Diferencia entre revisiones de «Apuntes de Psicología»

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Libro de Silo incluido en el [[Obras Completas Volumén II|Volumen II de las Obras Completas]].
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[[File:Apuntes Psicologia Ulrica2010 portada.jpg|160px|right|Edición Argentina 2010.]]Libro de Silo incluido en el [[Obras Completas Volumén II|Volumen II de las Obras Completas]].




= Explicación =
= Explicación =


"Apuntes de psicología" consta de 4 partes. Estos escritos corresponden a conferencias dadas por Silo en 1975 en Corfú, 1976 y 1978, en Las Palmas de Gran Canaria, y mayo de 2006, en Parque La Reja, Buenos Aires. En "Psicología I" se estudia al psiquismo en general como función de la vida, en su relación con el medio y en su expresión humana. Se pasa luego a exponer las características de los "aparatos" del psiquismo en los sentidos, la memoria y la conciencia. También se expone la teoría de los impulsos y del comportamiento. En "Psicología II" se estudian las tres vías de la experiencia humana: sensación, imagen y recuerdo y se ilustra la producción y transformación de impulsos al tiempo que se los ordena en una presentación morfológica de signos, símbolos y alegorías. En "Psicología III" se estudia el sistema de operativa capaz de intervenir en la producción y transformación de los impulsos. Finalmente, se establecen distinciones entre la conciencia y el "yo" contrastando los estados de reversibilidad con los estados alterados de conciencia. En "Psicología IV" se estudia sumariamente el desdoblamiento de los impulsos; luego se estudian las diferencias entre la conciencia, la atención y el "yo"; se estudia también la espacialidad y temporalidad de los fenómenos de conciencia; para finalmente definir e incursionar en las estructuras de conciencia. Hay por último una incursión en los niveles profundos de las estructuras de conciencia y es con estos parágrafos finales con los que se termina cerrando esta psicología, que empezó en la analítica de los impulsos mas elementales, para terminar en la síntesis de las estructuras de conciencia mas complejas
= Ediciones =
Primera edición: agosto  2006
Editorial: Ulrica Ediciones, Rosario, Santa Fe, Argentina, 2006 ISBN 10: 9872141428 / ISBN 13: 9789872141424
Editorial: Ulrica Ediciones, Rosario, Santa Fe, Argentina, 2010 ISBN: 978-987-21414-2-4
Editorial: [[Virtual Ediciones]], Chile Año 2015  ISBN: 9789567483303
Editorial: KIPUS, Bolivia  ISBN: 9789995469122
[[Ediciones León Alado]], España, 2014  ISBN: 9788494200885
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Apuntes_de_Psicologia_LeonA.jpg|Edición España 2014
Apuntes psicologia ch.png|Edición Chile 2015
Apuntes de Psicologia Bolivia.jpg|Edición Bolivia
Apuntes Psicologia Ulrica portada.jpg|Edición Argentina 2006
</gallery>
= Conferencia del autor =
En el [https://www.youtube.com/watch?v=yyM1Ds7qjoE primer vídeo] se puede presenciar la conferencia completa que Silo dio en el Parque La Reja en 2006 y que fue la base del texto "[[Apuntes de Psicología#Psicolog.C3.ADa_IV|Psicología IV]]", que se puede leer íntegro más abajo.




= Ediciones =
[[Archivo:Ap_PsicoIV.jpg|380px|thumb|''(En [https://www.youtube.com/watch?v=yyM1Ds7qjoE este vídeo] se puede ver a Silo en la Conferencia de Psicología IV que dio en Parque La Reja, Buenos Aires.)''|centro]]
 
 
En el [https://www.youtube.com/watch?v=UTF-gw8mxBo segundo vídeo] se puede ver la presentación del libro que hizo en la Feria del Libro de Rosario (Argentina), el 31 de agosto de 2006.


Publicado por primera vez


[[Archivo:Ap_psico_rosario.jpg|380px|thumb|''(En [https://www.youtube.com/watch?v=UTF-gw8mxBo este otro vídeo] se puede ver la presntación de Psicología IV en la Feria del Libro de Rosario.)''|centro]]




= Traducciones =
= Traducciones =


Ha sido traducido en francés, inglés, italiano.
Ha sido traducido al ruso, francés, italiano, alemán
 


[[Archivo:Apuntes_psicologia_ruso.png|155px|border|Versión en ruso.]]
[[Archivo:Notes_de_Psychologie.png|155px|border|Versión en francés.]]
[[Archivo:Appunti_di_Psicologia_ita.png|151px|border|Versión en italiano.]]
[[File:Notizen-zur-psychologie aleman portada295.jpg|155px|border|Versión en alemán.]]


= Texto completo: Apuntes de Psicología =
Leer el libro: [[Apuntes de Psicología (texto completo)]]


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== Introducción ==
== Introducción ==
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Los ensueños secundarios dan respuestas compensatorias a estímulos, sean estímulos de situación o de presiones internas, porque su función es la de descargar las tensiones producidas por estas dificultades internas. Por tanto, los ensueños secundarios son muy variables pero se observan en ellos algunas constantes. Se puede advertir que estos ensueños giran en torno a un clima particular. Estos ensueños van variando según la situación, se van expresando de distinto modo, pero tienen algo en común. Y eso en común que tienen nos hace advertir la presencia de un clima particular que tiene que ver con cada uno de ellos. Ese clima común que tienen los ensueños secundarios delata al núcleo de gran fijeza que es el que no gira si tua cionalmente, sino que es el que permanece en las distintas situaciones.
Los ensueños secundarios dan respuestas compensatorias a estímulos, sean estímulos de situación o de presiones internas, porque su función es la de descargar las tensiones producidas por estas dificultades internas. Por tanto, los ensueños secundarios son muy variables pero se observan en ellos algunas constantes. Se puede advertir que estos ensueños giran en torno a un clima particular. Estos ensueños van variando según la situación, se van expresando de distinto modo, pero tienen algo en común. Y eso en común que tienen nos hace advertir la presencia de un clima particular que tiene que ver con cada uno de ellos. Ese clima común que tienen los ensueños secundarios delata al núcleo de gran fijeza que es el que no gira si tua cionalmente, sino que es el que permanece en las distintas situaciones.


En uno de los ejemplos mencionados, el sujeto está en una situación que le es sumamente ingrata y piensa que todo le va a salir mal. Lo cambiamos a una situación que le es sumamente grata y sigue pensando que todo le va a salir mal. De manera que aún variando las situaciones, ese clima sigue presionando y sigue disparando imágenes. Cuando el núcleo de ensueño empieza a manifestarse como imagen fija, dicho núcleo comienza a variar por cuanto su tensión básica ya se orienta en el sentido de la descarga. Podemos usar una figura explicativa: al sol no se lo ve cuando está arriba, al sol se lo ve en el horizonte, a la salida y a la postura del mismo. Con el núcleo de ensueño sucede lo mismo: no se lo ve en plena actividad aún cuando sea más fuerte en su presión. Se lo ve cuando recién se origina o se lo ve cuando declina. El núcleo puede durar años o toda la vida, o modificarse por accidente. También al variar una etapa vital puede cambiar el núcleo. Si este núcleo, si ese clima fijo ha surgido es porque está relacionado con determinadas tensiones y al cambiar la etapa vital esas tensiones se modifican considerablemente. La orientación de la vida comienza a cambiar y la conducta experimenta mo di fi ca ciones importantes. La orientación de la vida cambia porque han cambiado esos ensueños que dan dirección hacia los objetos, y estos en sueños que dan dirección han cambiado porque ha cambiado el clima que los determina, y los climas han cambiado porque ha cambiado el sistema de tensiones internas, y el sistema de tensiones ha cambiado porque ha cambiado la etapa física del sujeto, o porque ha surgido un accidente que ha provocado también el cambio en el sistema de tensiones.
En uno de los ejemplos mencionados, el sujeto está en una situación que le es sumamente ingrata y piensa que todo le va a salir mal. Lo cambiamos a una situación que le es sumamente grata y sigue pensando que todo le va a salir mal. De manera que aún variando las situaciones, ese clima sigue presionando y sigue disparando imágenes. Cuando el núcleo de ensueño empieza a manifestarse como imagen fija, dicho núcleo comienza a variar por cuanto su tensión básica ya se orienta en el sentido de la descarga. Podemos usar una figura explicativa: al sol no se lo ve cuando está arriba, al sol se lo ve en el horizonte, a la salida y a la postura del mismo. Con el núcleo de ensueño sucede lo mismo: no se lo ve en plena actividad aún cuando sea más fuerte en su presión. Se lo ve cuando recién se origina o se lo ve cuando declina. El núcleo puede durar años o toda la vida, o modificarse por accidente. También al variar una etapa vital puede cambiar el núcleo. Si este núcleo, si ese clima fijo ha surgido es porque está relacionado con determinadas tensiones y al cambiar la etapa vital esas tensiones se modifican considerablemente. La orientación de la vida comienza a cambiar y la conducta experimenta mo di fi ca ciones importantes. La orientación de la vida cambia porque han cambiado esos ensueños que dan dirección hacia los objetos, y estos en sueños que dan dirección han cambiado porque ha cambiado el clima que los determina, y los climas han cambiado porque ha cambiado el sistema de tensiones internas, y el sistema de tensiones ha cambiado porque ha cambiado la etapa física del sujeto, o porque ha surgido un [[accidente]] que ha provocado también el cambio en el sistema de tensiones.


