Obras Completas Volumen I
Volumén I de las Obras Completas de Silo publicado por primera vez en 1998
Explicación
Desde la introducción:
La obra de Silo es muy variada y va mucho mas allá de lo literario, cubriendo campos tan diversos como lo social, lo cultural, lo político y lo filosófico, siempre orientado por el propósito de lo que él sintetiza como "Humanizar la tierra". Sus escritos y enseñanzas son, en estos tiempos de cambio, una referencia en cada uno de esos campos, pero él es también para muchos, un guía espiritual que abrió un camino hacia la experiencia interna profunda.
Los escritos de Silo han llegado fragmentadamente a muchos lectores que no han podido hacer un seguimiento ordenado y completo de esos materiales como hubiera sido su deseo. La edición de estas Obras Completas pretende solucionar los problemas anotados siguiendo la sucesión en que los diversos libros fueron apareciendo. Las obras de Silo incluidas en este Volumen I son: "Humanizar la Tierra"; "Experiencias guiadas"; "Contribuciones al pensamiento"; "Mitos raíces universales"; "Cartas a mis amigos"; "El día del León Alado y "Habla Silo". Las conferencias y prólogos que acompañaron a muchos de estos libros en sus primeras ediciones han sido eliminados de la presente recopilación aunque en "Habla Silo" se tiene acceso a algunos de esos materiales.
Pasamos a hacer unos breves comentarios que sirvan al lector para ubicar con facilidad la temática de las producciones mencionadas. 1. Humanizar la Tierra, es un conjunto de tres escritos que tienen en común el estilo de la prosa poética, el giro apelativo y la fragmentación paragráfica. El primero de ellos, La mirada interna, quedó concluida en 1972 y fue corregida en 1988. El segundo, El paisaje interno, se terminó en 1981 sufriendo posteriores modificaciones en 1988. Finalmente, El paisaje humano, se redactó en 1988. Entre la primera publicación de La mirada interna y su corrección pasaron dieciséis años. En ese lapso el libro circuló en numerosas lenguas de Oriente y Occidente motivando el contacto personal y epistolar del autor con lectores de distintas latitudes. Ese hecho seguramente contribuyó a decidir la modificación de varios capítulos del escrito porque se advirtió que los diferentes sustratos culturales a los que arribaba la obra producían innumerables diferencias en la interpretación de los textos. Incluso, hubo palabras que presentaron serias dificultades a la hora de la traducción y que más bien equivocaron el sentido primigenio con el que se las utilizara. Lo dicho más arriba también vale para El paisaje interno aunque en este caso mediaron siete años entre la producción original y la elaboración del texto modificado. Formó parte del plan del autor realizar la actualización de los dos primeros libros a fin de ensamblarlos con el tercero. Obsérvese que en el mismo año se efectuaron las correcciones de los dos primeros libros y la redacción final del tercero. Y es que El paisaje humano, si bien mantiene los rasgos fundamentales del estilo de las dos producciones anteriores, a diferencia de ellas destaca particularidades del mundo cultural y social forzando un giro en el tratamiento de los temas que, inevitablemente, arrastra a todos los componentes de ese cuerpo literario. En cuanto al contenido podemos decir que La mirada interna trata sobre el sentido de la vida. El tópico principal sobre el que discurre es el estado psicológico de contradicción. Allí se aclara que el registro que se tiene de la contradicción es el sufrimiento y que la superación del sufrimiento mental es posible en la medida en que se oriente la propia vida, hacia acciones no contradictorias en general y, en particular, hacia acciones no contradictorias en relación con otras personas. El paisaje interno estudia el sinsentido de la vida con referencia a la lucha contra el nihilismo en el interior de cada ser humano y en la vida social, exhortando a que esta vida se convierta en actividad y militancia al servicio de la humanización del mundo. El paisaje humano trata de fundamentar la acción en el mundo reorientando significados e interpretaciones sobre valores e instituciones que parecían indiscutibles y que se daban por definitivamente aceptados. Los tres escritos que forman parte de Humanizar la Tierra son tres momentos puestos en secuencia que van desde la interioridad más profunda, desde el mundo de los sueños y los símbolos, hacia los paisajes externo y humano. Se trata de un recorrido, de un deslizamiento del punto de vista, que comenzando en lo más íntimo y personal concluye en apertura hacia el mundo interpersonal, social e histórico.
