cualquier situación.
  • 5. Cuando se cuente con la técnica de relajación de la última lección, habrá que familiarizarse con ella, al irla aplicando en diferentes situaciones de la vida diaria.

A medida que se observe que esa técnica va actuando automáticamente en cualquier situación tensa provocando la relajación, se irá logrando verdaderamente el objetivo propuesto.

Debe llegar el momento en que, sin proponérselo, se eliminen automáticamente tensiones en el instante en que éstas se manifiesten. Es necesario insistir con cada práctica y, en especial, con la técnica unificada de la última lección, debido a que la tensión se ha hecho un hábito y no se la puede variar de un día para otro. Los resultados serán entonces, proporcionales a la dedicación.


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Lección 1: Relax físico externo

Vamos a estudiar las formas de relajar el cuerpo. Antes de comenzar con esta práctica, que es la base de todas las otras, es necesario conocer los puntos de mayor tensión del cuerpo.

¿Qué puntos tiene usted ahora en tensión?

Observe su cuerpo y descubra esos puntos tensos. ¿Tal vez el cuello? ¿Tal vez los hombros? ¿Algunos músculos del pecho, o del vientre?

Para aflojar esos puntos de permanente tensión debe, antes que nada, comenzar a observarlos. Observe ahora su pecho, observe su vientre, observe su nuca, observe también sus hombros, y allí donde encuentre tensión muscular, no intente aflojarla, sino, auméntela. Es decir, tense aún más los músculos que están tensos.

Ponga más fuerza en el cuello, más fuerza en los hombros, más fuerza en los músculos del pecho, del vientre. Allí donde encuentre tensión, comience por aumentarla fuertemente; pasados unos pocos segundos, afloje súbitamente la tensión que excedió. Pruebe una, dos, tres veces. Tense fuertemente los puntos de tensión y al cabo de un breve tiempo, aflójelos súbitamente. Ha aprendido con esto, la forma de relajar los músculos más tensos, y lo ha logrado haciendo algo contrario a lo que suponía, es decir, tensando aún más para luego aflojar.

Una vez que domine esta técnica, usted continúa por sentir simétricamente las partes de su cuerpo. Comienza a sentir su cabeza, el cuero cabelludo, los músculos faciales, la mandíbula. Luego va sintiendo los dos ojos al mismo tiempo, las dos partes de su nariz. Luego atiende a la comisura de los labios, a sus dos mejillas, y baja, mentalmente, por ambos lados de su cuello y al mismo tiempo. Se va fijando en sus dos hombros; después, poco a poco, va descendiendo por sus brazos, los antebrazos y las manos, hasta que todas estas partes vayan quedando completamente flojas, bien relajadas.

Vuelva a su cabeza y realice el mismo ejercicio. Pero ahora va a bajar por delante de su cuerpo, por sus dos músculos pectorales. Luego hacia el abdomen, va bajando simétricamente por delante como siguiendo dos líneas imaginarias. Llega al bajo vientre y ahí donde termina el tronco de su cuerpo, ahí debe dejar todo completamente bien relajado.

Ahora retrocede de nuevo. Sube a su cabeza mentalmente, pero esta vez comienza a bajar por la nuca. Ahora va bajando por dos líneas de la nuca, simétricamente. Al mismo tiempo, desciende por dos líneas de su espalda, por su omóplato hacia abajo, cubriendo toda su espalda, llegando a las partes últimas de su cuerpo. Sigue por sus dos piernas, a lo largo de ellas, llegando hasta la punta de los pies.

Relax externo

Al finalizar este ejercicio y cuando lo tenga dominado, deberá experimentar una buena relajación muscular externa.


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Lección 2: Relax físico interno

Recuerde la primera lección y realice todos los desplazamientos que allí se indicaron, repitiendo tantas veces como sea necesario, hasta tener registro de un buen manejo de la técnica en cuestión. Un recurso es el de procurar efectuar el relax cada vez más rápidamente, sin por ello disminuir la profundidad de la relajación.

Relax Interno

Considerando el orden de las importancias es, desde luego, necesario dominar el relax de los músculos faciales, los del cuello y nuca y los del tronco en general. Es secundario dominar el relax de brazos y piernas. Habitualmente se piensa de otro modo y esto hace perder un tiempo considerable a los practicantes. Recuerde: más importante que los miembros son su cabeza, su cuello y nuca, su rostro y desde luego, su tronco en general.

Vamos a tratar ahora el relax interno.

Nuevamente toma usted su cabeza como referencia. Ahora siente sus ojos, siente fuertemente los globos oculares, los músculos que rodean ambos ojos. Ahora está sintiendo sus dos ojos por dentro al mismo tiempo. Va experimentando la sensación interna y simétrica de ambos ojos, yendo hacia el interior de ellos, relajándolos, relajándolos totalmente. Ahora "cae" hacia dentro de su cabeza... se deja deslizar al interior y va relajando completamente. Sigue como cayendo por un tubo hacia los pulmones, va sintiendo simétricamente los pulmones por dentro y los va relajando. Luego sigue bajando internamente por su abdomen, relajando todas sus tensiones; sigue bajando internamente, aflojando por dentro, por su bajo vientre en profundidad, hasta la terminación de su tronco, dejando todo en perfecto relax.

Como puede comprobar, en este segundo tipo de relax no hemos tenido en cuente los brazos y piernas. Se va desde los ojos hacia adentro, y luego como cayendo definitivamente hacia la terminación del tronco.

Practique varias veces este ejercicio, comprobando al finalizarlo que no haya quedado algún músculo externo en tensión.

Estos músculos externos tendrán que haber quedado en perfecto relax y, por supuesto, se debe haber alcanzado un buen relax interno. Esto le permitirá avanzar hacia los próximos ejercicios, algo más complejos.


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Lección 3: Relax mental

Practique nuevamente la lección número dos y preocúpese por no detenerse en un punto más que en otro. Repita, tratando de dar más velocidad a los desplazamientos internos, sin perder profundidad. Si cree dominar los ejercicios, dispóngase a avanzar. En esta lección número tres trabajaremos el relax mental.

Relax Mental

Sienta nuevamente su cabeza. Ahí está el cuero cabelludo, más abajo el cráneo. Comience por "sentir" su cerebro por dentro.