Los centros que hemos examinado en algunos casos dan ór­denes a otros centros. Aquellos centros voluntarios, como el centro intelectual, da órdenes a las partes voluntarias de los otros centros, pero no a las partes involuntarias de los otros cen­tros y mucho menos a los centros instintivos, particu­lar­mente al centro vegetativo en su trabajo interno. Este centro in­telectual no da órdenes y si las da nadie le responde. No va­ría la presión sanguínea, ni varía la circulación, ni varían los to­nos profundos porque el intelecto dé órdenes. Es al revés la cosa. Las presiones internas que dan lugar al nacimiento del núcleo de ensueño, están ligadas al funciona­mien­to de los centros instintivos. Y por ello varían tales núcleos con los cambios de etapa fisiológica, del mismo modo que los accidentes físicos graves logran parecidos efectos. Así es que no cambian estos núcleos por órdenes recibidas desde el centro inte­lec­tual, por ejemplo, sino que cambian estos núcleos cuando cam­bia la actividad vegetativa, por lo cual es muy difícil modificar voluntariamente estos núcleos. Varían tales núcleos con los cambios de etapas fisiológicas. Hemos dicho, además, que los ‘shocks’ emotivos pueden también formar o modificar un núcleo de presión interna ya que la parte involuntaria del cen­tro emotivo, según explicáramos, da señales a todos los cen­tros modificándolos en su acción. Si el ‘shock’ emotivo es intenso puede modificar por mucho tiempo el funcionamiento del centro vegetativo. Ejemplos hay a mares. Ese ‘shock’ emotivo puede desa­tar, desde ese momento, un nuevo núcleo de presión apareciendo la compensación consecuente. También los ensueños secundarios habrán de mostrar el surgimiento de un nuevo tema permanen­te, no obstante su variabilidad, y las búsquedas o las intencio­nes vitales del sujeto se orientarán de otro modo, variando tam­bién su comportamiento en el mundo. El sujeto recibió un fuerte ‘shock’ y a partir de ese ‘shock’ cambió su vida. A par­tir de ese ‘shock’ cambiaron sus actividades y sus búsquedas vitales. Esos ‘shocks’ emotivos pueden actuar con tal fuerza que además provoquen alteraciones serias en algunos pun­tos del centro vegetativo ya que el centro emo­tivo, en su par­te involuntaria, actúa sobre el centro ve­ge­ta­tivo y lo modifica. ‘Shocks’ que llegan a esos niveles de profundidad emo­ti­va pueden provocar alteraciones serias en algunos puntos del centro vegetativo, apareciendo disfunciones y soma­tiza­cio­nes. Somatizaciones por acción emotiva, es decir, enfermedades físicas causadas por accidentes emotivos.
Los centros que hemos examinado en algunos casos dan ór­denes a otros centros. Aquellos centros voluntarios, como el centro intelectual, da órdenes a las partes voluntarias de los otros centros, pero no a las partes involuntarias de los otros cen­tros y mucho menos a los centros instintivos, particu­lar­mente al centro vegetativo en su trabajo interno. Este centro in­telectual no da órdenes y si las da nadie le responde. No va­ría la presión sanguínea, ni varía la circulación, ni varían los to­nos profundos porque el intelecto dé órdenes. Es al revés la cosa. Las presiones internas que dan lugar al nacimiento del núcleo de ensueño, están ligadas al funciona­mien­to de los centros instintivos. Y por ello varían tales núcleos con los cambios de etapa fisiológica, del mismo modo que los accidentes físicos graves logran parecidos efectos. Así es que no cambian estos núcleos por órdenes recibidas desde el centro inte­lec­tual, por ejemplo, sino que cambian estos núcleos cuando cam­bia la actividad vegetativa, por lo cual es muy difícil modificar voluntariamente estos núcleos. Varían tales núcleos con los cambios de etapas fisiológicas. Hemos dicho, además, que los ‘shocks’ emotivos pueden también formar o modificar un núcleo de presión interna ya que la parte involuntaria del cen­tro emotivo, según explicáramos, da señales a todos los cen­tros modificándolos en su acción. Si el ‘shock’ emotivo es intenso puede modificar por mucho tiempo el funcionamiento del centro vegetativo. Ejemplos hay a mares. Ese ‘shock’ emotivo puede desa­tar, desde ese momento, un nuevo núcleo de presión apareciendo la compensación consecuente. También los ensueños secundarios habrán de mostrar el surgimiento de un nuevo tema permanen­te, no obstante su variabilidad, y las búsquedas o las intencio­nes vitales del sujeto se orientarán de otro modo, variando tam­bién su comportamiento en el mundo. El sujeto recibió un fuerte ‘shock’ y a partir de ese ‘shock’ cambió su vida. A par­tir de ese ‘shock’ cambiaron sus actividades y sus búsquedas vitales. Esos ‘shocks’ emotivos pueden actuar con tal fuerza que además provoquen alteraciones serias en algunos pun­tos del centro vegetativo ya que el centro emo­tivo, en su par­te involuntaria, actúa sobre el centro ve­ge­ta­tivo y lo modifica. ‘Shocks’ que llegan a esos niveles de profundidad emo­ti­va pueden provocar alteraciones serias en algunos puntos del centro vegetativo, apareciendo disfunciones y soma­tiza­cio­nes. Somatizaciones por acción emotiva, es decir, enfermedades físicas causadas por accidentes emotivos.
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Desde mi hacer, tengo registro. Hay un prejuicio grande, que a veces ha invadido el campo de la pedagogía, y es el prejuicio según el cual las cosas se aprenden simplemente por pensarlas. Desde luego, algo se aprende porque también del pensar se tiene recepción del dato. Sin embargo, la mecánica de los centros nos dice que estos se movilizan cuando hacia ellos llegan imágenes, y la movilización de los centros es una sobrecarga que dispara su actividad al mundo. De este disparo de actividad hay una toma de realimentación que va a memoria y va a conciencia por otro lado. Esta toma de reali­men­ta­ción es la que nos permite decir, por ejemplo, “me equivoqué de tecla”. Así voy registrando la sensación del acierto y del error, así voy perfeccionando el registro del acierto, y ahí se va fluidificando y automatizando la correcta acción del escri­bir a máquina, por ejemplo. Estamos hablando de un segun­do circuito que me entrega el registro de la acción que produzco.
Desde mi hacer, tengo registro. Hay un prejuicio grande, que a veces ha invadido el campo de la pedagogía, y es el prejuicio según el cual las cosas se aprenden simplemente por pensarlas. Desde luego, algo se aprende porque también del pensar se tiene recepción del dato. Sin embargo, la mecánica de los centros nos dice que estos se movilizan cuando hacia ellos llegan imágenes, y la movilización de los centros es una sobrecarga que dispara su actividad al mundo. De este disparo de actividad hay una toma de realimentación que va a memoria y va a conciencia por otro lado. Esta toma de reali­men­ta­ción es la que nos permite decir, por ejemplo, “me equivoqué de tecla”. Así voy registrando la sensación del acierto y del error, así voy perfeccionando el registro del acierto, y ahí se va fluidificando y automatizando la correcta acción del escri­bir a máquina, por ejemplo. Estamos hablando de un segun­do circuito que me entrega el registro de la acción que produzco.


En otra ocasión1 vimos las diferencias existentes entre los actos llamados “catárticos” y los actos “transferenciales”. Los pri­meros se referían, básicamente, a las descargas de ten­siones. Los segundos permitían trasladar cargas internas, in­tegrar contenidos y ampliar las posibilidades de desarrollo de la energía psíquica. Es bien sabido que allí donde hay “islas” de con­tenidos mentales, de contenidos que no se co­mu­­nican entre sí, ocurren dificultades para la conciencia. Si, por ejemplo, se piensa en una dirección, se siente en otra y fi­nalmente se actúa en otra diferente, ocurre un registro de “de­sencaje”, un registro que no es pleno. Parece que úni­ca­­men­te cuando tendemos puentes entre los contenidos internos el funcionamiento psíquico se integra y podemos avanzar unos pasos más.
En otra ocasión<ref>Se refiere al punto 8 de Psicología II.</ref> vimos las diferencias existentes entre los actos llamados “catárticos” y los actos “transferenciales”. Los pri­meros se referían, básicamente, a las descargas de ten­siones. Los segundos permitían trasladar cargas internas, in­tegrar contenidos y ampliar las posibilidades de desarrollo de la energía psíquica. Es bien sabido que allí donde hay “islas” de con­tenidos mentales, de contenidos que no se co­mu­­nican entre sí, ocurren dificultades para la conciencia. Si, por ejemplo, se piensa en una dirección, se siente en otra y fi­nalmente se actúa en otra diferente, ocurre un registro de “de­sencaje”, un registro que no es pleno. Parece que úni­ca­­men­te cuando tendemos puentes entre los contenidos internos el funcionamiento psíquico se integra y podemos avanzar unos pasos más.


Conocemos los trabajos transferenciales entre las técnicas de operativa. Movilizando determinadas imágenes y haciendo re­corridos con dichas imágenes hasta los puntos de resisten­cia, po­demos vencer a estas últimas. Al vencer esas resisten­cias provocamos distensiones y transferimos las cargas a nuevos con­tenidos. Esas cargas transferidas (trabajadas en elabo­ra­­ciones post-transferenciales), permiten a un sujeto integrar al­gunas re­giones de su paisaje interno, de su mundo interno. Co­no­ce­mos esas técnicas transferenciales y otras como las au­to­­trans­fe­renciales, en las que no se requiere la acción de un guía ex­terno, sino que internamente uno mismo se puede ir guian­do con determinadas imágenes anteriormente codificadas.  
Conocemos los trabajos transferenciales entre las técnicas de operativa. Movilizando determinadas imágenes y haciendo re­corridos con dichas imágenes hasta los puntos de resisten­cia, po­demos vencer a estas últimas. Al vencer esas resisten­cias provocamos distensiones y transferimos las cargas a nuevos con­tenidos. Esas cargas transferidas (trabajadas en elabo­ra­­ciones post-transferenciales), permiten a un sujeto integrar al­gunas re­giones de su paisaje interno, de su mundo interno. Co­no­ce­mos esas técnicas transferenciales y otras como las au­to­­trans­fe­renciales, en las que no se requiere la acción de un guía ex­terno, sino que internamente uno mismo se puede ir guian­do con determinadas imágenes anteriormente codificadas.  
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En este esquema que estamos redescribiendo, ''el aparato de conciencia trabaja con mecanismos de reversibilidad''. Es decir que así como percibo un sonido, mecánicamente, invo­lun­tariamente, también puedo poner atención en la fuente del estímulo, en cuyo caso mi conciencia tiende a llevar la actividad hacia la fuente sensorial. No es lo mismo percibir que aper­cibir. Apercibir es atención más percepción. No es lo mis­mo memorizar, es decir esto que ahora cruza por mi mente y llega desde mi memoria (en donde conciencia pasivamente recepciona el dato), que rememorar, en donde mi conciencia va a la fuente de memoria, trabajando por singulares pro­ce­di­mien­tos de selección y descarte. Así pues la conciencia dispone de mecanismos de reversibilidad que trabajan de acuerdo al estado de lucidez en que se encuentre la conciencia en ese momento. Sabemos que disminuyendo el nivel, cada vez es más difícil ir a las fuentes de los estímulos voluntariamente. Los impulsos se imponen, los recuerdos se imponen y todo eso con gran fuerza sugestiva va controlando a la conciencia mien­tras ésta, indefensa, se limita a recibir los impulsos. Baja el nivel de conciencia, disminuye la crítica, disminuye la auto­crí­tica, disminuye la reversibilidad con todas sus consecuencias. No sólo sucede esto en las caídas de nivel de conciencia, sino también en los estados alterados de conciencia. Es claro que no confundimos niveles con estados. Podemos estar, por ejemplo, en el nivel de conciencia vigílico, pero en es­tado pasivo, en estado atento, en estado alterado, etcétera. Cada nivel de conciencia admite distintos estados. Son diferentes, en el nivel de sueño paradojal, los estados de sueño tranquilo, de sueño alterado y de sueño sonambúlico. ''Puede también caer la reversibilidad en alguno de los aparatos de conciencia por estados alterados y no porque haya bajado el nivel''.
Podría suceder que una persona estuviera vigílica y sin embargo, por una especial circunstancia, padeciera fuertes alucinaciones. Observaría fenómenos que para ella serían del mundo externo, cuando en realidad estaría proyectando “externamente” algunas de sus representaciones internas. Estaría fuertemente sugestionado por esos contenidos, por esas alucinaciones, del mismo modo que está una persona en pleno sueño fuertemente sugestionada por sus contenidos oníricos. Sin embargo nuestro sujeto estaría despierto, no durmiendo. También por una fiebre muy alta, por acción de drogas o de alcohol, sin haber perdido el nivel de conciencia vigílico se encontraría en un estado alterado de conciencia, con la consiguiente aparición de fenómenos anormales.
''Los estados alterados no son tan globales, sino que pueden afectar a determinados aspectos de la reversibilidad''. Po­demos decir que una persona cualquiera, en plena vigilia, pue­de tener bloqueado algún aparato de reversibilidad. Todo fun­ciona bien, sus actividades diarias son normales, es una per­sona corriente. Todo anda a las mil maravillas... salvo en un punto. Cuando se toca ese punto, el sujeto pierde todo control. Hay un punto de bloqueo de su reversibilidad. Cuando se toca ese punto, disminuye el sentido crítico y autocrítico, disminuye el control de sí mismo y extraños fenómenos in­ternos se apoderan de su conciencia. Pero esto no es tan dra­­mático y nos sucede a todos. En mayor o menor medida, todos tenemos nuestros problemas con algún aspecto de los me­canismos de reversibilidad. No disponemos tan a gusto de to­dos nuestros mecanismos. Puede suceder entonces, que nuestro famoso yo director de orquesta, no lo sea tanto cuando son afectados algunos aspectos de la reversibilidad en el momento en que ocurren disfunciones entre los distintos apara­tos del psiquismo. El ejemplo de la cámara de silencio es muy interesante, en él comprendemos que no se trata de un caí­da del nivel de conciencia, sino de la supresión de impulsos que deberían llegar a conciencia, y allí la misma noción del yo se altera, se pierde. También se pierden franjas de re­ver­sibilidad, de sentido crítico y ocurren alucinaciones com­pen­satorias.
La cámara de silencio nos muestra el caso de la supresión de los estímulos externos y pocas veces ocurren allí fenómenos de interés si no se han eliminado todas las referencias sensoriales. Ocurre a veces, la falta o insuficiencia de impulsos provenientes de sentidos internos. A estos fenómenos los lla­mamos genéricamente, “anestesias”. Por algún bloqueo, las señales que deberían llegar no lo hacen. El sujeto se enrarece, su yo se distorsiona, se bloquean algunos aspectos de su re­ver­sibilidad. Así es que ''el yo puede verse alterado por exceso de estímulos o por carencia de ellos. Pero en todo caso, si nuestro yo director se desintegra, las actividades de reversibilidad desaparecen''.
Por otra parte, ''el yo dirige las operaciones utilizando un “espacio” y según se emplace este yo en ese “espacio”, la di­rec­ción de los impulsos cambiará. Hablamos del “espacio de representación” (diferente al espacio de percepción)''<ref>Para ampliar este punto se puede consultar la conferencia titulada “Sobre el acertijo de la percepción”, en Habla Silo, Virtual ediciones, 1996.</ref>.
En este espacio de representación, del cual toma también muestras el yo, se van emplazando impulsos e imágenes. Según que una imagen se lance a una profundidad o a un nivel del espacio de representación, sale una respuesta diferente al mundo. Si para mover mi mano la imagino visualmente como si la viera desde afuera, la imagino desplazándose hacia un objeto que quiero coger, no por eso mi mano realmente se desplazará. Esta imagen visual externa no corresponde al tipo de imagen que debe ser disparada para que la mano se mueva. Para que esto ocurra es necesario que yo utilice otros tipos de imágenes: una imagen cenestésica (basada en la sensación interna) y una imagen kinestésica (basada en el registro muscular y de posición que va teniendo mi mano al moverse). Podría suceder que de pronto me equivocara en el tipo y emplazamiento de la imagen hacia el mundo. Podría yo haber sufrido un cierto “trauma”, como les gustaba decir en otras épocas, y entonces al querer incorporarme de la silla en que me encuentro, me equivocara en el emplazamiento de la imagen en el espacio de representación, o bien confundiera el tipo de imagen. ¿Qué me estaría pasando? Yo estaría dando señales, me estaría viendo a mi mismo levantarme de la silla, pero podría suceder que no estuviera disparando las correctas imágenes cenestésicas y kinestésicas que son las que mueven a mi cuerpo. Si me equivocara en el tipo de imagen o en el emplazamiento de la misma, mi cuerpo podría no responder y quedar paralizado. Podría a la inversa, suceder que esta per­sona que está paralizada desde aquel famoso “trauma” y que no puede emplazar correctamente su imagen, recibiera el fuerte impacto emotivo de un chamán curandero o de una ima­gen religiosa y como resultado de ese fenómeno de fe (de fuerte registro emotivo cenestésico), reconectara el correc­to em­plazamiento o discriminara correctamente la imagen (ce­nes­­tésica) del caso. Y resultaría bastante vistoso el hecho de que alguien frente a esos extraños estímulos externos, rompiera su parálisis y saliera caminando. Podría suceder, si se pu­­­diera reconectar correctamente la imagen. Y así como existen mu­­chas somatizaciones, pueden existir también muchas des so­ma­ti­zaciones de acuerdo a los juegos de imágenes que ve­ni­mos comentando. Empíricamente, esto ha pasado muchas veces y están debidamente registrados numerosos y diversos casos.
Este asunto de las imágenes no es una cuestión menor. Ahí está nuestro yo disparando imágenes y cada vez que una imagen va, un centro se moviliza, y una respuesta sale al mundo. El centro moviliza una actividad, sea hacia el mundo externo o sea hacia el intracuerpo. El centro vegetativo, por ejemplo, moviliza actividades de disparo hacia adentro del cuerpo y no hacia la motricidad externa. Pero lo interesante de este mecanismo es que una vez que el centro moviliza una actividad los sentidos internos toman muestra de esa actividad que se disparó al intracuerpo o al mundo externo. Entonces, si muevo el brazo tengo noción de que lo hago. La noción que tengo de mi movimiento no está dada por una idea sino por registros cenestésicos propios del intracuerpo y por registros kinestési­cos de posición entregados por distintos tipos de intro­cep­to­res. Sucede que, según muevo el brazo, tengo registro de mi mo­­vimiento. Gracias a esto es que puedo ir corrigiendo mis mo­­vimientos hasta dar con el objeto justo. Puedo irlo corrigien­do con mayor facilidad que un niño, porque el niño todavía no tiene la memoria, la experiencia motriz para realizar movimientos tan manejados. Puedo ir corrigiendo mi movimiento porque de cada movimiento que hago voy teniendo las corres­pondientes señales. Por supuesto que esto va a gran velocidad­ y de cada movimiento que produzco tengo señal de lo que va sucediendo en un circuito continuo de realimenta­ción, que permite corregir y además aprender los movimientos. Así pues, de toda acción que moviliza un centro al mundo, tengo una toma de realimentación que vuelve al circuito. Y esta toma de realimentación que vuelve al circuito, moviliza a su vez distintas funciones de los otros aparatos de conciencia. Sabemos que hay formas de memoria motriz, por ejemplo, algunas personas cuando estudian lo hacen mejor caminando que sentadas. En otro ejemplo, alguien interrumpe su diálogo con otra persona con la que departía mientras caminaba porque ha olvidado lo que estaba por decir. Sin embargo, al volver al lugar en que perdió el hilo de su discurso, puede recuperarlo completamente. Y, para terminar con esto, ustedes saben que cuando han olvidado algo, si repiten los movimientos corporales previos al momento del olvido, pueden retomar la secuencia olvidada. En realidad, hay una realimentación compleja del acto que sale: se toman muestras del registro interno, se reinyecta en el circuito, va hacia memoria, circula, se aso­cia, se transforma y se traduce.