2. Experiencias guiadas, fue escrito en 1980 y corregido en 1988. Este libro está dividido en dos partes. La primera, titulada Narraciones, es un conjunto de trece cuentos y constituye el cuerpo más denso y complejo. La segunda, bajo el título de Juegos de Imágenes, consta de nueve descripciones más sencillas que las de la primera parte. A este material se lo puede considerar desde diferentes puntos de vista. El más superficial nos muestra una serie de relatos breves con final feliz. Otro enfoque revela a esta obra como una serie de prácticas psicológicas apoyadas en formas literarias. Todo el libro está escrito en primera persona pero se debe destacar que esa “primera persona” no es la que habitualmente apreciamos en otro tipo de escritos porque aquí no se trata de la primera persona del autor sino del lector. Siempre hay una especial ambientación que sirve en cada cuento como enmarque para que el lector llene la escena con su propia personalidad y sus propias ocurrencias. Colaborando con estos ejercicios aparece en los textos un asteriscado (*), que marca pausas y ayuda a introducir mentalmente las imágenes que convierten a un lector pasivo en actor y coautor de cada descripción. Esa originalidad permite, a su vez, que una persona lea en voz alta (marcando las interrupciones mencionadas) y que otras, escuchando, imaginen su propio “nudo” literario. Tal cosa que en estos escritos es la tónica, en otros más convencionales destruiría toda secuencia argumental. Debe anotarse que en toda pieza literaria el lector o el espectador (si se trata de representaciones teatrales, fílmicas o televisivas), puede identificarse más o menos plenamente con los personajes pero reconociendo en el momento o, posteriormente, diferencias entre el actor que aparece incluido en la obra y el observador que está “afuera” de la producción y no es otro que él mismo. En este libro ocurre lo contrario: el personaje es el observador, agente y paciente de acciones y emociones.
3. Contribuciones al pensamiento, consta de dos ensayos. El primero de ellos, Psicología de la imagen, fue escrito en 1988 y el segundo, Discusiones historiológicas, se concluyó en 1989. Aunque referidas a campos distintos estas dos producciones guardan entre sí muy estrecha relación y, en algún sentido, se esclarecen mutuamente. Es por ello que su publicación, bajo el título abarcante de Contribuciones al pensamiento, parece del todo adecuada. Los enfoques de Psicología de la imagen y de Discusiones historiológicas son característicos de la reflexión filosófica y no nacen de la entraña misma de la Psicología ni de la Historiografía. Sin embargo, ambos trabajos se dirigen a las mentadas disciplinas de modo fundamentante. En Psicología de la imagen se expone una novedosa teoría sobre lo que el autor llama “espacio de representación”, “espacio” que surge al evidenciarse los objetos de representación (no simplemente de percepción) y sin el cual no puede entenderse cómo es que la conciencia puede dirigirse a y distinguir entre los llamados “mundo externo” y “mundo interno”. Por otra parte, si la percepción da al perceptor cuenta de los fenómenos ¿en qué lugar éste se ubica respecto a aquéllos?, porque si se dijera que se ubica a sí mismo en la espacialidad externa, acorde con la externidad del fenómeno percibido, ¿cómo es que puede mover el cuerpo “desde adentro” guiándolo en esa externidad? Mediante la percepción puede explicarse el advenimiento del dato a la conciencia pero no se puede, por aquélla, justificar el movimiento que la conciencia imprime al cuerpo. ¿Puede el cuerpo actuar en el mundo externo si no existe una representación de ambos términos? Obviamente no. Esa representación, por tanto, ha de darse en algún “lugar” de la conciencia. Pero, ¿en qué sentido se puede hablar de “lugar”, o “color”, o “extensión” en la conciencia? Estas son algunas de las dificultades que se abordan exitosamente en el presente ensayo cuyo objetivo ha sido sostener las siguientes tesis: a) La imagen es un modo activo de estar la conciencia en el mundo y no simple pasividad como han sustentado las teorías anteriores; b) Ese modo activo no puede ser independiente de una “espacialidad” interna; y c) Las numerosas funciones con que cumple la imagen dependen de la posición que ésta asume en aquella “espacialidad”. Si lo sostenido por el autor es correcto la acción del ser humano debe ser reinterpretada. Ya no será la “idea”, o una supuesta “voluntad”, o la misma “necesidad objetiva” las que muevan al cuerpo hacia las cosas, sino la imagen y el emplazamiento de ésta en el espacio de representación. La “idea”, o la “necesidad objetiva”, podrán orientar la actividad en la medida en que se emplacen como imagen y en una perspectiva de representación, en un paisaje interno adecuado. Pero no solamente las necesidades o ideas tendrán esa posibilidad sino también las