Sienta su cerebro como si estuviera "tenso". Vaya aflojando esa tensión hacia adentro de su cerebro y hacia abajo, como si fuera descendiendo la relajación.

Concéntrese. Vaya bajando la tensión, como si la parte superior de su cerebro se fuera haciendo cada vez más suave, agradable. Siempre bajando, bajando hacia el centro de su cerebro, más abajo del centro, mucho más abajo, cada vez algo más algodonoso, más suave, más tibio. Repita este ejercicio varias veces hasta comprender que progresivamente lo va dominando.


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Lección 4: Experiencia de paz

Repita la lección anterior varias veces hasta poder experimentar la relajación mental rápidamente.

He aquí un modo para verificar su progreso: dé unos pasos por su cuarto de trabajo; abra y cierre algunas puertas; coja y deposite en el mismo lugar algunos pequeños objetos. Regrese luego al punto en que inició las operaciones.

Se supone que partió a efectuar aquellos procedimientos, desde el registro interno de relax mental, estudiado en la lección anterior. Cuando domine el modelo citado, podrá intentar experiencias cotidianas más complejas.

Usted ya domina las tres formas de relax. Conoce el relax físico externo, el físico interno y el mental. Está ahora en condiciones de aplicar estos tipos de relax en la vida cotidiana de un modo veloz y eficaz.Ha trabajado, hasta ahora, básicamente con los músculos y con las sensaciones internas. Pero en esta lección va a emprender un trabajo un poco diferente. Va a aprender a adiestrar las imágenes mentales. Son las imágenes las que movilizan tensiones pero, igualmente, estas imágenes pueden movilizar relajaciones.

Si, por ejemplo, imagina un incendio e imagina que usted está allí, podrá advertir con facilidad que sus músculos se tensan. Inversamente, a medida que va "apagando" ese incendio observará también cómo se va relajando la musculatura externa, y también registrará la relajación de sus sensaciones internas.

En esta lección número cuatro, vamos a comenzar a manejar cierta imagen de gran utilidad para el resto del trabajo: realizaremos la experiencia de paz.

Comience por imaginar una esfera transparente que, bajando desde lo alto, va entrando por su cabeza y termina alojándose en el centro del pecho, a nivel del corazón. Algunas personas al principio no pueden imaginar bien esta esfera. De todas maneras, no es mayor inconveniente ya que sí pueden experimentar una agradable sensación en el pecho, sin el apoyo de la imagen esférica. Sin duda, con el tiempo, podrán visualizar correctamente esa esfera que va bajando y termina colocándose en el centro del pecho. Tomando en cuenta esta imagen, una vez alojada en el lugar correspondiente, se la va expandiendo lentamente, como si creciera cada vez más, hasta los límites de todo el cuerpo. Cuando la sensación, que comenzó en el centro del pecho se ha extendido por todo el cuerpo hasta sus límites, sobreviene una cálida sensación de paz y unidad interna, a la que se la deja operar por sí sola.

Es importante que esta sensación se extienda hasta los límites de todo el cuerpo, es decir, irradiando desde el centro del pecho cada vez más hacia todo el cuerpo, hasta lograr una suerte de luminosidad interna. Cuando ésta coincida con los límites del cuerpo, la relajación será completa.

Experiencia de Paz

A veces la respiración se hace amplia, acompañando a las emociones positivas que se van presentando: emociones de agrado, emociones inspiradoras. Pero no preste mayor atención a la respiración, solamente déjela que acompañe a las emociones positivas.

En otras ocasiones surgen algunos recuerdos y algunas imágenes muy vívidas. Pero usted se interesa más por su registro de paz creciente.

Cuando el registro, que comenzando en el pecho se haya difundido por todo el cuerpo hasta los límites, se habrá dominado lo más importante del ejercicio. Entonces surgirá la experiencia de paz. Usted podrá permanecer en ese interesante estado unos pocos minutos. Luego, haga retroceder lentamente la sensación y la imagen hasta el pecho, cerca del corazón. Desde allí, llévela nuevamente hasta su cabeza, para ir haciendo desaparecer la "esfera" que utilizó desde el principio del ejercicio.

Con esto queda terminada la experiencia de paz.

Recuerde: si no se ha relajado correctamente, según lo explicado en las lecciones anteriores, esta importante experiencia de paz no tiene oportunidad de manifestarse.


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Lección 5: Imágenes libres

Antes de seguir le recomendamos repetir nuevamente la lección anterior.

A continuación vamos a proceder con las imágenes libres. Dispóngase en perfecto relax externo, interno y mental. Deje entonces correr libremente las imágenes que van apareciendo.

Observe aquellas imágenes de las situaciones de su vida diaria. Imágenes de la relación con otras personas, imágenes propias de su trabajo, imágenes de sus amigos, de sus familiares. Advierta cómo algunas de ellas le provocan malestar, le provocan especial tensión muscular. Tenga en cuenta esas imágenes y, posteriormente al ejercicio, tome adecuada nota de ellas, sin intentar trabajar con esas imágenes todavía. Simplemente, déjelas correr en su mente y observe aquellas que le provocan especial tensión.

Tensiones musculares

Repita varias veces este ejercicio de imágenes libres. Repítalo y tome nota reiteradamente hasta comprender cuáles son las imágenes que provocan tensión en usted y en qué partes de su cuerpo las tensiones se expresan con más fuerza.


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Lección 6: Dirección de imágenes

Proceda como en la lección anterior. Luego de un buen relax, vaya dejando correr libremente las imágenes. Observe aquellas que provocan particular tensión muscular. Cuando aparezca claramente alguna de esas imágenes, deténgala, visualícela bien, y descubra en qué puntos de su cuerpo se ha producido tensión muscular. Luego, sin olvidarse de esa imagen, reteniéndola en su mente, relaje los músculos. Relájelos completamente hasta que pueda visualizar nuevamente esas imágenes pero ya sin experimentar ningún tipo de tensión.

Pruebe una, dos, tres veces. Deje correr sus imágenes. Observe aquellas que le provocan especial tensión. detenga esas imágenes que originan tensión y comience a relajar profundamente, hasta que esas mismas imágenes dejen de colocarlo en situación tensa.

Es importante que se adiestre en este ejercicio varias veces. En lo posible aplíquelo en la vida diaria, o en esos pocos minutos de trabajo que realiza antes de ir a dormir cada noche.