=== El sistema de representación en los estados alterados de conciencia ===
Para muchos, sobre todo para la psicología clásica, la cosa ter­mina cuando se realiza un acto. Y parece que la cosa recién comienza cuando uno realiza un acto, porque este acto se reinyecta y esa reinyección despierta una larga cadena de pro­cesos internos. Así vamos con nuestros aparatos, conectán­dolos entre sí por medio de complejos sistemas de impulsos. Estos impulsos se deforman, se transforman y se sustituyen unos por otros. Así pues, y según los ejemplos que se han da­do en su momento, esta hormiga que recorre mi brazo es rá­pi­damente reconocida. Pero esta hormiga que recorre mi brazo cuando duermo, no es fácilmente reconocida, sino que ese impulso se deforma, se transforma y a veces se traduce, suscitando numerosas cadenas asociativas según la línea mental que esté trabajando en ese momento. Complicando un poco más las cosas: cuando mi brazo está mal emplazado, me doy cuenta de eso y me muevo. Pero cuando estoy durmiendo y mi brazo está mal emplazado, esa suma de impulsos que llegan es tomada por la conciencia, traducida, deformada y asociada de modo singular. Allí sucede que imagino un ejército de avispas que atacan mi brazo y entonces esas imágenes llevarán carga hacia el brazo y el brazo se moverá en un acto de defensa (que logrará una reacomodación) y seguiré durmiendo. Esas imágenes servirán, precisamente, para que el sueño se continúe. Estarán al servicio, esas traducciones y deformaciones de impulsos, de la inercia del nivel. Estas imágenes del sueño estarán sirviendo a la defensa de su mismo nivel. Hay muchísimos estímulos internos que dan señal durante el sueño. Entonces, en el momento del sueño paradojal, estos impulsos aparecen como imagen. Sucede que hay una tensión visceral profunda, por ejemplo. ¿Qué sucederá? Lo del brazo, pero adentro. Esa tensión visceral profunda envía señal y esta se traduce como imagen. Supongamos algo más fácil: una irri­tación visceral envía la señal que se traduce como imagen. El soñante ahora se ve adentro de un incendio y si la señal es demasiado intensa el “incendio” terminará rompiendo la inercia del nivel, entonces el sujeto se despertará y tomará algún digestivo o algo por el estilo. Pero de no ser así, se mantendrá la inercia del nivel y se asociarán al incendio otros elementos que contribuirán a ir diluyendo la situación porque la misma imagen puede trabajar disparándose hacia dentro y pro­vo­can­do­ distensiones. En los sueños, continuamente, se están re­­ci­bien­do impulsos de distintas tensiones internas, se están traduciendo las imágenes correspondientes y éstas imágenes que movilizan centros, también movilizan al centro vegetativo que da res­puestas de distensión interna. De manera que las tensiones pro­fundas van dando sus señales y las imágenes van rebotando hacia adentro, provocando las distensiones equivalentes a las tensiones que han sido disparadas.


Cuando el sujeto era niño, recibió un fuerte ‘shock’. Quedó fuer­temente impresionado por una escena. Se contrajeron mu­chos de sus músculos externos. También se contrajeron algunas zonas musculares más profundas. Y cada vez que recuerda aquella escena, se produce el mismo tipo de contracción. Ahora sucede que esa escena está asociada (por similitud, contigüidad, contraste, etcétera) con otras imágenes que aparentemente no tienen nada que ver. Entonces, al evocar esas imágenes, saltan las primigenias y se producen las contracciones. Sucede por último, con el paso del tiempo, que ya se ha perdido en memoria antigua la imagen primera que era la que producía la tensión. Y ahora, inexplicablemente, al recibir un impulso y soltarse una imagen, se producen esas contracciones. Sucede que frente a ciertos objetos, o situaciones, o per­sonas, se despiertan en el sujeto fuertes contracciones y un extraño temor, al que no se le encuentra relación con aquello que pasó en su infancia. Se ha borrado una parte y han quedado las otras imágenes. Cada vez que en sus sueños se suel­tan imágenes que ponen en marcha esas contracciones y de ellas se toman muestras que vuelven a traducirse en imágenes, se está realizando en la conciencia un intento por distender y por transferir las cargas que están fijadas a una situación no resuelta. En el sueño se está tratando de resolver con el dis­paro de imágenes, las tensiones opresivas y además se está tra­tando de desplazar las cargas de ciertos contenidos a otros de menor potencial a fin de que se separe, o se redistribuya la carga dolorosa primitiva.


''Teniendo en cuenta el trabajo empírico catártico y transferencial que se realiza durante el sueño, las técnicas de operativa pueden seguir el proceso de tomar impulsos y disparar imágenes a los puntos de resistencia''. Pero es necesario hacer aquí unas breves digresiones en torno a la clasificación de las técnicas de operativa, a los procedimientos generales y al objetivo de tales trabajos.


''Agrupamos a las distintas técnicas de operativa <ref>Consultar L. Ammann, Autoliberación, Buenos Aires, Ed. Planeta, 1991. (Segunda parte: operativa).</ref> del siguiente modo. 1. Técnicas catárticas: sondeo catártico, catarsis de realimentación, catarsis de climas y catarsis de imágenes. 2. Técnicas transferenciales: experiencias guiadas; <ref>4. Para comprender y utilizar esta técnica, ver Experiencias Guiadas, Barcelona, Plaza & Janes, 1989 y es­pecialmente la conferencia de presentación de este libro en Habla Silo, Virtual ediciones, 1996.</ref> transferencias y transferencias exploratorias. 3. Técnicas autotransferenciales.''


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''En las transferencias se emplaza al sujeto en un particular nivel y estado de conciencia,'' en un nivel de semisueño activo en el que va bajando y subiendo por su paisaje interno; va avanzando o retrocediendo; va expandiendo o va contrayendo y al hacerlo así, nuestro sujeto va encontrando resistencias en determinados puntos. Esas resistencias que encuentra son para quien guía la transferencia, indicadores importantes de bloqueo, fijación, o contracción. El guía va a procurar que las imágenes del sujeto lleguen suavemente a esas resistencias y las superen. Y decimos que cuando se puede superar una resistencia, se produce una distensión o se produce una transferencia de carga. A veces estas resistencias son muy grandes y no se las puede acometer de frente porque se producen reacciones, o rebotes y el sujeto no se va a sentir animado a nuevos trabajos si ha sufrido algún fracaso al tratar de vencer sus dificultades. Así pues con las resistencias grandes, el guía no avanza frontalmente sino que más bien retrocede y “haciendo rodeos” llega nuevamente a ellas pero conciliando contenidos internos y no actuando con violencia. El guía va orientándose por las resistencias siempre con el procedimiento de imágenes. Trabaja en el nivel de semisueño por parte del sujeto para que este pueda presentar un conjunto de alegorías conocidas y manejables. Trabajando con alegorías en el nivel de semisueño activo, el guía puede movilizar imágenes, vencer resistencias y liberar sobrecargas.


''El objetivo final de los trabajos de operativa es el de integrar contenidos que estan separados, de manera que esta incoherencia vital que uno percibe en sí mismo pueda ser superada.'' Estos mosaicos de contenidos que no encajan bien; estos sistemas de ideación en donde uno reconoce tendencias contradictorias; estos deseos que uno quisiera no desear; estas cosas que han pasado y que uno no quisiera repetir; esa complicación enorme de contenidos no integrados; esa contradicción continua, es lo que se pretende ir superando con el apoyo de las técnicas transferenciales de integración de contenidos. Y conociendo bien las técnicas transferenciales interesa incursionar en diversos tipos de trabajos auto­trans­­ferenciales, en los que ya se prescinde de un guía externo utilizando un sistema de imágenes codificado para orientar el propio proceso. En las autotransferencias se rescatan contenidos biográficos que no están conciliados y se pueden trabajar temores y sufrimientos imaginarios ubicados en un pre­sen­­te o en un futuro psicológico. Los sufrimientos que se intro­du­cen en conciencia por sus distintos tiempos y por sus dis­tin­tas vías, pueden ser modificados mediante la utilización de imá­genes autotransferenciales disparadas al nivel y ámbito adecuados del espacio de representación.


Hemos orientado nuestros trabajos en dirección a la superación del sufrimiento. También hemos dicho que el ser humano sufre por lo que cree que pasó en su vida, por lo que cree que pasa, y por lo que cree que pasará. Y sabemos que ese su­frimiento que el ser humano tiene por lo que cree, es un su­frimiento real aunque no sea real lo que cree. Trabajando sobre sí mismo, se puede llegar a esas creencias dolorosas reorientando la dirección de la energía psíquica.


== Psicología IV ==


=== El sistema de representación en los estados alterados de conciencia ===




=== Impulsos y desdoblamiento de impulsos ===
''En los desplazamientos por el espacio de representación, llegamos a sus límites.'' A medida que las representaciones descienden, el espacio tiende a obscurecerse e, inversamente, hacia arriba va aumentando la claridad. Estas diferencias de luminosidad entre “profundidades” y “alturas”, seguramente tienen que ver con la información de memoria que desde la primera infancia va asociando la grabación de luminosidad a los espacios altos. También se puede comprobar la luminosidad mayor que tiene cualquier imagen visual emplazada a nivel de los ojos, mientras que su definición disminuye a medida que se la ubique fuera de ese nivel. Lógicamente, el campo de visión se abre con más facilidad al frente y hacia arriba de los ojos (hacia la cúspide de la cabeza) que al frente y hacia abajo (hacia el tronco, las piernas y los pies). No obstante lo dicho, algunos pintores de zonas frías y brumosas nos muestran en los planos bajos de sus lienzos una especial iluminación en las que a menudo están los campos nevados, así como una creciente obscuridad hacia los espacios altos que suelen aparecer cubiertos de nubes.