creencias y aún las emociones convertidas en imágenes. Las consecuencias que derivan de esto son enormes y el autor parece insinuarlas al cerrar su trabajo con estas palabras: “Si las imágenes permiten reconocer y actuar, conforme se estructure el paisaje en individuos y pueblos, conforme sean sus necesidades (o lo que consideren que sean sus necesidades), así tenderán a transformar al mundo”. En Discusiones historiológicas se pasa revista a las distintas concepciones que el autor engloba bajo la designación de “Historia sin temporalidad”. Pero ¿por qué es que se ha dado cuenta, hasta hoy, de la historia humana considerando al hombre como epifenómeno o simple polea de transmisión en la que cumple con la función de paciente de factores extrínsecos? ¿Qué ha motivado la falta de explicación suficiente sobre la temporalidad y de qué naturaleza es ésta? El autor explica que la Historiología sólo devendrá en ciencia en la medida en que pueda responder a esas preguntas y aclare los pre-requisitos necesarios a todo discurso histórico, a saber: ¿de qué historicidad y de qué temporalidad estamos hablando? En el Prólogo a esta obra se dice: “Hemos fijado como objetivo de nuestro trabajo dilucidar los requisitos previos necesarios para la fundamentación de la Historiología. Está claro que un saber fechado sobre los acontecimientos históricos no basta para efectuar reclamos acerca de su cientificidad...”. La Historiología no puede prescindir de la comprensión de la estructura de la vida humana ya que el historiólogo, aún cuando quisiera hacer simple historia natural, se vería compelido a estructurarla desde una óptica y una interpretación humana. Precisamente, la vida humana es historicidad, temporalidad, y en la comprensión de esa temporalidad está la clave de toda construcción histórica. Pero ¿cómo es que se suceden los acontecimientos humanos, cómo es que devienen unos en otros? Son las generaciones en su acumulación temporal los agentes de todo proceso histórico y aunque éstas coexistan en un mismo momento su paisaje de formación, desarrollo y lucha es diferente entre ellas ya que unas han nacido antes que otras. Aparentemente viven el mismo tiempo histórico como lo hacen el niño y el anciano pero aún coexistiendo representan paisajes y acumulaciones temporales diferentes. Por otra parte, las generaciones nacen unas de otras en un contínuum biológico pero lo que las caracteriza es su constitución social y temporal.
4. Mitos raíces universales, fue escrito en 1990. La obra está planteada con el interés de cotejar los sistemas de tensiones básicos que vivieron los pueblos formadores de los grandes mitos. En la parte inicial del libro el autor presenta una breve Aclaración que puede ser consultada para comprender el método utilizado en el tratamiento de los principales mitos de diez culturas.
5. Cartas a mis amigos, fueron publicadas separadamente a medida que el autor las fue produciendo. Desde la primera escrita el 21/02/91 hasta la décima y última, redactada el 15/12/93, pasaron casi tres años. En ese tiempo ocurrieron transformaciones globales importantes en casi todos los campos del quehacer humano. Si la velocidad de cambio se sigue incrementando, como ha sucedido en ese lapso, un lector de las próximas décadas difícilmente entenderá el contexto mundial al que continuamente hace referencia el autor y, por consiguiente, no apresará muchas de las ideas que se expresan en estos escritos. Por ello habría que recomendar a los hipotéticos lectores del futuro tener a mano una reseña de los acontecimientos que ocurrieron entre 1991 y 1994; sugerirles obtener una comprensión amplia del desarrollo económico y tecnológico de la época, de las hambrunas y los conflictos, de la publicidad y la moda. Sería necesario pedirles que escucharan la música; vieran las imágenes arquitectónicas y urbanísticas; observaran los hacinamientos de las macrociudades, las migraciones, la descomposición ecológica, y el modo de vida de aquel curioso momento histórico. Sobre todo habría que rogarles que intentaran penetrar en los dimes y diretes de aquellos formadores de opinión: de los filósofos, sociólogos y psicólogos de esa etapa cruel y estúpida. Si bien en estas Cartas se habla de cierto presente es indudable que fueron redactadas con la mirada puesta en el futuro y creemos que únicamente desde allí podrán ser confirmadas o refutadas. En esta obra no existe un plan general sino más bien una serie de exposiciones ocasionales que admiten una lectura sin secuencia. Sin embargo, podría intentarse la siguiente clasificación: a) las tres primeras cartas enfatizan en las experiencias que le toca vivir al individuo en medio de una situación global cada día más complicada; b) en la cuarta se presenta la estructura general de las ideas en que se basan todas las cartas; c) en las siguientes se esboza el pensamiento político-social