En esta lección número seis usted ha aprendido a dirigir sus imágenes.


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Lección 7: Conversión de imágenes tensas cotidianas

Vamos a trabajar ahora la conversión de las imágenes cotidianas. Esta práctica se basa en lo explicado sobre la capacidad que tienen las imágenes de crear tensión muscular y también en su capacidad de ayudar a la relajación.

Si ha trabajado en las lecciones anteriores de un modo correcto con sus imágenes, ha comprendido perfectamente esta verdad. Usted conoce por experiencia qué situaciones de la vida cotidiana le crean especial tensión.

Tome nota antes de comenzar con esta práctica, de cuáles son esas situaciones. Para ello repase todo lo que hace en su vida diaria. Examine las relaciones que sostiene con otras personas: en su trabajo, en su hogar, en la vida social, con el sexo opuesto, etc.

Hay personas que le crean especial malestar; ya sea porque usted está en situación de jefe o en situación de subordinado, en situación de padre, o de hijo, de maestro o de discípulo, etc. En diversas situaciones, se encuentra con distintas personas, algunas de las cuales le provocan esa especial tensión o especial desagrado.

Si recorre mentalmente estas situaciones, podrá tomar nota de las que más le molestan, para luego hacer desaparecer esas molestias.

Cuando tenga esto revisado perfectamente, comience luego de un relax profundo, a recordar esas personas, a imaginar esas situaciones.

Detenga las imágenes. Mantenga las imágenes en que se ve en las situaciones difíciles... y comience poco a poco a relajar los músculos. Pero agregando ahora algo muy importante: añada nuevas imágenes que conviertan la situación en favorable.

Comprenderá que no es difícil imaginar ahora esa persona que le provocaba tensión, imaginarla en una relación diferente con usted, en una relación francamente mejorada. Observe los puntos agradables de esa persona y cambie a una situación más satisfactoria.

Observe situaciones en que las cosas son difíciles, pero descubra que aún en esas situaciones pueden ser apreciados algunos aspectos positivos.

Busque el lado bueno de las cosas. Haga positivas esas imágenes, deles agrado, deles un cierto toque placentero. Si convierte las situaciones o las imágenes de aquellas personas en algo positivo y, al mismo tiempo, relaja en profundidad sus músculos, tendrá grandes avances.

Repita este ejercicio de conversión de imágenes cotidianas varias veces, antes de pasar a la próxima lección.


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Lección 8: Conversión de imágenes tensas biográficas

Esta lección trata acerca de la conversión de imágenes biográficas. Es decir, de aquellas imágenes de personas, objetos y situaciones, que tienen que ver con momentos decisivos de su vida.

Usted debe comenzar por recordar su vida desde la primera infancia hasta estos días.

Dispóngase ahora a esta tarea. Tome los elementos de trabajo necesarios como para ir anotando lo que recuerde y proceda.

Comenzando desde la primera infancia, anote distintas situaciones, destacando aquellas que son especialmente problemáticas. Haga entonces una pequeña biografía, es decir, una pequeña historia personal. A medida que la vaya escribiendo irá recordando situaciones diversas, algunas muy difíciles y desagradables; otras, no tanto. Desde su niñez hasta su adolescencia, hasta su juventud, hasta el momento actual.

Podrá comprobar que esas cosas que han sucedido a lo largo de la vida y no se han comprendido bien, aparentemente pertenecen al pasado. Pero no es así de ninguna manera. Esas imágenes de situaciones difíciles están actuando en este mismo momento, aunque no lo advierta. Y, a veces, cuando algo hace recordar esas situaciones, surgen en usted enormes tensiones.

Como bien entiende, esta lección es especialmente importante por la profundidad que tiene el trabajo que ahora acomete.

Tome nota de su vida, investigue en su memoria, busque las situaciones difíciles y vaya comprendiendo que esas situaciones son una fuente extraordinaria de tensión y molestia.

Una vez realizada su biografía, donde ha tomado debida nota de tales acontecimientos, usted está en condiciones de ponerse a trabajar.

Ahora que ya conoce estas situaciones difíciles de su vida, comience por un relax profundo y vaya evocando aquellas situaciones difíciles para convertirlas en favorables, según se explicó en la lección anterior.

Conviértalas en imágenes favorables, alegres. Positivice aquellas situaciones difíciles de su vida y, al mismo tiempo, vaya relajando completamente sus músculos.

Usted ahora lo sabe y puede hacerlo. Una, dos, tres veces, o más si fuera necesario.

Proceda hasta que aquellas situaciones difíciles pierdan su carga negativa y sean convertidas en imágenes favorables, originando de ese modo, relajaciones profundas y duraderas.


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Lección 9: Técnica unificada de relajación

Esta técnica es la que deberá grabarse correctamente y de un modo profundo, de tal manera que sea la única que se deba aplicar en la vida cotidiana.

Recuerde: esta técnica va a ser su única aliada en las situaciones difíciles de la vida. Por lo tanto, no trabaje con ella hasta no tener la absoluta certeza de dominar todo lo explicado en las lecciones anteriores.

De no ser así no podrá aplicar automáticamente este procedimiento y, entonces, no obtendrá los resultados deseados. Por esto, es recomendable que se detenga y revise nuevamente todo lo hecho hasta aquí, estudiando las dificultades y perfeccionando el trabajo las veces que sea necesario.

Tenga perfecto dominio de las lecciones anteriores y, recién entonces, dispóngase a trabajar para incorporar esta técnica completa de distensión.

¿Recuerda la lección número cuatro en la que se explicó la experiencia de paz? De eso se trata, pero proceda del modo que explicaremos a continuación.

Apriete fuertemente su puño, contraiga muscularmente su puño, evoque la experiencia de paz y suelte súbitamente la tensión de su mano de manera que al soltar la tensión, se manifieste la experiencia de paz.

Comprenda muy bien lo explicado. Usted tensa su puño (siempre el mismo puño, evocando la experiencia de paz), y suelta súbitamente la tensión de su mano. Al aflojarla, la experiencia de paz debe hacerse completa.

Para lograr esto, debe repetir muchas veces este ejercicio, a fin de que la experiencia de paz quede asociada a ese gesto. Usted tensa al evocar la experiencia y afloja, súbitamente, produciendo el registro interno de relajación.