En las profundidades o en las alturas, aparecen objetos más o menos luminosos, pero al representar tales objetos no se mo­difica el tono general de luz que pueda existir en los distintos niveles del espacio de representación.


Por otra parte y solamente en determinadas condiciones de alteración de conciencia, se produce un curioso fenómeno que irrumpe iluminando todo el espacio de representación. Este fenómeno acompaña a las fuertes conmociones psíquicas que entregan un registro emotivo cenestésico muy profundo. Esta luz que ilumina todo el espacio de representación se hace presente de tal manera que aunque el sujeto suba o baje el espacio permanece iluminado, no dependiendo esto de un objeto particular­men­te luminoso, sino que todo el “ambiente” aparece ahora afectado. Es como si se pusiera la pantalla de tv a má­ximo brillo. En tal caso, no se trata de unos objetos más iluminados que otros sino del brillo general. En algunos procesos transferenciales, y luego de registrar este fenómeno, algunos sujetos salen a vigilia con una aparente modificación de la percepción del mundo externo. Así, los objetos resultan más brillantes, más netos y con más volumen, según las des­crip­­ciones que se suelen ha­cer en estos casos. Al producirse este curioso fenómeno de ilu­minación del espacio, algo ha pa­sa­do con el sistema de es­truc­tura­ción de la conciencia que ahora interpreta de un modo diferente la percep­ción externa habitual. No es que se “hayan depurado las puertas de la percepción”, sino que se ha modificado la representación que acompaña a la percepción.


=== La conciencia, la atención y el "yo" ===
De un modo empírico y por medio de diversas prácticas místicas, los devotos de algunas religiones tratan de ponerse en contacto con un fenómeno trascendente a la percepción y que parece irrumpir en la conciencia como “luz”. Por diferentes procedimientos ascéticos o rituales, por medio del ayuno, de la oración, o de la repetición, se pretende lograr el contacto con una suerte de fuente de luz. En los procesos transferenciales y en los procesos autotransferenciales, sea por [[accidente]] en el primer caso, o de modo dirigido en el segundo, se tiene experiencia de estos curiosos acontecimientos psíquicos. Se sabe que estos se pueden producir cuando el sujeto ha recibido una fuerte conmoción psíquica, es decir que su estado es aproximadamente un estado alterado de conciencia. La literatura religiosa universal está plagada de numerosos relatos acerca de estos fenómenos. También es interesante advertir que esta luz en ocasiones se “comunica” y hasta “dialoga” con el sujeto, tal cual está ocurriendo en estos tiempos con las luces que se ven en los cielos y que llegando a los temerosos observadores les dan sus “mensajes de otros mundos”.


Hay otros muchos casos de variaciones de color, calidad e intensidad lumínica, como sucede con ciertos alucinógenos, pero esos casos no tienen que ver con lo comentado anteriormente.


Según se describe en muchos textos, algunas personas que aparentemente murieron y volvieron a la vida, tuvieron la experiencia de abandonar su cuerpo e ir orientándose hacia una luz cada vez más viva, sin poder relatar bien si es que ellos avanzaban hacia la luz o si ésta avanzaba hacia ellos. El hecho es que los protagonistas se van encontrando con semejante luz que tiene la propiedad de comunicarse y hasta de dar indicaciones. Pero para poder contar estas historias habrá que recibir un golpe eléctrico en el corazón, o algo por el estilo, y entonces nuestros héroes se sentirán retrocediendo y alejándose de la famosa luz con la que estaban por tomar un interesante contacto.


=== Espacialidad y temporalidad de los fenómenos de conciencia ===
Hay numerosas explicaciones acerca de estos fenómenos, explicaciones por el lado de la anoxia, de la acumulación de dióxido de carbono, de la alteración de ciertas enzimas cerebrales. Pero a nosotros, como de costumbre, no nos interesan tanto las explicaciones, que hoy son unas y mañana otras, sino más bien nos interesa el sistema de registro, el emplazamiento afectivo que padece el sujeto y esa suerte de gran “sentido” que parece irrumpir sorpresivamente. Aquellos que creen haber vuelto de la muerte, experimentan un gran cambio por el hecho de haber registrado un “contacto” con un fenómeno extraordinario que de pronto emerge y del que no se alcanza a comprender si es un fenómeno de percepción o de represen­tación, pero que parece de gran importancia ya que tiene aptitud para cambiar súbitamente el sentido de la vida humana.


Es sabido, por lo demás, que ''los estados alterados de conciencia pueden darse en distintos niveles y, por supuesto, en el nivel vigílico.'' Cuando uno se encoleriza, se produce en vigilia un estado alterado. Cuando uno de pronto siente euforia y una gran alegría, también está rozando un estado alterado de conciencia. Pero cuando se habla de “estado alterado”, se suele pensar en algo infravigílico. Sin embargo, los estados alterados son frecuentes, suceden en distinto grado y con distinta calidad. Los estados alterados siempre implican el bloqueo de la reversibilidad en alguno de sus aspectos. Hay estados alterados de conciencia aún en vigilia, como son los estados producidos por la sugestionabilidad. Todo el mundo está más o menos sugestionado por los objetos que muestra la publicidad o que magnifican los comentaristas mediáticos. Mucha gente en el mundo cree en las bondades de los artículos que repetidamente se van proponiendo en las diversas campañas. Estos artículos pueden ser objetos de consumo, valores, puntos de vista sobre diferentes tópicos, et­cétera. La disminución de la reversibilidad en los estados alte­rados de conciencia, está presente en cada uno de nosotros y a cada momento. En casos más profundos de susceptibi­li­dad, nos encontramos ya con el trance hipnótico. El trance hip­nótico trabaja en el nivel de conciencia vigílica, aunque el crea­dor de la palabra “hipnosis” haya pensado que era una suer­­te de sueño. El sujeto hipnotizado camina, va, viene, anda con los ojos abiertos, efectúa operaciones, y también durante el efec­to post-hipnótico el sujeto sigue actuando en vigilia pero cum­plien­do con el mandato que se le dio en el momento de la sesión hip­nótica. Se trata de un fuerte estado alterado de conciencia.


Están los estados alterados patológicos en los que se disocian importantes funciones de la conciencia. También hay estados no patológicos en los que provisoriamente se pueden escindir, dividir las funciones. Por ejemplo, en ciertas sesiones espíritas alguien puede estar conversando y al mismo tiempo, su mano se pone a escribir automáticamente y comienza a pasar “mensajes” sin que el sujeto advierta lo que está ocurriendo.


=== Estructuras de conciencia ===
Con los casos de división de las funciones y de escisiones de personalidad, se podría organizar un listado muy extenso de los estados alterados. Muchos estados alterados acompañan a fenómenos de defensa que se ponen en marcha cuando ocurren disparos adrenalínicos frente a un peligro y esto produce modificaciones serias en la economía normal de la conciencia. Y, desde luego, así como hay fenómenos muy útiles en la alteración de conciencia, hay también fenómenos muy negativos.


Por acción química (gases, drogas y alcohol), por acción mecánica (giros, respiraciones forzadas, opresión de arterias) y por acción de supresión sensorial, se pueden producir estados alterados de conciencia. También por procedimientos rituales y por una puesta en situación gracias a especiales condiciones musicales, bailes y operaciones devocionales.


Existen los llamados “''estados crepusculares de conciencia''”, en los que hay bloqueo de la reversibilidad general y un posterior registro de desintegración interna. Distinguimos también algunos estados que pueden ser ocasionales y que bien podrían ser llamados “''estados superiores de conciencia''”. Estos pueden ser clasificados como: “éxtasis”, “arrebato” y “re­conocimiento”. Los ''estados de éxtasis'', suelen estar acom­pa­ñados por suaves concomitancias motrices y por una cierta agitación general. ''Los de arrebato'', son más bien de fuertes e inefables registros emotivos. ''Los de reconocimiento'', pueden ser caracterizados como fenómenos intelectuales, en el sentido que el sujeto cree, en un instante, “comprenderlo todo”; en un instante cree no tener diferencias entre lo que él es y lo que es el mundo, como si el yo hubiera desaparecido. ¿A quién no le pasó alguna vez que de pronto experimentó una alegría enorme sin motivo, una alegría súbita, creciente y extraña? ¿A quién no le ocurrió, sin causa evidente, una caída en cuenta de profundo sentido en la que se hizo evidente que “así son las cosas”?


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También se puede penetrar en un curioso estado de con­cien­cia alterada por “suspensión del yo”. Esto se presenta como una situación paradojal, porque para silenciar al yo es necesario vigilar su actividad de modo voluntario lo que requiere una importante acción de reversibilidad que robustece, nuevamente, aquello que se quiere anular. Así es que la suspensión se logra únicamente por caminos indirectos, desplazando progresivamente al yo de su ubicación central de objeto de meditación. Este yo, suma de sensación y de memoria comienza de pronto a silenciarse, a desestructurarse. Tal cosa es posible porque la memoria puede dejar de entregar datos, y los sentidos (por lo menos externos) pueden también dejar de entregar datos.
''La conciencia entonces, está en condicio­nes de encontrarse sin la presencia de ese yo, en una suer­te de vacío. En tal situación, es experimentable una actividad mental muy diferente a la habitual.''
Así como la conciencia se nutre de los impulsos que llegan del intracuerpo, del exterior del cuerpo y de la memoria, también se nutre de impulsos de respuestas que da al mundo (externo e interno) y que realimentan nuevamente la entrada al circuito. Y, por esta vía secundaria, detectamos fenómenos que se producen cuando '''la conciencia es capaz de internalizarse hacia “lo profundo” del espacio de representación'''.
“Lo profundo” (también llamado “sí mismo” en alguna corriente psicológica contemporánea), no es exactamente un contenido de conciencia. La conciencia puede llegar a “lo profundo” por un especial trabajo de internalización. En esta internalización irrumpe aquello que siempre está escondido, cubierto por el “ruido” de la conciencia. Es en “lo profundo” donde se encuentran las experiencias de los espacios y de los tiempos sagrados. En otras palabras, en “lo profundo” se encuentra la raíz de toda mística y de todo sentimiento religioso.