del autor; y d) la décima presenta lineamientos de acción puntual teniendo en cuenta el proceso mundial. Pasamos a destacar algunos temas tratados en la obra. Primera carta. La situación que nos toca vivir. La desintegración de las instituciones y la crisis de solidaridad. Los nuevos tipos de sensibilidad y comportamiento que se perfilan en el mundo de hoy. Los criterios de acción. Segunda. Los factores de cambio del mundo actual y las posturas que habitualmente se asumen frente a dicho cambio. Tercera. Características del cambio y la crisis con relación al medio inmediato en que vivimos. Cuarta. Fundamento de las opiniones vertidas en las Cartas sobre las cuestiones más generales de la vida humana, sus necesidades y proyectos básicos. El mundo natural y social. La concentración de poder, la violencia y el Estado. Quinta. La libertad humana, la intención y la acción. El sentido ético de la práctica social y la militancia, sus defectos más habituales. Sexta. Exposición del ideario del Humanismo. Séptima. La revolución social. Octava. Las fuerzas armadas. Novena. Los derechos humanos. Décima. La desestructuración general. La aplicación de la comprensión global a la acción mínima concreta. La carta Cuarta, de capital importancia en la justificación ideológica de toda la obra, puede ser profundizada con la lectura de otro trabajo del autor, Contribuciones al pensamiento (particularmente el ensayo titulado Discusiones historiológicas) y, desde luego, con la conferencia La Crisis de la Civilización y el Humanismo incluida en el libro Habla Silo. En la carta Sexta se exponen las ideas del humanismo contemporáneo. La condensación conceptual de este escrito hace recordar a ciertas producciones políticas y culturales de las que tenemos ejemplos en los “manifestos” de mitad del siglo XIX y XX, como ocurre con el Manifiesto Comunista y el Manifiesto Surrealista. El uso de la palabra “Documento” en lugar de “Manifiesto”, se debe a una cuidadosa elección para ponerse a distancia del naturalismo expresado en el Humanist Manifesto de 1933, inspirado por Dewey, y también del social-liberalismo del Humanist Manifesto II de 1974, suscrito por Sakharov e impregnado fuertemente por el pensamiento de Lamont. Si bien se advierten coincidencias con este segundo manifiesto en lo que hace a la necesidad de una planificación económica y ecológica que no destruya las libertades personales, las diferencias en cuanto a visión política y concepción del ser humano son radicales. Esta carta, extremadamente breve con relación a la cantidad de materias que trata, exige algunas consideraciones. El autor reconoce los aportes de las distintas culturas en la trayectoria del humanismo como claramente se observa en el pensamiento judío, árabe y oriental. En ese sentido, al Documento no se lo puede encerrar en la tradición “ciceroniana” como a menudo ha ocurrido con los humanistas occidentales. En su reconocimiento al “humanismo histórico” el autor rescata temas ya expresados en el siglo XII. Nos referimos a los poetas goliardos que, como Hugo de Orleáns y Pedro de Blois, terminaron componiendo el célebre In terra sumus, del Codex Buranus (o códice de Beuern, conocido en latín como Carmina Burana). Silo no los cita directamente pero vuelve sobre sus palabras. “He aquí la gran verdad universal: el dinero es todo. El dinero es gobierno, es ley, es poder. Es, básicamente, subsistencia. Pero además es el Arte, es la Filosofía y es la Religión. Nada se hace sin dinero; nada se puede sin dinero. No hay relaciones personales sin dinero. No hay intimidad sin dinero y aún la soledad reposada depende del dinero”. Es difícil no reconocer la reflexión del In terra sumus: “mantiene al abad el Dinero en su celda prisionero”, cuando se dice: “...y aún la soledad reposada depende del dinero”. O bien, “El Dinero honra recibe y sin él nadie es amado”, y aquí: “No hay relaciones personales sin dinero. No hay intimidad sin dinero”. La generalización del poeta goliardo: “El Dinero, y esto es cierto, hace que el tonto parezca elocuente”, aparece en la carta como: “Pero además es el Arte, es la Filosofía y es la Religión”. Y sobre esta última en el poema se dice: “El Dinero es adorado porque hace milagros... hace oír al sordo y saltar al cojo”, etc. En ese poema del Codex Buranus, que Silo da por conocido, quedan implícitos los antecedentes que luego van a inspirar a los humanistas del siglo XVI, particularmente a Erasmo y Rabelais. La carta que estamos comentando presenta el ideario del humanismo contemporáneo. Para dar una idea más acabada del tema nada mejor que consultar aquí Visión Actual del Humanismo, incluida en el libro Habla Silo. La Décima y última carta establece los límites de la desestructuración y destaca tres campos, entre tantos otros posibles, en los que ese fenómeno cobra especial importancia: el político, el religioso