Practique reiteradamente. Una vez que la haya grabado correctamente y pueda repetirla de un modo más rápido, vaya aplicando la técnica a la vida cotidiana. No la aplique inútilmente, sino en verdaderas situaciones difíciles, en aquellas en que es fácil perder la calma.

Observe que toda situación difícil crea tensión. Aproveche entonces esa tensión para apretar su mano, trasladando la tensión de esa situación a su puño. Desde ahí suelte, afloje, y se expresará la completa relajación. De esta manera, logrará automáticamente encauzar la tensión excesiva. De inmediato, relajará completamente.

Recuerde la experiencia de paz, recuerde que en aquellos momentos utilizó como apoyo la imagen de la esfera transparente, y que, basándose en aquella imagen logró hacer relajaciones profundas, al ir expandiéndola desde el centro de su pecho hacia la periferia hasta que tocara luminosamente los límites de su cuerpo.

Si registró correctamente aquella difusión de la imagen hacia los límites de su cuerpo, entonces obtuvo esa experiencia de relajación, de paz profunda.

En esta oportunidad, no es necesario que imagine tal esfera, porque ya ha trabajado suficientemente. Lo que sí necesita obtener es la sensación que se expande desde el centro de su pecho hasta los límites del cuerpo, logrando una profunda relajación, que llega desde el interior, hasta los músculos más externos.

De manera que, si contrae súbitamente los músculos de su mano en el mismo momento en que se produce una tensión y evoca la experiencia de paz en el centro de su pecho, al aflojar los músculos de su mano, aquel se relajará también completamente. Es decir, pasará la relajación desde el centro de su pecho hacia la periferia de su cuerpo, logrando de ese modo un relax completo.

No es difícil comprender este mecanismo pero sí tiene sus dificultades poder aplicarlo eficazmente. Por esto, es necesario repetirlo gran cantidad de veces, en diversas situaciones, hasta que quede incorporado de un modo permanente.


REVISIÓN:

  • 1. Practique rápidamente y en secuencia continua los relax externo, interno y mental. Luego repita perfeccionando únicamente las dificultades encontradas.
  • 2. Practique rápidamente la experiencia de paz y luego perfeccione únicamente las dificultades.
  • 3. Practique la experiencia de paz en situaciones cotidianas (siempre de situaciones más simples a más complejas).
  • 4. Revise su trabajo de imágenes tensas cotidianas perfeccionando las dificultades halladas.
  • 5. Revise su trabajo de imágenes biográficas tensas perfeccionando las dificultades halladas.
  • 6. Practique la técnica unificada de relajación siguiendo el método de las situaciones cotidianas más simples (menos tensas), a las situaciones cotidianas más complejas (más tensas).


Prácticas psicofísicas

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La gimnasia psicofísica lleva al aumento del dominio sobre sí mismo en la vida diaria. Es un sistema de prácticas de autocontrol y desarrollo integral. Tiende a restablecer el equilibrio entre mente y cuerpo. Hablar de salud y fortaleza en el mejor de los sentidos, es hablar de equilibrio. Para lograr esto, nada mejor que ejercitar al cuerpo y a la mente de modo simultáneo. Estos trabajos no tienden a lograr un mayor desarrollo muscular, un aumento de la resistencia o agilidad corporal, como en general si hacen el deporte y la gimnasia. Tampoco son técnicas modeladoras corporales.

Los presentes ejercicios permiten al practicante, mediante un sistema de test, comprender sus puntos de autodominio más débiles. De este modo, si bien habrá de realizar todas las técnicas propuestas, extraerá de ellas las que resulten de más difícil ejecución hasta lograr su dominio. He aquí el punto de mayor importancia.

Recomendaciones.

  • 1. Realice los trabajos acompañado de otras personas.
  • 2. Perfeccione las técnicas que haya seleccionado como de más difícil ejecución y abóquese a ellas individualmente y en momentos oportunos de la vida diaria. Cuando conozca los ejercicios, comprenderá cuáles pueden ser esos momentos.
  • 3. Lleve en un cuaderno de notas todas sus observaciones lección por lección.


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Lección 1: Posiciones corporales y estados mentales

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Serie 1


Estática corporal.


  • A. Póngase de pie, como habitualmente lo hace. Imagine una línea que pasa verticalmente desde la cabeza hasta el suelo. Comprenderá de inmediato si su cabeza está mal colocada, si el pecho está hundido, el abdomen fuera de sitio, o el bajo vientre escondido (y por tanto, los glúteos fuera de línea). No trate de corregir las malas posiciones. Simplemente, tenga noción de ellas y memorice bien sus detalles. Posteriormente, dibuje en el cuaderno, y tal cual la imagina, su silueta vista de perfil. Marque los puntos incorrectamente emplazados y comprenda qué debe corregir. Ahora hágalo: de pie corrija todos los defectos. Verá que esto no es fácil ya que durante años ha formado malos hábitos en sus posiciones.

Cuando crea haber adoptado la posición correcta, colóquese de pie tratando de pegar sus talones y espalda contra una pared. Observe y siga corrigiendo.

  • B. Siéntese en una silla como lo hace habitualmente. Recurra a la línea imaginaria y tenga noción de los errores de posición. Ahora corrija. Por último, pegue los glúteos y la espalda en el respaldo de su silla. Repita varias veces.
  • C. Recuéstese. Afloje los músculos. Observe qué partes del cuerpo quedan en mala posición o crean fuertes tensiones. Ponga atención en la posición de su cabeza y espalda. Corrija. Repita varias veces.


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Serie 2


Dinámica corporal.


  • A. Camine como lo hace habitualmente. Observe los errores de posición. Camine luego, tratando de mantener la postura correcta que fijó en el ejercicio anterior.
  • B. Camine, siéntese y levántese nuevamente, para retomar el andar. Haga todo eso como acostumbra. Efectúe las mismas operaciones pero en base a las correcciones del caso.
  • C. Manteniendo la postura adecuada, abra y cierre una puerta. Observe si se "sale" de las posturas correctas. Repita varias veces.
  • D. Camine. Inclínese para tomar un objeto del suelo. Camine. Vuelva a inclinarse para dejar el objeto. Observe si se "sale" de las posturas correctas. Repita varias veces.
  • E. Camine y luego salude a los partícipes. Converse brevemente con ellos. Camine nuevamente. Observe en qué momentos se "sale" de las posturas correctas. Repita varias veces.