= Apéndice =




== Psicología IV ==
Conferencia dada por Silo en Parque La Reja, Buenos Aires, a mediados de mayo de 2006.
=== Impulsos y desdoblamiento de impulsos ===
Se afirmó en Psicología III <ref>Se refiere a las explicaciones dadas en Canarias en el año 1978 y que han sido publicadas como Psicología III.</ref> que el trabajo de un impulso en cualquier circuito termina por dar registro interno al sujeto. Uno de los circuitos comprende la percepción, la representación, la nueva toma de la representación y la sensación interna en general. Otro circuito nos muestra el recorrido de impulsos que terminan en las acciones lanzadas hacia el mundo externo, de las cuales el sujeto tiene también sensación interna. Esta toma de realimentación es la que permite aprender de las propias acciones por perfeccionamiento de la acción anterior o por descarte del error cometido. Todo esto quedó claro con el ejemplo de aprendizaje en el uso de un teclado <ref>Op.cit., Catarsis, transferencias y autotransferencias. La acción en el mundo como forma transferencial.</ref>.
Por otra parte, todo impulso que termina en el intracuerpo o en el exterior del cuerpo, da registros de distintos emplazamientos en el espacio de representación, pudiendo señalarse que los impulsos del intracuerpo se emplazan en el límite táctil-cenestésico hacia "dentro" y los impulsos que terminan en acciones en el mundo externo se registran en el límite táctil- kinestésico hacia "fuera" del cuerpo. Cualquiera sea la dirección del impulso que necesariamente cuenta con un correlato de información o sensación interna, siempre modificará el estado general del circuito. Con respecto a esta aptitud transformadora de los impulsos, podemos considerar dos tipos:
: 1.- aquellos capaces de liberar tensiones o hacer descarga de energía psicofísica, a los que llamaremos "catárticos"
: 2.- los que permiten trasladar cargas internas, integrar contenidos y ampliar las posibilidades de desarrollo de la energía psicofísica, a los que llamaremos "transferenciales".
Por tanto, todo impulso, independientemente de su dirección, tendrá una aptitud predominantemente catártica o transferencial. Además, en todo impulso existirá una cuota de gratificación o malestar, de agrado o desagrado, que permitirá al sujeto hacer selección de sus actos de conciencia o de sus acciones corporales.
Los impulsos se "desdoblan" a través de realimentaciones diversas como las que permiten cotejar registros de percepciones con registros de representaciones y a las que necesariamente acompañan "retenciones" o memorizaciones de las mismas. Existen otros desdoblamientos que "enfocan", más o menos voluntariamente, a las percepciones y a las representaciones. Estos desdoblamientos han sido designados como "apercepciones", es decir, como selección y dirección de la conciencia hacia las fuentes de percepción y como "evocaciones", es decir, como selección y dirección de la conciencia hacia las fuentes de retención. La voluntaria e involuntaria dirección y selección de la conciencia hacia sus distintas fuentes constituye la función que genéricamente ha sido llamada "atención".
=== La conciencia, la atención y el "yo" ===
Llamamos "conciencia" al aparato que coordina y estructura las sensaciones, las imágenes y los recuerdos del psiquismo humano. Por otra parte, no se puede ubicar a la conciencia en un lugar preciso del sistema nervioso central, o en algún punto y profundidad cortical o subcortical. Tampoco es el caso de confundir puntos de trabajo especializado, tales los casos de los “centros”, con estructuras de funcionamiento que se verifican en la totalidad del sistema nervioso.
Para una mayor claridad expositiva, designamos como "fenómenos conscientes" a todos los que ocurren en los diferentes niveles y estados de vigilia, semisueño y sueño, incluidos los subliminales (que suceden en el límite del registro de lo percibido, de lo representado y de lo recordado). Desde luego, al hablar de lo "subliminal", no nos estamos refiriendo a un supuesto "subconsciente" o "inconsciente".
A menudo se confunde la conciencia con el "yo" cuando en realidad éste no tiene una base corporal como ocurre con aquélla a la que se puede ubicar como "aparato" registrador y coordinador del psiquismo humano. En su momento dijimos: "... Ese registro de la propia identidad de la conciencia está dado por los datos de sentidos y los datos de memoria más una peculiar configuración que otorga a la conciencia la ilusión de permanencia no obstante los continuos cambios que en ella se verifican. ''Esa configuración ilusoria de identidad y permanencia es el yo"'' <ref>Op. cit., La conciencia y el yo.</ref>.
En los estados alterados de conciencia se comprueba frecuentemente que ésta se mantiene en vigilia al tiempo que determinados impulsos que deberían llegar a su registro han sido bloqueados, sufriendo la noción del yo una alteración o extrañamiento; se pierde reversibilidad, sentido crítico y a veces, las imágenes descontextualizadas toman "realidad" externa alucinatoria. En esa situación, el yo es registrado como emplazándose en zonas límites externas del espacio de representación y a cierta "distancia" del yo habitual. El sujeto se puede experimentar registrando y sintiendo fenómenos que provienen del mundo externo cuando en rigor, los fenómenos mencionados no son de percepción sino de representación. A estos fenómenos en los que la representación sustituye a la percepción y, por tanto, se los sitúa en un "espacio externo" hacia cuyo límite se desplaza el yo, solemos llamarlos "proyecciones".
=== Espacialidad y temporalidad de los fenómenos de conciencia <ref>Ver: Espacio de representación, en Psicología II. Silo. O.C. vol II. Madrid, Ediciones Humanistas, 2002.</ref> ===
En vigilia activa, el yo se ubica en las zonas más externas del espacio de representación, “perdido” en los límites del tacto externo, pero si hago apercepción de algo que veo, el registro del yo sufre un corrimiento. En ese momento puedo decirme a mí mismo: “Veo desde mí al objeto externo y me registro adentro de mi cuerpo”. Aunque estoy conectado con el mundo externo por medio de los sentidos, existe una división de espacios y es en el interno donde me emplazo yo. Si posteriormente apercibo mi respiración, podré decirme a mí mismo: “Experimento desde mí el movimiento de los pulmones, estoy adentro de mi cuerpo pero no adentro de mis pulmones”. Está claro que experimento una distancia entre el yo y los pulmones, no solamente porque al yo lo registro en la cabeza que está alejada de la caja torácica sino porque en todos los casos de percepción interna (como ocurre con un dolor de muelas o un dolor de cabeza), los fenómenos estarán siempre a “distancia” de mí como observador. Pero aquí no nos interesa esta “distancia” entre el observador y lo observado, sino la “distancia” desde el yo hacia el mundo externo y desde el yo hacia el mundo interno. Por cierto que podemos destacar matices muy sutiles en la variabilidad de las posiciones “espaciales” del yo, pero acá estamos resaltando las ubicaciones diametrales del yo en cada caso mencionado. Y, en esta descripción, podemos decir que el yo se puede ubicar en la interioridad del espacio de representación pero en los límites táctiles kinestésicos que dan noción del mundo externo y, opuestamente, en los límites táctiles cenestésicos que dan noción del mundo interno <ref>Ver: Psicología de la imagen, en Contribuciones al Pensamiento. Silo. O.C. vol I. Madrid, Ediciones Humanistas, 1998.</ref>. En todo caso, podemos usar la figura de una película bicóncava (como límite entre mundos), que se dilata o contrae y con ello focaliza o difumina el registro de los objetos externos o internos. La atención se dirige, más o menos intencionadamente, hacia los sentidos externos o internos en la vigilia y pierde el manejo de su dirección en el semisueño, el sueño y aun en la vigilia de los estados alterados, ya que en todos esos niveles y estados la reversibilidad es afectada por fenómenos y registros que se imponen a la conciencia. ''Es muy evidente que en la constitución del yo intervienen no solamente la memoria, la percepción y la representación, sino la posición de la atención en el espacio de representación. No se está hablando, por consiguiente, de un yo substancial sino de un epifenómeno de la actividad de la conciencia.''
Este "yo-atención" parece cumplir con la función de coordinar las actividades de la conciencia con el propio cuerpo y con el mundo en general. Los registros del transcurrir y de la posición de los fenómenos mentales se imbrican en esta coordinación a la que se independiza de la misma coordinación. Y así, la metáfora del "yo" termina por cobrar identidad y “substancialidad” independizándose de la estructura de funciones de la conciencia.
Por otra parte, los reiterados registros y reconocimientos de la acción de la atención se van configurando en el ser humano muy tempranamente, a medida que el niño dispone de direcciones más o menos voluntarias hacia el mundo externo y el intracuerpo. Gradualmente, con el manejo del cuerpo y de ciertas funciones internas, se va robusteciendo la presencia puntual y también una copresencia en la que el registro del propio yo se constituye en concentrador y trasfondo de todas las actividades mentales. Estamos en presencia de esa gran ilusión de la conciencia a la que llamamos "Yo".
Debemos considerar ahora al emplazamiento del yo en los distintos niveles de conciencia. En vigilia el yo ocupa una posición central dada por la disponibilidad de la atención y de la reversibilidad. Esto varía considerablemente en el semisueño, cuando los impulsos que provienen de los sentidos externos tienden a debilitarse o fluctuar entre el mundo externo y una cenestesia generalizada. Durante el sueño con imágenes, el yo se internaliza. Es, por último, durante el sueño vegetativo cuando el registro del yo se esfuma <ref>En el "sueño paradojal" o con imágenes, el registro del yo se "aleja" del mundo externo y se diluye en imágenes inconexas hasta desaparecer en una situación que difícilmente está en gobierno del soñante. En cuanto al sueño vegetativo profundo la detección electroencefalográfica muestra una total ausencia de imágenes. Tampoco se verifica el MOR (movimiento ocular rápido), coincidiendo esto con una amnesia posterior de los hechos psíquicos ocurridos en un total olvido del yo. N. del R.</ref>.
Las transformaciones de los impulsos en los ensueños vigílicos aparecen en las secuencias de asociaciones libres con numerosas traducciones alegóricas, simbólicas y sígnicas, que conforman el especial lenguaje de imágenes de la cenestesia. Por cierto, nos estamos refiriendo a las secuencias imaginarias sin control, propias de las vías asociativas y no a las construcciones imaginarias que siguen un desarrollo más o menos premeditado <ref>Ver la conferencia sobre las Experiencias Guiadas dadas en el Ateneo de Madrid en 1989. Habla Silo. Presentación de Libros. Experiencias Guiadas. Silo. O.C. vol I. Madrid, Ediciones Humanistas, 1998.</ref>, o a las traducciones de los impulsos canalizados en las vías abstractivas que también se manifiestan como imágenes simbólicas y sígnicas. Los impulsos, transformándose en distintos niveles, también hacen variar el registro del yo en la profundidad o superficialidad del espacio de representación. Usando una figura, podemos señalar que los fenómenos psíquicos se registran siempre entre coordenadas “espaciales” ''x e y'', pero también con respecto a ''z'', siendo “z” la profundidad del registro en el espacio de representación. Desde luego, el registro de cualquier fenómeno se experimenta en la tridimensionalidad del espacio de representación (en cuanto a altura vertical, lateralidad horizontal y profundidad de los impulsos, conforme mayor externalidad o mayor interioridad), cosa que podemos comprobar al apercibir o representar impulsos provenientes del mundo externo, del intracuerpo, o de la memoria.
Sin complicarnos con descripciones propias de la Fenomenología, debemos considerar ahora algunos tópicos estudiados exhaustivamente por ella <ref>Para una mejor comprensión de este apartado, consultar Meditaciones Cartesianas, Segunda Meditación. 19. Actualidad y potencialidad de la vida intencional. Husserl E. Madrid. Ediciones Paulinas. 1979. También consultar: El Ser y el Tiempo. Segunda Sección. IV Temporalidad y cotidianidad. 70. La temporalidad de la espacialidad peculiar al “ser ahí”. Heidegger M. México. Fondo de Cultura Económica, 1980.</ref>.
Así, decimos que en vigilia ''los campos de presencia y copresencia'' permiten ubicar los fenómenos en sucesión temporal, estableciéndose la relación de hechos desde el momento actual en el que estoy emplazado, con los momentos anteriores de los que proviene el ''fluir'' de mi conciencia y con los posteriores hacia los que se lanza ese fluir. En todo caso, el instante presente es la barrera de la temporalidad y si bien no puedo dar razón de él porque al pensarlo sólo cuento con la ''retención'' de lo ocurrido en la dinámica de mi conciencia, su aparente "fijeza" me permite ir hacia el "atrás" de los fenómenos que ya no son, o hacia el "adelante" de los fenómenos que todavía no son. Es en el ''horizonte de la temporalidad'' de la conciencia donde se inscribe todo acontecimiento. Y en el horizonte restringido que fija la presencia de ''actos y objetos'', siempre estará actuando un campo de copresencia en el que se conectarán todos ellos.
A diferencia de lo que ocurre en el transcurrir del mundo físico, los hechos de conciencia no respetan la sucesión cronológica sino que regresan, perduran, se actualizan, se modifican y se futurizan, alterando al instante presente. El “instante presente” se estructura por el entrecruzamiento de la retención y de la protensión. Ejemplificando: un acontecimiento doloroso imaginado a futuro, puede actuar sobre el presente del sujeto desviando la tendencia que llevaba su cuerpo en dirección a un objeto previamente querido. Así, las leyes que se cumplen en la espacio-temporalidad del mundo físico sufren un desvío considerable en los objetos y los actos mentales. Esta independencia del psiquismo, por “desviación” de las leyes físicas, hace recordar la idea de “''clinamen''” que presentara Epicuro para introducir la libertad en un mundo dominado por el mecanicismo <ref>Al parecer, Epicuro defendió la Teoría de Demócrito según la cual los átomos se mueven formando el mundo físico, pero agregó frente a la objeción de Aristóteles, que los átomos sufren desvíos, inclinaciones, que les permiten encontrarse. La doctrina correspondiente a la idea del “clinamen”, parece haber sido formulada completamente trescientos años después de Epicuro. Ver: Lucrecio De rerum natura, II, 289- 93.</ref>.
Dando por comprendida la estructuralidad de la conciencia en la relación entre los “aparatos” y las diferentes vías por las que circula el impulso, podemos considerar a éste en sus distintas transformaciones como el “átomo” básico de la actividad psíquica. Sin embargo, tal átomo no se presenta aislado sino en “trenes de impulsos”, en configuraciones que dan lugar a la percepción, al recuerdo y a la representación. De este modo, la inserción de lo psíquico en la espacialidad externa comienza por los impulsos que, convertidos en protensiones de imágenes kinestésicas, se desplazan hacia el exterior de la tridimensionalidad del espacio de representación moviendo al cuerpo. Es claro que las imágenes cenestésicas y las correspondientes a los sentidos externos actúan de modo auxiliar (como "señales compuestas"), en todo fenómeno en el que se va seleccionando y regulando la dirección e intensidad motriz. En definitiva, en ese fluir de impulsos relativos al tiempo y al espacio de conciencia, ocurren los primeros eventos que terminarán modificando al mundo.
No es ociosa aquí una reflexión general sobre los hechos en los que el psiquismo actúa desde y hacia su externidad. Para comenzar, observamos que los objetos materiales se presentan como espacialidad a la captación “táctil” de los sentidos externos que diferencian el corpúsculo, la onda, la molécula, la presión, la termicidad, etc. Para terminar, decimos que estas “impresiones”, o impulsos externos al psiquismo, ponen en marcha un sistema de interpretación y respuesta que no puede operar sino en un espacio interno.
Estamos afirmando del modo más amplio que por variación de impulsos entre “espacios”, el psiquismo es penetrado y penetra al mundo. No estamos hablando de circuitos cerrados entre estímulos y respuestas, sino de un sistema abierto y creciente que capta y actúa por acumulación y protensión temporal. Por otra parte, ''esta “apertura” entre espacios no ocurre por franquear las barreras de una mónada <ref>Desde Pitágoras se había concebido a la mónada como la primera unidad o unidad fundamental de la que derivan los números. A lo largo del tiempo, la idea de mónada fue sufriendo importantes cambios hasta que en el Renacimiento y con Giordano Bruno en De monade, los átomos constitutivos de la realidad son vivientes y animados. En el S. XVIII Leibniz en los Principios de la Naturaleza, caracterizó a las mónadas como “átomos” sin comienzo ni fin que se combinan sin interpenetrarse y que poseen fuerza propia. Contemporáneamente, Kant en su Monadologia Physica, describió a la mónada como punto indivisible, a diferencia del espacio que es infinitamente divisible.</ref> sino porque la conciencia, ya en su origen, se constituye desde, en y para el mundo''.
=== Estructuras de conciencia ===
