Jesuitismo

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Doctrina, sistema y principios religiosos, políticos y sociales de los jesuitas o atribuidos a ellos; práctica del disimulo como sistema de vida.

La compañía de Jesús, orden religiosa fundada por Ignacio de Loyola en 1534 como instrumento de la Contrarreforma, fue suprimida por Clemente XIV en 1773 (manteniéndose por el visto bueno de los emperadores de Rusia y China en sus posesiones). Pío VII la restableció en 1814 y fue estimulada por la Santa Alianza.

Los jesuitas desempeñaban un papel muy importante en la educación pública y en la actividad política secreta; confundían muchas veces la obra misionera de la Iglesia con la realización de las misiones secretas de la diplomacia y la policía secreta de las potencias católicas. En el siglo XIX y XX trataron de presentarse ante la opinión publica de los países católicos como los adalides de la lucha contra el modernismo dentro del catolicismo y contra la masonería por fuera. Para cumplir las misiones secretas utilizaban traje civil y fingían ser partidarios de sus enemigos para penetrar en sus filas. Esta "flexibilidad" moral y propensión al carrerismo político, daban pie para acusar a los jesuitas de hipocresía y doblez. El personaje literario de la comedia de Moliere, Tartufo, es el tipo de la perversidad y la corrupción disimuladas hipócritamente y consideradas como personificación del j.

Comúnmente, se atribuye a los jesuitas la tesis, muy dudosa desde el punto de vista moral, de que el noble fin puede justificar el empleo de medios bajos e indignos. Sin embargo, esta imagen de la Compañía de Jesús es unilateral y, por ende, injusta y se debe en gran parte a la propaganda tendenciosa de sus adversarios, que se aprovechan de ciertos procedimientos, costumbres y tradiciones de la Orden que contradicen a las normas habitualmente admitidas en la comunicacion social, en la conciencia común.

Los nombres del conocido humanista cristiano brasileño Antonio de Viera y el filósofo y científico Teilhard de Chardin, sometidos a las represiones por la jerarquía eclesiástica atestiguan, inversamente a la idea generalizada, la alta calidad moral de algunos miembros de esa orden.