Recomience la lección y efectúe de nuevo lo propuesto en las series 1 y 2. Tome nota de sus observaciones. Llegue a un acuerdo con los otros partícipes, en el sentido de corregirse mutuamente en las futuras lecciones, cuando se observe en cualquiera malas posturas.

Importante: Propóngase aplicar sus resoluciones en la vida diaria hasta la próxima reunión.


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Lección 2: Trabajo de los centros. Tipos humanos. Centro vegetativo

Cuando una persona sufre cambios emotivos, muchas cosas se alteran en su interior, entre otras, su respiración. Cuando alguien se emociona, el corazón se agita y la respiración se hace alta, la voz se entrecorta y también muestra cambios de tono. Ciertos estados internos, así como están ligados a posturas corporales, también lo están a formas respiratorias definidas. Algunos individuos que conocen estas relaciones, logran modificar sus estados de ánimo negativos, asumiendo posturas adecuadas o cambiando la forma respiratoria. No debe creerse que esas modificaciones se logran instantáneamente. Todo sucede con un "retardo" de algunos minutos... Expliquemos esto.

Si por alguna circunstancia, mi estado emotivo es malo, esto llevará a que mis ideas se confundan, mis posturas se hagan incorrectas y mi respiración sea deficiente. Puedo colocarme y echar a andar, según posturas corregidas que ya conozca. No obstante, el mal estado mantendrá su inercia por un tiempo. Ahora bien, si mantengo la actitud corporal adecuada, podré comprobar que a los pocos minutos, mi estado de ánimo empieza a variar favorablemente. Otro tanto sucederá si controlo mi forma respiratoria. Previamente, sin embargo, tendré que observar mi forma habitual y aprender a modificarla.

Se comprenderá más adelante que, colocándose en las correctas posturas y manejando un buen sistema respiratorio, las actividades intelectuales, emotivas y motrices, comienzan a desplegarse equilibradamente. Este es, sin duda, un gran recurso, pero que requiere de algunas explicaciones. En general, decimos que las actividades humanas están reguladas por centros nerviosos y glandulares. Así, distinguimos:

  • A. Centro intelectual: regula la elaboración de respuestas pensadas, la relación entre estímulos distintos, la relación de datos y el aprendizaje.
  • B. Centro emotivo: regula los sentimientos y emociones como respuestas a fenómenos internos y externos.
  • C. Centro motriz: regula la movilidad del individuo y las operaciones corporales.
  • D. Centro vegetativo: regula la actividad interna del cuerpo.

Los centros trabajan con velocidad diferente, siendo el más lento el intelectual y el más veloz el vegetativo. En general, un cambio vegetativo modifica el funcionamiento de los otros centros que responderán a ese cambio con un poco más de lentitud. También actuando sobre el centro motriz, puede modificarse las actividades emotiva e intelectual.

Cuando hablamos de corrección de posturas corporales nos apoyamos en ese hecho. Cuando, en cambio, hablamos de formas respiratorias adecuadas, nos apoyamos en el centro vegetativo, para que éste modifique la actividad de los otros centros. Cada persona tiende a trabajar más con un centro que con los otros: por ello se puede hablar de tipos humanos intelectuales, emotivos, motrices y vegetativos (o instintivos).

Con los presentes trabajos, queremos lograr que todos los centros hagan su ejercicio. Partiendo del centro vegetativo , lección por lección, iremos poniendo en marcha a todos los otros. Cada estudiante podrá entonces, comprender cuáles son los menos controlados por él y por tanto, sobre ellos habrá de trabajar con mayor empeño.


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Serie 3


Centro vegetativo. Respiración completa.


Siéntese correctamente en una silla. Cierre los párpados y afloje los músculos lo mejor que pueda. Expulse todo el aire sin forzamientos. Luego saque, expanda la barriga y, en esa postura, comience a aspirar el aire, procurando que la sensación sea la de "llenar la barriga". Conserve el aire unos instantes y expúlselo. A esta parte del ejercicio, se la llama "respiración baja".

Una vez dominadas las operaciones anteriores, pase desde la aspiración baja a entrar el vientre, con lo que obtendrá la sensación de que el aire sube al pecho (esto se refuerza dilatando la caja torácica, al empujar los hombros hacia atrás). Conserve el aire unos instantes y expúlselo. A esta parte del ejercicio se la llama "respiración media".

Finalmente, desde la barriga hasta el pecho y desde allí hacia la parte alta del mismo, y hacia la garganta (esto se refuerza bajando los hombros y estirando levemente el cuello). A esta parte del ejercicio, se la llama "respiración alta". Haga ahora el ciclo completo de la respiración baja, media y alta con la misma aspiración, lanzando el aire viciado al final del ejercicio.


Sintetizando: Sentado correctamente cierre los párpados y afloje los músculos, luego siga esta secuencia: expulsión del aire; dilatación de la barriga; entrada baja del aire; subida hacia el centro del pecho; subida a la parte alta; expulsión. Al principio, el ejercicio es discontinuo, pero con la repetición se va logrando un ciclo armónico y continuado de entrada y salida de aire en los tres niveles de los pulmones, que han trabajado íntegramente al concluir la práctica. Cuide que la respiración completa sea cada vez más suave, hasta que elimine todo esfuerzo en su ejecución.

Importante: Practique varias veces la respiración completa. Tome nota de sus dificultades y propóngase trabajar el ejercicio en dos o tres momentos del día, hasta la próxima lección. De acuerdo a los resultados obtenidos, verá si utiliza esta forma respiratoria como ejercicio diario en el futuro, o si lo hace cuando desee equilibrar su estado corporal y mental.


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Lección 3: Centros. Partes y subpartes. Centro motriz

Veamos cómo funcionan los distintos aspectos, las distintas "partes" de su centro motriz. Pero antes, demos un esquema general de los centros para que tenga una comprensión más clara de nuestro sistema de prácticas.