Los diferentes modos de estar el ser humano en el mundo <ref>Entendiendo “mundo” como la síntesis mundo interno-externo.</ref>, las diferentes posiciones de su experimentar y hacer, responden a estructuraciones completas de conciencia. Así: la "conciencia desdichada", la "conciencia angustiada", la conciencia emocionada", la "conciencia asqueada", la "conciencia nauseada", la "conciencia inspirada", son casos relevantes que han sido descritos convenientemente <ref>En la Fenomenología del Espíritu, Hegel llama "alienación" a la "conciencia desdichada", que se registra como un desgarramiento de la conciencia consigo misma al encontrarse separada y desposeída de la realidad a la cual pertenece. En el Concepto de la Angustia, Kierkegaard, estudia a la "conciencia angustiada" que se manifiesta con respecto a su objeto que es la "nada". Muchos “filósofos de la existencia" recurren al método fenomenológico para describir los actos y los objetos de síntesis de conciencia. Sartre en Esbozo de una teoría de las emociones, describe a la "conciencia emocionada" y Kolnai en El Asco, describe a la "conciencia asqueada".</ref>. Es aquí pertinente anotar que tales descripciones se pueden aplicar a lo personal, a lo grupal y a lo social. Por ejemplo, para describir una estructura de conciencia en pánico, se debe arrancar de una situación colectiva, como se reconoce en los orígenes (legendarios e históricos) de la palabra "pánico" que designa un especial estado de conciencia. Con el paso del tiempo, el vocablo “pánico” se usó cada vez más frecuentemente para explicar una alteración de conciencia individual <ref>Pan era una divinidad pre-helénica benéfica para los campos, los pastores y los rebaños. Una leyenda lo hace aparecer en la batalla de Maratón, sembrando el “terror pánico” entre los persas y ayudando a los atenienses, que a partir de ese momento propagan su culto en toda Grecia. El adjetivo “pánico” se refiere a esa divinidad en general, pero “pánico” se usó para señalar el estado de conciencia que denota un peligro inminente y que es colectivo y contagioso. Actualmente, la Psiquiatría ha acuñado el “síndrome de pánico”, debilitando el significado colectivo inicial.</ref>.
Ahora bien, los casos anteriormente citados pueden ser entendidos individualmente o en un conjunto (en atención a la intersubjetividad constitutiva de la conciencia). Siempre que ocurran variaciones en esas estructuraciones globales, ocurrirán también variaciones en los fenómenos concurrentes, tal es el caso del yo. Así, en plena vigilia pero en estados de conciencia diferentes, registramos al yo ubicado en distintas profundidades del espacio de representación.
Para comprender lo anterior, debemos apelar a las diferencias entre niveles y estados de conciencia. Los niveles clásicos de vigilia, semisueño, sueño profundo paradojal y sueño profundo vegetativo, no ofrecen dificultades de comprensión. Pero en cada uno de esos niveles tenemos la posibilidad de reconocer posiciones variables de los fenómenos psíquicos. Poniendo ejemplos extremos: decimos que cuando el yo mantiene contacto sensorial con el mundo externo pero se encuentra perdido en sus representaciones o evocaciones, o se tiene en cuenta a sí mismo sin intereses relevantes sobre su acción en el mundo, estamos en presencia de una ''conciencia vigílica en estado de ensimismamiento''. El cuerpo actúa externamente en una suerte de “irrealidad” que, profundizándose, puede llegar a la desconexión y la inmovilidad. Se trata de un “corrimiento” del yo hacia una presencia constante de los registros de evocación, representación o percepción táctil-cenestésica y, por tanto, la distancia se “alarga” entre el yo y el objeto externo. En el caso opuesto, el yo perdido en el mundo externo, se desplaza hacia los registros táctil kinestésicos sin crítica ni reversibilidad sobre los actos que realiza. Estamos ante un caso de ''conciencia vigílica en estado de alteración'' como puede ocurrir en la llamada “emoción violenta”. En este caso, la importancia que cobra el objeto externo es decisiva, acortándose la distancia entre el yo y el objeto percibido.
==== Estructuras, estados y casos no habituales ====
Llamamos “no habituales” a los comportamientos que muestran anormalidades respecto a parámetros del individuo o del grupo que se esté considerando. Es claro que si la población de un país o un grupo humano enloquecen, no dejamos de considerar a esos casos dentro de los comportamientos “no habituales” por el hecho de contar con numerosos representantes. En todo caso, ese conjunto humano debe ser comparado con situaciones estables en las que ha vivido y en las que la reversibilidad, el sentido crítico y el control de sus actos, tiene características previsibles. Por otra parte, hay casos “no habituales” que son fugaces y otros que parecen arraigarse o aun desplegarse a medida que pasa el tiempo. No es de nuestro interés tipificar esas conductas sociales desde el punto de vista del Derecho, de la Economía, o de la Psiquiatría. Tal vez encontraríamos más motivos de reflexión sobre estos casos en la Antropología y en la Historia...
Si nuestro interés por los comportamientos “no habituales” nos lleva al campo de lo personal, o a lo sumo de lo interpersonal inmediato, seguirán siendo válidos los criterios de reversibilidad, sentido crítico y control de los propios actos en relación con esa historia personal o interpersonal. Aquí también es aplicable lo comentado anteriormente con respecto a los casos “no habituales” fugaces y los que parecen arraigarse o aún desplegarse en su anormalidad a medida que pasa el tiempo.
Llevemos pues nuestro estudio sobre los comportamientos “no habituales” fuera del terreno de la patología para concentrarnos, dentro de nuestra Psicología, en dos grandes grupos de estados y casos a los que hemos llamado el grupo de la “conciencia perturbada” y el grupo de la “conciencia inspirada”
==== La “conciencia perturbada” ====
Existen diametrales posiciones del yo entre estados alterados que van desde la actividad cotidiana a la emoción violenta y estados ensimismados que van desde la calma reflexiva hasta la desconexión con el mundo externo. Hay, sin embargo, otros estados alterados en los que las representaciones se externalizan proyectivamente, de tal modo que realimentan a la conciencia como “percepciones” provenientes del mundo externo y otros, de ensimismamiento, en los que la percepción del mundo externo se internaliza introyectivamente.
Hemos escuchado y leído historias e informes seriamente controlados, sobre las alucinaciones que padecen quienes se encuentran en situaciones de compromiso en las altas montañas, en las soledades polares, en los desiertos y en los mares. El estado físico de fatiga, anoxia y sed; el estado psíquico de abandono en la monotonía del silencio y la soledad; las condiciones ambientales térmicas extremas, son elementos que han llegado a conformar casos de alteraciones alucinatorias y mucho más frecuentemente, casos de alteraciones ilusorias puntuales.
Por otra parte, del lado del ensimismamiento introyectivo, la sensación externa llega a la conciencia pero la representación correspondiente opera desconectada del contexto general perceptivo realimentando a la conciencia que interpreta y registra el fenómeno como interioridad “significativa”, como representación que parece “dirigirse” a la interioridad del sujeto de modo directo. En un ejemplo: las luces coloreadas de los semáforos de una gran ciudad, comienzan de pronto, a los ojos de un angustiado peatón, a “enviar” misteriosos códigos y claves. El sujeto, a partir de ese momento, se considera como la única persona capaz de “recibir” y comprender el significado de esos mensajes.
''Los estados alterados proyectados y los estados ensimismados introyectados corresponden a transitorias o permanentes perturbaciones de la conciencia vigílica'' que mencionamos acá como casos de emplazamientos diametrales en la ubicación del yo. Por lo demás, debemos mencionar también a los ''estados de alteración y ensimismamiento en el nivel de sueño con imágenes y en el semisueño''.
En Psicología III pasamos revista a numerosos casos de perturbaciones transitorias de conciencia <ref>Psicología III. El sistema de representación en los estados alterados de conciencia.</ref>. Se mencionó la situación de alguien que proyecta sus representaciones internas y queda fuertemente sugestionado por ellas, de modo parecido a lo que ocurre en pleno sueño cuando se padece la sugestión de las imágenes oníricas. Se trata de alucinaciones que también ocurren por estados febriles intensos; por acción química (gases, drogas y alcohol); por acción mecánica (giros, respiraciones forzadas, opresión de arterias); por supresión de sentidos externos (cámara de silencio) y por supresión de sentidos internos (ingravidez en cosmonautas).
Debemos considerar también las perturbaciones accidentales cotidianas. Estas se manifiestan en los cambios de humor súbito, tales como los accesos de cólera y las explosiones de entusiasmo que en mayor o menor medida, nos permiten experimentar el desplazamiento del yo hacia la periferia mientras cae la reversibilidad y el estado se hace más alterado. Observamos lo contrario frente a un peligro súbito, ante el cual el sujeto se contrae o huye tratando de poner distancia entre él y el objeto amenazante. En todo caso, el desplazamiento del yo es hacia la interioridad. También podemos comprobar, en la misma dirección, ciertas conductas infantiles curiosas. En efecto, los niños suelen utilizar juguetes monstruosos con los que “frenan” o “combaten” a otros monstruos que están al acecho, o se acercan en la noche... Y, cuando esa tecnología no da resultado, siempre queda el recurso de las sábanas que ocultan el cuerpo ante las atroces amenazas. Es claro, en estos casos, que el yo se ensimisma e introyecta.
==== La “conciencia inspirada” ====
La conciencia inspirada es una estructura global, capaz de lograr intuiciones inmediatas de la realidad. Por otra parte, es apta para organizar conjuntos de experiencias y para priorizar expresiones que se suelen transmitir a través de la Filosofía, la Ciencia, el Arte y la Mística.
En orden a nuestro desarrollo, podemos preguntar y responder un tanto escolarmente: ¿Es la conciencia inspirada un estado de ensimismamiento o de alteración? ¿Es la conciencia inspirada un estado perturbado, una ruptura de la normalidad, una extrema introyección, o una extrema proyección? Sin duda que la conciencia inspirada es más que un estado, es una estructura global que pasa por diferentes estados y que se puede manifestar en distintos niveles. Además, la conciencia inspirada perturba el funcionamiento de la conciencia habitual y rompe la mecánica de los niveles. Por último, es más que una extrema introyección o una extrema proyección ya que alternativamente se sirve de ellas, en atención a su propósito. Esto último es evidente cuando la conciencia inspirada responde a una intención presente o, en algunos casos, cuando responde a una intención no presente pero que actúa copresentemente.
En la Filosofía no son de importancia los sueños inspiradores, ni las inspiraciones súbitas, sino la intuición directa que aplican algunos pensadores para aprehender las realidades inmediatas del pensamiento sin intermediación del pensar deductivo o discursivo. No se trata de las corrientes "intuicionistas" en Lógica y en Matemáticas, sino de pensadores que privilegian la intuición directa como en el caso de Platón con las Ideas, de Descartes con el pensar claro y distinto, descartando el engaño de los sentidos y de Husserl con las descripciones de las noesis, "en la suspensión del juicio” (epojé) <ref>Platón y Aristóteles conocieron las diferencias entre el pensar intuitivo y el discursivo, privilegiando Platón el primer tipo. Para él, las Ideas de lo Bueno y lo Bello son de contemplación directa y son reales, mientras que las cosas buenas o bellas derivan de aquellas Ideas y no poseen la misma realidad inmediata. En Descartes reconocemos ese gran aporte del pensamiento que piensa sobre sí mismo sin intermediación y en Husserl el contacto directo con las noesis, los actos del pensar y los noemas, los objetos ligados intencionalmente a los actos del pensar.</ref>.
En la historia de la Ciencia se rescatan ejemplos de inspiraciones súbitas que permitieron avances importantes. El caso más conocido, aunque dudoso, es el de la famosa “caída de la manzana de Newton” <ref>Isaac Newton, en 1666 en Woolsthorpe, U.K.</ref>. Si así hubiera ocurrido, deberíamos reconocer que la súbita inspiración fue motivada por una lenta pero intensa búsqueda orientada hacia el sistema cósmico y la gravedad de los cuerpos. A modo de ejemplo, podemos tener en cuenta otro caso como el ocurrido al químico Kekulé <ref>Augusto Kekulé en 1865 en Bonn, Alemania, estableció la teoría de la cuadrivalencia del carbono y la fórmula hexagonal del benceno.</ref>. Éste soñó una noche con varias serpientes entrelazadas que le sirvieron de inspiración para desarrollar las notaciones de la química orgánica. Sin duda que su preocupación constante por formular los enlaces entre substancias siguió actuando aun en el nivel de sueño paradojal, para tomar la vía de la representación alegórica.
En el Arte hay muchos ejemplos de sueños inspiradores. Tal el caso de Mary Shelley <ref>Mary Godwin. La historia está en las notas que escribió Polidori en su diario el 18 de Junio de 1816 en villa Diodati, al lado del lago Leman, Suiza.</ref>. Ésta había declarado ante sus amigos, que sentía esa “...vacía incapacidad de invención que es la mayor desdicha del autor”, pero esa noche vio en sus sueños al horrendo ser que motivó su novela de “Frankenstein o el Prometeo moderno”. Otro tanto ocurrió con el sueño de R. L. Stevenson <ref>R.L. Balfour. En las islas Samoa en 1886.</ref> que puso en marcha su relato fantástico “El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde”. Por cierto que las inspiraciones vigílicas de escritores y poetas son las más abundantemente conocidas del campo de las artes. Sin embargo, por otros medios hemos llegado a conocer inspiraciones de pintores como Kandinsky <ref>Vasili Kandinsky, en 1911 en Moscú.</ref> que en "Lo espiritual en el arte", describe la necesidad interior que se expresa como inspiración en la obra artística.
Artistas plásticos, literatos, músicos, danzarines y actores, han buscado la inspiración tratando de colocarse en ambientes físicos y mentales no habituales. Los diferentes estilos artísticos, que responden a las condiciones epocales, no son simplemente modas o modos de generar, captar e interpretar la obra artística, sino maneras de "disponerse" para recibir y dar impactos sensoriales. Esta "disposición" es la que modula la sensibilidad individual o colectiva y es, por tanto, el predialogal <ref>O.C. I Habla Silo. Conferencia sobre Las condiciones del diálogo, dada en la Academia de Ciencias de Moscú en 1999.</ref> que permite establecer la comunicación estética.
En la Mística encontramos vastos campos de inspiración. Debemos señalar que cuando hablamos de "mística" en general, estamos considerando fenómenos psíquicos de "experiencia de lo sagrado" en sus diversas profundidades y expresiones. Existe una copiosa literatura que da cuenta de los sueños <ref>IV Brihadaranyaka Upanishad. ¨Cuando el espíritu humano se ha retirado al reposo, retiene consigo los materiales de este mundo en que están contenidas las cosas todas, y entonces crea y destruye su propia gloria e irradiación, pues el espíritu brilla con su propia luz”.</ref>, las “visiones” del semisueño <ref>La Biblia, Da-niyye-l.X, 7 Versión castellana Dujovne, Kostantinovsky. “Y yo, Da-niyye-l, solo vi la visión; pues no la vieron los hombres que conmigo estaban, sino que cayó sobre ellos un terror grande, de modo que huyeron a esconderse”.</ref>, y las intuiciones vigílicas <ref>El Avesta. Los Gathas. Yasna XLV, 2-3. "Proclamaré esta primera enseñanza al Mundo. Enseñanza que me reveló el Omnisciente Ahura Mazda. Hablaré de los dos primeros Espíritus del mundo, de los cuales el más bondadoso dijo así al dañino: Ni nuestros pensamientos, ni nuestros mandamientos, ni nuestra inteligencia, ni nuestras creencias, ni nuestras obras, ni nuestra conciencia, ni nuestras almas están de acuerdo en nada".</ref> de los personajes referenciales de religiones, sectas y grupos místicos.
Abundan, además, los estados anormales y los ''casos extraordinarios de experiencias de lo sagrado que podemos tipificar como Éxtasis o sea, situaciones mentales en que el sujeto queda absorto, deslumbrado dentro de sí y suspendido; como Arrebato, por la agitación emotiva y motriz incontrolable, en la que el sujeto se siente transportado, llevado fuera de sí a otros paisajes mentales, a otros tiempos y espacios; por último, como "Reconocimiento" en que el sujeto cree comprenderlo todo en un instante''. En este punto estamos considerando a la conciencia inspirada en su experiencia de lo sagrado que varía en su modo de estar frente al fenómeno extraordinario, aunque por extensión se han atribuido también esos funcionamientos mentales a los raptos del poeta o del músico, casos en que "lo sagrado" puede no estar presente.
Hemos mencionado estructuras de conciencia a las que llamamos "conciencia inspirada" y las hemos mostrado en grandes campos conocidos como la Filosofía, la Ciencia, el Arte y la Mística. Pero en la vida cotidiana, la conciencia inspirada actúa con frecuencia en las intuiciones o en las inspiraciones de la vigilia, del semisueño y el sueño paradojal. Ejemplos cotidianos de inspiración son los del "pálpito", del enamoramiento, de la comprensión súbita de situaciones complejas y de resolución instantánea de problemas que perturbaron durante mucho tiempo al sujeto. Estos casos no garantizan el acierto, la verdad, o la coincidencia del fenómeno respecto a su objeto, pero los registros de "certeza" que los acompañan, son de gran importancia.
==== Fenómenos accidentales y fenómenos deseados ====
La conciencia puede estructurarse en distintas formas variando por acción de estímulos puntuales (internos y externos), o por situaciones complejas que operan de modo no querido, de modo accidental. La conciencia es "tomada" <ref>Se entiende "tomada" como no dirigida ni manejada por el sujeto.</ref> en una situación en que la reversibilidad y la autocrítica quedan prácticamente anuladas.