y el generacional, advirtiendo sobre el surgimiento de neo-irracionalismos fascistas, autoritarios y violentistas. Para ilustrar el tema de la comprensión global y de la aplicación de la acción al punto mínimo del “medio inmediato” el autor da ese fenomenal salto de escala en el que nos encontramos con el “vecino”, el compañero de trabajo, el amigo... Queda clara la propuesta en la que todo militante debe olvidar el espejismo del poder político superestructural porque ese poder está herido de muerte a manos de la desestructuración. De nada valdrá a futuro el presidente, el primer ministro, el senador, el diputado. Los partidos políticos, los gremios y sindicatos se irán alejando gradualmente de sus bases humanas. El Estado sufrirá mil transformaciones y únicamente las grandes corporaciones y el capital financiero internacional irán concentrando la capacidad decisoria mundial hasta que sobrevenga el colapso del Paraestado. ¿De qué podría valer una militancia que tratara de ocupar las cáscaras vacías de la democracia formal? Decididamente la acción debe plantearse en el medio mínimo inmediato y únicamente desde allí, sobre la base del conflicto concreto, debe construirse la representatividad real. Pero los problemas existenciales de la base social no se expresan exclusivamente como dificultades económicas y políticas, por lo tanto un partido que lleve adelante el ideario humanista y que instrumentalmente ocupe espacios parlamentarios tiene significación institucional pero no puede dar respuesta a las necesidades de la gente. El nuevo poder se construirá desde la base social como un Movimiento amplio, descentralizado y federativo. La pregunta que debe hacerse todo militante no es “quién será primer ministro o diputado”, sino más bien “¿cómo formaremos nuestros centros de comunicación directa, nuestras redes de consejos vecinales?; ¿cómo daremos participación a todas las organizaciones mínimas de base en las que se expresa el trabajo, el deporte, el arte, la cultura y la religiosidad popular?”. Ese Movimiento no puede ser pensado en términos políticos formales sino en términos de diversidad convergente. Tampoco debe concebirse el crecimiento de ese Movimiento dentro de los moldes de un gradualismo que va ganando progresivamente espacio y estratos sociales. Debe plantearse en términos de “efecto demostración”, típico de una sociedad planetaria multiconectada apta para reproducir y adaptar el éxito de un modelo en colectividades alejadas y diferentes entre sí. Esta última carta, en suma, esboza un tipo de organización mínima y una estrategia de acción acorde a la situación actual. Nos hemos detenido únicamente en las cartas cuatro, seis y diez. Creemos que a diferencia de las restantes éstas han requerido de alguna recomendación, alguna cita y algún comentario complementario.
6. El día del León Alado, está integrado por una serie de cuentos muy cortos, por unos relatos más extensos de trama compleja y por algunas fantasías próximas a la ciencia-ficción. Precisamente de la última de ellas, El día del León Alado, el libro toma su título. El autor, transitando una vez más por los caminos del experimento literario, nos entrega ahora unos pocos cuentos entre los que destaca por su originalidad En los Ojos Sal, en los Pies Hielo. Para los conocedores de su obra, particularmente del ensayo Psicología de la imagen, el breve escrito que comentamos aparece como una clara aplicación de su teoría de la conciencia a la descripción de un hecho insólito. Las otras ficciones que componen este volumen tocan desde la conmovedora situación de un líder africano sin salida, hasta la risueña actividad de un superhombre que, utilizando su habilidad gimnástica, termina por vencer a la ley de gravedad.
7. Habla Silo. Este libro da cuenta de algunas de las ideas y propuestas expuestas oralmente por Silo a lo largo de cuatro décadas. Se trata de una recopilación de opiniones, conferencias y comentarios, dados por este pensador entre los años 1969 y 2009, excluyendo lo dicho ante los medios de difusión. El material presentado tiene por base a numerosas transcripciones de apuntes escritos y grabaciones de audio y video.
Ediciones
Publicado por primera vez como Obras Completas en 1993 excluyendo las cartas 9 y 10 de Cartas a mis Amigos y excluyendo Habla Silo, por Latitude Press en California, Estados Unidos. Publicado en 1998 por Editorial Magenta, Obras Completas,Volumen I, Argentina Publicado en 1999 por Ediciones Humanistas, Obras Completas,Volumen I y II España Publicado en 2002 por Plaza y Valdés, Obras Completas, Volumen I y II, México En otros idiomas: Publicado en 2000 en italiano por Multimage, Opere Complete, Volume I Italia
Traducciones
Ha sido traducido al francés, inglés, italiano.
Descargar el libro
Se puede descargar el original desde http://www.silo.net/system/documents/100/original/Silo_OC1_es.pdf