  Parte Intelectual Parte Emotiva Parte Motriz
Centro Intelectual Abstracciones Hábitos intelectuales (Intereses, curiosidad) Imágenes
Centro Emotivo Intuiciones Hábitos Emotivos Pasiones
Centro Motriz Cuidado Motriz Hábitos del Movimiento Reflejos Adquiridos
Centro Vegetativo Tendencias Orgánicas Hábitos Vegetativos Reflejos No-Adquiridos


Ya hemos tocado globalmente al centro motriz, al corregir la estática y dinámica corporales (series 1 y 2). También, en general, hemos trabajado el "tono" vegetativo, mediante la respiración completa. Con respecto a este centro, no realizaremos ninguna otra práctica ya que el sistema general de este, es involuntario. Comprendemos el metabolismo, la recomposición orgánica, el rechazo por ciertas sustancias, el crecimiento, etc., como funcionamientos no voluntarios del centro vegetativo.

Para completar el esquema de los centros, digamos que así como cada uno admite "partes", cada una de ellas comprende a "sub-partes". Daremos un solo ejemplo. Para ello tomaremos al centro intelectual.


CENTRO INTELECTUAL
  Parte Intelectual Parte Emotiva Parte Motriz
Selectores Selección de datos abstractos Selección de intereses intelectuales Selección de imágenes
Adhesores Mantenimiento en el razonar Mantenimiento de los intereses intelectuales Mantenimiento de imágenes
Elevadores de energía Energía en el pensar Energía en los intereses intelectuales Brillo de las imágenes


Si, por ejemplo, imaginamos una casa y la imagen de la casa es débil (no tiene "brillo"), es porque falta ejercicio en el elevador de la motricidad del intelecto.Ahora bien, si el "brillo" es bueno, pero la imagen de la casa aparece y desaparece, decimos que falla el mantenimiento, la conservación de la imagen que, se supone, debe quedar fija. En tal caso, el adhesor de la motricidad del intelecto, es el que requiere trabajo.

Por último, si al querer evocar la imagen de la casa aparece otra imagen, o bien la casa se confunde con otro objeto, decimos que falta trabajo en el selector de la motricidad del intelecto. La corrección de esas fallas (que en realidad se producen por falta de ejercicio), se efectúa repitiendo a intervalos regulares el mismo ejercicio que sirvió de test, pero ahora con el objeto de hacer trabajar de un modo sostenido esa parte o sub-parte, hasta que adquiera nuevos hábitos. Este esquema de las sub-partes puede ser aplicado a todos los centros (con la adecuación de cada caso), pero los ejercicios presentes trabajan simplemente a nivel de partes.


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Serie 4


Parte motriz del centro motriz.


  • A. Hágase lanzar desde corta distancia y con poca fuerza, una pelota muelle. Esquive. Pida que se repita la operación, aumentando la velocidad. Observe su velocidad y precisión en el esquive. Tome nota del manejo de sus reflejos.
  • B. Siéntese en el piso. Pida a otro partícipe, colocado atrás suyo, que en cualquier momento dé una fuerte palmada. Responda al ruido súbito, poniéndose en pie lo más rápidamente que pueda. Repita. Tome nota de su velocidad de respuesta.
  • C. Colóquese en posición de iniciar una carrera (agachado: una pierna flexionada, la otra más atrás y estirada, las manos en el suelo). Responda a la palmada de su colaborador lo más velozmente posible, realizando el “arranque” solamente, ya que no se trata de salir corriendo. Repita. Tome nota de su velocidad de respuesta.
  • D. De pie, cierre los ojos. Avance el pie izquierdo con respecto al derecho, de tal manera que el talón del primero toque la punta del segundo. Repita la misma operación con el otro pie, de manera que vaya avanzando. Trate de no equilibrar el cuerpo extendiendo los brazos. Cuando logre estabilidad, realice el ejercicio más velozmente y así de modo progresivo. Mínimamente, debería poder desplazarse unos dos metros sin abrir los ojos. Tome nota de sus fallas de equilibrio.


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Serie 5


Parte emotiva del centro motriz.


Como se ha visto anteriormente, a lo largo de su vida, cualquier persona ha ido formando malos hábitos en la estática y en la dinámica corporales. No obstante, a fuerza de repetir ejercicios de corrección y de mantener las nuevas posiciones aprendidas, los hábitos viciados pueden superarse satisfactoriamente.

Veremos ahora, cómo los hábitos de las posiciones y movimientos, pueden ser trabajados a fin de lograr una mayor soltura, dominio y gracia en los movimientos. Estas prácticas son llamadas de “contradicción motriz”.

  • A. Siéntese como habitualmente lo hace. Ahora asuma posturas de tal modo que ninguna de ellas coincida con las habituales. Modifique varias veces tales posturas hasta que ninguna de ellas se repita. Un recurso interesante es el de imitar a otras personas. Tome nota de sus dificultades y perfeccione el ejercicio.
  • B. De pie. Camine como habitualmente lo hace. Ahora camine de un modo totalmente desacostumbrado. Utilice el recurso de imitar por ejemplo, a un anciano, un marinero, etc. Estudie las dificultades de sustraerse a sus hábitos de movimiento. Tome nota y perfeccione repitiendo.
  • C. Tome asiento frente a una mesa con los puños cerrados e índices extendidos (estos se apoyan en la mesa).
  1. El índice izquierdo sube y baja, verticalmente, golpeando la mesa.
  2. El índice derecho se desplaza sobre la mesa de izquierda a derecha y a la inversa.
  3. Ambos movimientos se desincronizan. Posteriormente, se aceleran y complican con dobles y triples golpeteos, etcétera.
  • D. Sentado con las manos sobre las rodillas. Mano izquierda va a la nariz. Simultáneamente, mano derecha a oreja izquierda. Ambas manos vuelven sobre las rodillas. Mano derecha a la nariz, simultáneamente mano izquierda a la oreja derecha, etc. Repita acelerando los movimientos cada vez.
  • E. De pie. Mano derecha apoyada en el vientre. Mano izquierda sobre la cabeza. Mientras desplaza la mano derecha en el sentido de las agujas del reloj, la mano izquierda sube y baja sobre la cabeza en perfecto sentido vertical. Invierta luego el giro de la mano derecha y continúe como en el momento anterior. Cambie posteriormente el emplazamiento de ambas manos y proceda. Por último, realice el mismo ejercicio, mientras mueve la cabeza de izquierda a derecha y a la inversa.
  • F. Parado sobre un pie. La pierna que queda sin apoyo, describe movimientos circulares, mientras ambos brazos se alzan lateralmente a nivel horizontal de los hombros y luego caen. Posteriormente, se alzan a la misma altura, pero hacia adelante. Se alterna la pierna, etcétera.
  • G. Efectuando el ejercicio anterior, agregue movimientos circulares de cabeza tratando de mantener el equilibrio. Cuando domine esto, repita, pero cerrando los párpados.