En el caso que nos ocupa, la "inspiración" irrumpe en mecanismos y niveles, actuando a veces, de un modo menos evidente como "trasfondo" de conciencia. Por otra parte, también la angustia, la náusea, el asco y otras configuraciones pueden manifestarse súbitamente o mantenerse como trasfondo mental más o menos prolongado. Ejemplificando: cuando accidentalmente, levanto una piedra y en ella descubro el bullir de minúsculos insectos que pueden pegarse a mi mano, que me pueden invadir, experimento repulsión hacia esa vida informe que me acomete. También registro una sorda aversión cuando percibo algo pegajoso, húmedo y tibio que avanza hacia mí. Pero la reacción inmediata va más allá del reflejo motriz que responde a lo peligroso, ya que me compromete visceralmente provocando un rechazo que puede terminar en el reflejo de asco, en la arcada, en la salivación excesiva de mi boca y en el extraordinario registro de la distancia que se ha "acortado" entre yo y el objeto, o entre yo y la situación asquerosa. Ese acortamiento del espacio en la representación, pone al objeto en un tipo de existencia que le permite "tocarme" e "introducirse" en mí, suscitando la arcada como rito de expulsión desde mi intracuerpo. Es tan poco real el "acercamiento" mencionado, como el reflejo de arcada que le corresponde. Por eso, la relación entre el objeto asqueroso y la respuesta de la arcada toman características propias fuera de los objetos reales en juego. Se convierten en un ritual en el que objeto y acto forman una estructura particular, la estructura del asco.
También ocurre esa configuración accidental de conciencia ante un objeto moral o estéticamente repugnante, como es el caso de una novela plagada de ingeniosidad artificiosa, de juegos de palabras, de sensiblería tibia, dulzona y cargada de vitalidad difusa. Todo eso termina provocando la defensa visceral que evita una "invasión" profunda de mi cuerpo. Estas estructuras de conciencia comprometen mi unidad, afectando no solamente ideas, emociones, o reacciones motrices, sino mi totalidad somática.
Creo oportuno hacer aquí una pequeña digresión. Es posible considerar configuraciones de conciencia avanzadas en las que todo tipo de violencia provocará repugnancia con los correlatos somáticos del caso. Tal estructuración de conciencia no violenta podría llegar a instalarse en las sociedades como una conquista cultural profunda. Esto iría más allá de las ideas o de las emociones que débilmente se manifiestan en las sociedades actuales, para comenzar a formar parte del entramado psicosomático y psicosocial del ser humano.
Volviendo a nuestro cauce. Hemos reconocido estructuras de conciencia que se configuran accidentalmente. También observamos que ocurren configuraciones que responden a deseos, o a planes de quien se "pone" en una particular situación mental para hacer surgir el fenómeno. Desde luego, tal cosa a veces funciona y a veces no, como ocurre con el deseo de inspiración artística, o con el deseo de enamoramiento. La conciencia inspirada, o mejor aún, la conciencia dispuesta a lograr inspiración se muestra en la Filosofía, en la Ciencia, en el Arte, y también en la vida cotidiana con ejemplos variados y sugestivos. Sin embargo, es en la Mística especialmente donde la búsqueda de inspiración ha hecho surgir prácticas y sistemas psicológicos que han tenido y tienen desparejo nivel de desarrollo.
Reconocemos a las técnicas de “trance” <ref>En la Psicología oficial se considera al trance como “un estado de disociación de la conciencia, caracterizado por la suspensión de todo movimiento voluntario y la existencia de ciertas actividades automáticas”. ''Diccionario Enciclopédico de la Psique. B.Szekely. Ed.Claridad. Buenos Aires, 1975.''</ref> como pertenecientes a la arqueología de la inspiración mística. Así, al trance lo encontramos en las formas más antiguas de la magia y la religión. Para provocarlo, los pueblos han apelado a la preparación de bebidas <ref>El Soma (para los indios) y el Haoma (para los iranios), ha sido la bebida embriagadora más antigua. En los Himnos Védicos, en 730 (2), se lee: “Tú eres el cantor, tú eres el poeta, tú eres el dulce jugo nacido de la planta. En la embriaguez, tú eres el dador de todos los bienes”.</ref> de vegetales más o menos tóxicos y a la aspiración de humos y vapores <ref>En Delfos la sacerdotisa de Apolo (Pitia o Pitonisa), se sentaba en un trípode colocado junto a la grieta de una roca de la que salía un vapor intoxicante y comenzaba a profetizar con palabras incoherentes. En los días anteriores, la Pitia se había sometido al ayuno y a la masticación de hojas de laurel.</ref>. Otras técnicas más elaboradas, en el sentido de permitir al sujeto controlar y hacer progresar su experiencia mística, se han ido depurando a lo largo del tiempo. Las danzas rituales, las ceremonias repetitivas y agotadoras, los ayunos, las oraciones, los ejercicios de concentración y meditación han tenido considerable evolución.
==== El desplazamiento del yo. La suspensión del yo ====
La sibila de Cumas, no queriendo ser tomada por la terrible inspiración se desespera y retorciéndose, grita: “¡Ya viene, ya viene el dios!”. Y al dios Apolo le cuesta poco bajar desde su bosquecillo sagrado hasta el antro profundo, en donde se apodera de la profetiza <ref>Virgilio, que hace una descripción fantástica de la anécdota de Cumas, seguramente cuenta con información más que suficiente sobre el proceder de las sibilas a lo largo de la historia de Grecia y Roma. De todos modos, en el Libro VI de la Eneida, dice la Sibila: "¡He ahí, he ahí el dios!. Apenas pronunció estas palabras a la entrada de la cueva, inmutósele el rostro y perdió el color y se le erizaron los cabellos; jadeando y sin aliento, hinchado el pecho, lleno de sacro furor, parece que va creciendo y que su voz no resuena como la de los demás mortales porque la inspira el numen ya más cercano".</ref>.
En este caso y en diferentes culturas, la entrada al trance ocurre por interiorización del yo y por una exaltación emotiva en la que está copresente la imagen de un dios, o de una fuerza, o de un espíritu, que toma y suplanta la personalidad humana. En los casos de trance, el sujeto se pone a disposición de esa inspiración que le permite captar realidades y ejercitar poderes desconocidos para él en la vida cotidiana <ref>El chamanismo y las técnicas del éxtasis, M. Eliade, F.C.E. Madrid, 2001 El autor pasa revista, entre otras materias, a las distintas formas de trance chamánico en el Asia Central y Septentrional; en el Tibet y China; en los antiguos Indoeuropeos; en Norteamérica y Suramérica; en el Sureste asiático y en Oceanía.</ref>. Sin embargo, leemos a menudo que el sujeto hace resistencia y hasta lucha con un espíritu o un dios tratando de evitar el arrebato en unas convulsiones que hacen recordar a la epilepsia, pero eso es parte de un ritual que afirma el poder de la entidad que doblega la voluntad normal <ref>Los antiguos llamaron a la epilepsia, la "enfermedad divina". En las convulsiones de ese mal, creyeron ver una lucha en la que el sujeto se defendía de la alteración que llegaba hasta él. Los dioses anunciaban su llegada dándole al sujeto un "aura" que lo prevenía. Después del "ataque", se suponía que el sujeto quedaba inspirado para profetizar. No en vano se pretendió que Alejandro, César y hasta Napoleón hubieran padecido el "mal divino" porque, después de todo, eran hombres de lucha.</ref>.
En Centroamérica, el culto del Vudú haitiano <ref>Derivado de Togo y Benín.</ref> nos permite comprender técnicas de trance que se realizan con danzas apoyadas con pócimas producidas en base a un pez tóxico <ref>De la mort a la vie: essai sur le phenomène de la zombification en Haiti R. Toussaint.Ed. Ife. Ontario, 1993.</ref>. En Brasil, la Macumba <ref>Derivada del pueblo Yoruba de Togo, Benin y Nigeria, pero también de influencias senegalesas y de África Occidental en general.</ref> nos muestra otras variantes místicas del trance logradas mediante danzas y apoyadas con una bebida alcohólica y tabaco.
No todos los casos de trance son tan vistosos como los citados. Algunas técnicas indias, las de los "yantras", permiten llegar al trance por interiorización de triángulos cada vez más pequeños en una figura geométrica compleja que ocasionalmente, termina en un punto central. También, en la técnica de los "mantrams", por repetición de un sonido profundo que el sujeto va profiriendo, se llega al ensimismamiento. En esas contemplaciones visuales o auditivas, muchos practicantes occidentales no tienen éxito porque no se preparan afectivamente limitándose a repetir figuras o sonidos sin interiorizarlos con la fuerza emotiva o devocional que se requiere para que la representación cenestésica acompañe al estrechamiento de la atención. Estos ejercicios se repiten tantas veces como sea necesario hasta que el practicante experimente la sustitución de su personalidad y la inspiración se haga plena.
El desplazamiento del yo y la sustitución por otras entidades pueden ser verificados en los cultos mencionados y hasta en las más recientes corrientes Espíritas. En estas, el "médium" en trance es tomado por una entidad espiritual que sustituye a su personalidad habitual.
No ocurre algo tan diferente con el trance hipnótico cuando el sujeto interioriza profundamente las sugestiones del operador, llevando la representación de la voz al "lugar" que normalmente ocupa el yo habitual. Desde luego, para ser "tomado" por el operador, el sujeto debe ponerse en un estado receptivo de "fe" y seguir sin dudar las instrucciones recibidas <ref>Es claro que desde el "magnetismo animal" de Mesmer y Pueysegur hasta la hipnosis moderna que se inicia con J. Braid, se ha podido ir eliminando una parafernalia totalmente accesoria.</ref>.
Este punto muestra una característica importante de la conciencia. Estamos diciendo que mientras se realiza una operación vigílica atenta, aparecen ensueños que a veces pasan inadvertidos o terminan por desviar la dirección de los actos mentales que se llevaban a cabo. El campo de copresencia actúa siempre aunque los objetos de conciencia presentes se muestren en el foco atencional. La gran cantidad de actos automáticos que se realizan en vigilia muestra esta aptitud de la conciencia para realizar diferentes trabajos simultáneos. Ciertamente, la disociación puede alcanzar cotas patológicas pero también se puede manifestar con fuerza en casi todos los fenómenos de inspiración. Por otra parte, el desplazamiento del yo puede no ser completo en el trance espírita o la hipnosis, como se comprueba en la llamada “escritura automática” que se efectúa sin tropiezos aunque la atención del sujeto esté puesta en el diálogo o en otras actividades. Con frecuencia, encontramos esta disociación en la “criptografía” en que la mano dibuja mientras el sujeto desarrolla una conversación telefónica muy concentrada.
Avanzando hacia el ensimismamiento, podemos llegar a un punto en que los automatismos queden superados y ya no se trate de desplazamientos ni sustituciones del yo. Tenemos a mano el ejemplo que nos da la práctica de la “oración del corazón” realizada por los monjes ortodoxos del monte Athos <ref>La tradición de la “oración del corazón” arranca en el S. XIV en el Monte Athos griego. En 1782 se expandió fuera de los monasterios con la publicación de la Philocalie, del monje griego Nicodemo el Hagiorita, siendo editada en ruso poco después por Paisij Velitchkovsky.</ref>. La recomendación de Evagrio Póntico <ref>Evagrio Póntico, de los “Padres del Desierto”, escribió sus apotegmas en el S. IV. Es considerado uno de los precursores de las prácticas del Monte Athos.</ref>, resulta muy adecuada para eludir la representaciones (por lo menos las de los sentidos externos): “No imagines la divinidad en ti cuando oras, ni dejes que tu inteligencia acepte la impresión de una forma cualquiera; mantente inmaterial y tú comprenderás”. En grandes trazos, la oración funciona así: el practicante en retiro silencioso se concentra en su corazón y tomando una frase corta inhala suavemente llevando la frase con el aire hasta el corazón. Cuando ha terminado la inhalación, “presiona” para que llegue más adentro. Después va exhalando muy suavemente el aire viciado sin perder la atención en el corazón. Esta práctica era repetida por los monjes muchas veces al día hasta que aparecían algunos indicadores de progreso como la “iluminación” (del espacio de representación). Siendo precisos, hemos de admitir el pasaje por el estado de trance en algún momento de las repeticiones de las oraciones usadas. El pasaje por el trance no es muy diferente al que se produce en los trabajos con los yantras o mantrams, pero como en la práctica de la “oración del corazón”, no se tiene la intención de ser “tomado” por entidades que reemplacen la propia personalidad, el practicante termina superando el trance y “suspendiendo” la actividad del yo. En este sentido, en las prácticas del Yoga se puede pasar también por distintos tipos y niveles de trance, pero se debe tener en cuenta lo que nos dice Patanjali <ref>Los Aforismos del Yoga o Yoga- Sutra, recopilados por Patanjali en el siglo II, es el primer libro de Yoga que se conserva íntegro en sus 195 breves y magistrales sentencias.</ref> en el Sutra II del Libro I: “El yoga aspira a la liberación de las perturbaciones de la mente”, La dirección que lleva ese sistema de prácticas va hacia la superación del yo habitual, de los trances y de las disociaciones. En el ensimismamiento avanzado, fuera de todo trance y en plena vigilia se produce esa "suspensión del yo" de la que tenemos indicadores suficientes. Es evidente que ya desde el principio de su práctica, el sujeto se orienta hacia la desaparición de sus "ruidos" de conciencia amortiguando las percepciones externas, las representaciones, los recuerdos y las expectativas. Algunas prácticas del yoga <ref>Técnicas del Yoga y también El Yoga. Inmortalidad y libertad de M. Eliade.</ref> permiten aquietar la mente y colocar al yo en estado de suspensión durante un breve lapso.
==== El acceso a los niveles profundos ====
Sin duda que la sustitución del yo por una fuerza, un espíritu, un dios, o la personalidad de un hechicero o hipnotizador, ha sido algo corriente en la historia. También ha sido algo conocido aunque no tan corriente, el hecho de suspender el yo evitando toda sustitución, como hemos visto en algún tipo de yoga y en algunas prácticas místicas avanzadas. Ahora bien, si alguien pudiera suspender y luego hacer desaparecer a su yo, perdería todo control estructural de la temporalidad y espacialidad de sus procesos mentales. Se encontraría en una situación anterior a la del aprendizaje de sus primeros pasos infantiles. No podría comunicar entre sí, ni coordinar sus mecanismos de conciencia; no podría apelar a su memoria; no podría relacionarse con el mundo y no podría avanzar en su aprendizaje. No estaríamos en presencia simplemente de un yo disociado en algunos aspectos, como pudiera ocurrir en ciertas afecciones mentales, sino que nos encontraríamos con alguien en un estado parecido al de sueño vegetativo. Por consiguiente, no son posibles esas futilidades de “suprimir el yo”, o de “suprimir el ego” en la vida cotidiana. Sin embargo, es posible llegar a la situación mental de supresión del yo, no en la vida cotidiana pero si en determinadas condiciones que parten de la suspensión del yo.
La entrada a los estados profundos ocurre desde la suspensión del yo. Ya desde esa suspensión, se producen registros significativos de "conciencia lúcida" y comprensión de las propias limitaciones mentales, lo que constituye un gran avance. En ese tránsito se debe tener en cuenta algunas condiciones ineludibles:
: 1.- que el practicante tenga claro el Propósito de lo que desea lograr como objetivo final de su trabajo;
: 2.- que cuente con suficiente energía psicofísica para mantener su atención ensimismada y concentrada en la suspensión del yo y
: 3.- que pueda continuar sin solución de continuidad en la profundización del estado de suspensión hasta que desaparezcan las referencias espaciales y temporales.
Con respecto al Propósito, se debe considerar a éste como la dirección de todo el proceso pero sin que ocupe el foco atencional. Estamos diciendo que el Propósito debe ser "grabado" con suficiente carga afectiva, como para operar copresentemente mientras la atención está ocupada en la suspensión del yo y en los pasos posteriores. Esta preparación condiciona todo el trabajo posterior. En cuanto a la energía psicofísica necesaria para el mantenimiento de la atención en un interesante nivel de concentración, el principal impulso proviene del interés que forma parte del Propósito. Al comprobar la falta de potencia y permanencia, se debe revisar la preparación que se ha hecho del Propósito. Se requiere una conciencia despejada de fatiga y una mínima educación de la reducción del foco atencional sobre un solo objeto. Continuar en la profundización de la suspensión hasta lograr el registro de "vacío", significa que nada debe aparecer como representación, ni como registro de sensaciones internas. No puede, ni debe, haber registro de esa situación mental. Y el regreso a la situación mental de suspensión o a la vigilia habitual, se produce por los impulsos que delatan la posición y las incomodidades del cuerpo.
Nada se puede decir de ese “vacío”. El rescate de los significados inspiradores, de los sentidos profundos que están más allá de los mecanismos y las configuraciones de conciencia, se hace desde mi yo cuando éste retoma su trabajo vigílico normal. Estamos hablando de “traducciones” de impulsos profundos, que llegan a mi intracuerpo durante el sueño profundo, o de impulsos que llegan a mi conciencia en un tipo de percepción diferente a las conocidas en el momento de “regreso” a la vigilia normal. No podemos hablar de ese mundo porque no tenemos registro durante la eliminación del yo, solamente contamos con las “reminiscencias” de ese mundo, como nos comentara Platón en sus mitos.
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= Descargar el libro Apuntes de Psicología =
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Revisión del 22:58 15 ene 2023