Tome nota de las dificultades encontradas en cada ejercicio de esta serie. Repita corrigiendo.


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Serie 6


Parte Intelectual del centro motriz.


Esta es una serie que requiere inicialmente mucha atención, mucho “cuidado” en los movimientos. Tiene la interesante cualidad de perfeccionar la armonía y ritmo corporal en los desplazamientos.

  • A. De pie y con un libro sobre la cabeza, camine lentamente manteniendo siempre las posturas correctas trabajadas anteriormente.
  • B. Camine, siéntese, siempre con el libro sobre la cabeza. Párese, dé gracilidad y velocidad a los movimientos.
  • C. De pie, gire sobre sí mismo. Camine hacia adelante y hacia atrás. Desplácese lateralmente unos pasos a derecha y luego hacia izquierda. Imprima velocidad creciente a sus movimientos. Repita la serie varias veces. Tome nota.

Importante: En esta lección, hay tres series con varios ejercicios cada una. Sintetice en su cuaderno las observaciones que correspondan a cada serie y a los ejercicios que le resultaron más difíciles. Tome resoluciones de practicar esos últimos, hasta la próxima lección.


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Lección 4: Características del trabajo de los centros. Centro emotivo

A lo largo de las lecciones hemos visto algunas características generales de los centros; veamos ahora algunas otras y cuestiones que hacen a la relación de trabajo entre centros. La velocidad de los centros es decreciente en sentido ascendente. La velocidad también disminuye en relación inversa a la atención. Entendemos por “sentido ascendente” a la secuencia que va desde el vegetativo (más veloz) hasta el intelectual. Esto vale también para las partes de todos los centros que van desde la motriz (más veloz) hasta la intelectual.

En este esquema, la parte más lenta (y también la parte que requiere más atención) es la intelectual del centro intelectual y, la más veloz , la motriz del centro vegetativo.

De acuerdo a lo dicho, cuando se pone atención intelectual a una emoción, esta debe enlentecerse y cuando se hace lo mismo con un movimiento corporal, debe suceder otro tanto. En la práctica no es tan simple, ya que como veremos más adelante, son los centros “inferiores” los que suelen gobernar a los “superiores” y no a la inversa. En ese sentido, más fácil es modificar emociones por cambios motrices (centro inferior con respecto al emotivo), que hacerlo desde el intelecto. También sucede que las emociones negativas, bloquean al centro intelectual en su trabajo y lo dinamizan cuando aquéllas son positivas.

Veamos ejemplos sobre el punto de las velocidades de los centros. Una persona cruza la calle descuidadamente. En eses momento, un automóvil que se desplaza velozmente, frena a pocos centímetros de ella. Inmediatamente, esta salta hacia un lado mientras registra contracciones musculares más intensas en el lado expuesto al peligro. También registra una tensión en el plexo solar.

Después de esto, experimenta que su corazón se agita y su respiración se altera. Un “frío” recorre su columna vertebral y sus piernas tiemblan (restos de alteración motriz y emotiva por la anterior descarga de adrenalina en sangre).

Recién al final de esa cadena de reacciones, que comienza con el salto hacia el costado (respuesta motriz), sigue con la sensación de miedo (respuesta emotiva), y considera lo que podría haber sucedido, en imágenes confusas, apretadas y veloces (respuesta intelectual en su parte motriz).

Se cierra todo el proceso cuando considera qué es lo que debe hacer dada la situación (intelectual desplazándose de la parte motriz a la emotiva e intelectual de dicho centro). Y, con ello, comienza una nueva cadena de reacciones, o bien, se produce una parálisis total del sujeto como si los centros hubieran quedado bloqueados, sin carga.

Si en el momento previo al incidente, el centro sexual (caso particular del vegetativo, como su colector y distribuidor de energía por todos los otros centros), hubiera estado en movilización, ahora habría quedado sin energía (consumo de su carga por sobreactividad de los otros). Los centros tienen ciclos de carga y descarga que son desiguales, pero que configuran el particular biorritmo de cada persona. Esto se observa diariamente, cuando se reconoce que hay horas más adecuadas que otras para el ejercicio de diferentes actividades. También en plazos más largos puede verse cierta repetición de actividad mayor y menor en todos los otros centros. En ese sentido, se pueden seguir ritmos diarios, mensuales y hasta anuales.

Un centro (y también una parte y una sub-parte) puede trabajar en negativo (succionando energía a otro) o en positivo (dando energía a otro), hasta que finalmente se descarga.

Ningún centro trabaja aislado, sino en estructura con los otros. En tal sentido, al incorrecto trabajo de un centro, corresponderá un mal funcionamiento en los otros, de distinta manera según que el centro considerado trabaje en sobrecarga (desbordando a los más próximos), o en descarga excesiva (succionándolos), o bloqueando el pasaje de energía de los otros.

Los centros superiores solo pueden actuar sobre los inferiores, por sus partes motrices. Por ejemplo, las ideas abstractas no pueden movilizar al centro emotivo o al motriz. En cambio, las imágenes pueden activar emociones, movimientos corporales y a veces producir modificaciones vegetativas.

Pasemos ahora a trabajar con el centro emotivo.


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Serie 7


Parte motriz del centro emotivo


Trataremos de comprender cómo se liberan pequeñas pasiones por algunos estímulos y luego recurriremos a algunos medios para dominar tales expresiones.

  • A. Colóquese frente a frente con otro participante. Suavemente él empujará su cara hacia atrás, apoyándole una mano en medio de su rostro. Observe que esa pequeña molestia puede convertirse en indignación si se repite más violentamente el ejercicio. Cuando haya logrado un cierto nivel de desagrado recomience el ejercicio, pero ahora tratando de “desconectar” emotivamente al provocador que tiene adelante.

Explicaremos el ejercicio de desconexión, que luego aplicará durante toda esta serie. Mire al otro un poco desde arriba, tratando de tensar los músculos que mueven a las orejas desde atrás, hasta lograr que el otro tome características de “objeto”. Pruebe ahora nuevamente. Repita el ejercicio A, conectando y experimentando la emoción desagradable conocida. Repita, pero desconecte. Compare ambos estados. Puede acentuarse el efecto de la desconexión, asumiendo una postura corporal correcta y realizando algunas respiraciones completas rápidas. Repita varias veces el ejercicio hasta experimentar algún dominio, ya que puede serle de suma utilidad en la vida cotidiana, frente a situaciones particularmente molestas.

  • B. Pida a los otros partícipes, que lo critiquen públicamente (no importa que las apreciaciones sean injustas, ya que se trata de trabajar esas molestias emotivas que movilizan pasiones, a veces descontroladas). Experimentada alguna molestia, desconecte. Repita el ejercicio varias veces.
  • C. Súbase a una silla y cante a los presentes un aire de moda o bien recite, o bien póngase en una situación en la que experimente sensación de temor o de ridículo frente a su público. Esfuércese por desconectar. Repita varias veces.
  • D. Estreche la mano de algún partícipe y pídale a aquel que trate de hacerlo reír. Desconecte. Repita varias veces.

Se supone que los ejercicios de la presente serie se practican en un medio de relación que excluye todo exceso o grosería. La idea es clara, no se trata de excitar fuertes pasiones sino más bien de trabajar con las molestias emotivas que están a la base de aquellas, manejando gradualmente el interesante sistema de la desconexión. Trabaje la desconexión en la vida diaria hasta la próxima lección, tomando nota en el cuaderno sobre las dificultades encontradas.


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Serie 8


Parte emotiva del centro emotivo


Trabajaremos ahora tratando de modificar los hábitos emotivos, mediante prácticas de “contradicción emotiva”.

  • A. Ya conocemos la relación entre estado de ánimo y postura corporal. Trabaje, entonces, asumiendo una postura de tristeza total y diga las cosas lo más alegres que conciba. Mantenga esas actitudes y procure sentir alegría. Ahora proceda a la inversa. Repita e introduzca variantes. Tome nota.
  • B. Siéntese. Coloque ante su vista un objeto que le sea indiferente. Imagínelo relacionado con algo trágico hasta que experimente algunos sentimientos negativos. Luego, velozmente, imagine al objeto relacionado con algo cómico. Observe si es capaz de producir sucesivamente ambos estados de ánimo. De no ser posible, ayúdese asumiendo las posturas corporales que están relacionadas con ellos. Recuerde que existe una inercia de algunos minutos, hasta que la actitud moviliza la emoción correspondiente. Repita varias veces, hasta que pueda cambiar con fluidez de la óptica trágica a la cómica, con respecto al mismo objeto. Tome nota.
  • C. Recuerde alguna situación de su vida caracterizada por un fuerte sentimiento negativo. Haga el esfuerzo de seguirla recordando, pero aplicándole la óptica cómica. Refuerce el trabajo con una correcta posición y una respiración completa. Repita varias veces. En todos los casos, debe procurar experimentar las mismas emociones negativas que esas escenas han evocado en otros momentos. Recién cuando logre ese estado, debe cambiar la óptica y trabajarlo hasta que las emociones negativas pierdan carga. Recuerde: en el momento del cambio de óptica, asuma una posición correcta y respire bien. Repita varias veces, hasta comprobar que puede llegar a controlar esos estados. Tome nota.

Trabaje a solas algunos sentimientos negativos que le sean molestos por estar relacionados con personas, lugares, situaciones, etc. Propóngase realizar ese ejercicio aunque fuera una vez por día hasta la próxima lección.


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Serie 9


Parte intelectual del centro emotivo


Estos ejercicios movilizan la parte “intuitiva” del centro emotivo, cosa que no es, por supuesto, tan sencilla. De todas maneras y alternándose con los otros partícipes, realice:

  • A. Trate de comprender alguna parte de la vida (de la que no debe tener ningún dato previo) de algún partícipe. Descríbasela al interesado y pídale luego el grado de proximidad de su relato con la situación real. Repita la experiencia con otros momentos de la vida, o bien con referencia a situaciones que la otra persona le sugiera. Repita el ejercicio con otras personas. Si todos los presentes hacen este ejercicio, podrá comprobarse distinta capacidad intuitiva en cada uno. Se tendrá entonces, por comparación, una idea de la propia aptitud en ese campo. Tome nota luego de ejercitarse y compararse con otros.
  • B. Trate de captar qué cosas representan los otros partícipes, sin que ellos le digan de qué se trata en cada ocasión. Podrán representar animales, objetos, personajes, o bien situaciones, pero sin palabra alguna. Cada vez que alguien haga de “actor”, el resto tratará de acertar. Verá en este ejercicio, nuevamente, qué capacidad intuitiva desigual (o qué ejercicio intuitivo desigual) hay entre las distintas personas. Esto también le servirá para compararse y tener idea de su medida aproximada. Repita los ejercicios y tome nota.

Importante: En esta lección hay tres series de ejercicios. Interesa especialmente, ir ganando dominio de la técnica de desconexión. De todas maneras, sintetice los resultados de las tres series y estudie cuales son sus mayores dificultades. Propóngase trabajar la desconexión y la óptica con respecto a emociones negativas, por lo menos hasta la próxima lección.


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Lección 5: Centro intelectual

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Lección 6: Perfeccionamiento atencional

Prácticas de autoconocimiento

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... ...


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Lección 1: Análisis de situación. Tensiones y climas

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Lección 2: Autobiografía

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Lección 3: Roles

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Lección 4: Círculos de prestigio

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Lección 5: Imagen de sí

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Lección 6: Ensueños y núcleo de ensueño

Segunda Parte: Operativa

Prácticas de catarsis

Lección 1: Sondeo catártico

Lección 2: Sondeo catártico (profundización)

Lección 3: Catarsis. Esquema de la conciencia. Catarsis profunda

Prácticas de transferencia

Lección 1: Introducción a la transferencia (I)

Lección 2: Introducción a la transferencia (II)

Lección 3: Introducción a la transferencia (III)

Lección 4: Introducción a la transferencia (IV)

Prácticas de autotransferencia

Lección 1: Diferencias entre transferencia y autotransferencia

Lección 2: Diferentes tipos de desarrollo autotransferencial

Lección 3: Las direcciones autotransferenciales

Lección 4: Elaboración post-transferencial

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