Esta página informa sobre el libro, si deseas leer su contenido es aquí(leer)
Edición Argentina 2010.

Libro de Silo incluido en el Volumen II de las Obras Completas.


Explicación

"Apuntes de psicología" consta de 4 partes. Estos escritos corresponden a conferencias dadas por Silo en 1975 en Corfú, 1976 y 1978, en Las Palmas de Gran Canaria, y mayo de 2006, en Parque La Reja, Buenos Aires. En "Psicología I" se estudia al psiquismo en general como función de la vida, en su relación con el medio y en su expresión humana. Se pasa luego a exponer las características de los "aparatos" del psiquismo en los sentidos, la memoria y la conciencia. También se expone la teoría de los impulsos y del comportamiento. En "Psicología II" se estudian las tres vías de la experiencia humana: sensación, imagen y recuerdo y se ilustra la producción y transformación de impulsos al tiempo que se los ordena en una presentación morfológica de signos, símbolos y alegorías. En "Psicología III" se estudia el sistema de operativa capaz de intervenir en la producción y transformación de los impulsos. Finalmente, se establecen distinciones entre la conciencia y el "yo" contrastando los estados de reversibilidad con los estados alterados de conciencia. En "Psicología IV" se estudia sumariamente el desdoblamiento de los impulsos; luego se estudian las diferencias entre la conciencia, la atención y el "yo"; se estudia también la espacialidad y temporalidad de los fenómenos de conciencia; para finalmente definir e incursionar en las estructuras de conciencia. Hay por último una incursión en los niveles profundos de las estructuras de conciencia y es con estos parágrafos finales con los que se termina cerrando esta psicología, que empezó en la analítica de los impulsos mas elementales, para terminar en la síntesis de las estructuras de conciencia mas complejas

Ediciones

Primera edición: agosto 2006

Editorial: Ulrica Ediciones, Rosario, Santa Fe, Argentina, 2006 ISBN 10: 9872141428 / ISBN 13: 9789872141424

Editorial: Ulrica Ediciones, Rosario, Santa Fe, Argentina, 2010 ISBN: 978-987-21414-2-4

Editorial: Virtual Ediciones, Chile Año 2015 ISBN: 9789567483303

Editorial: KIPUS, Bolivia ISBN: 9789995469122

Ediciones León Alado, España, 2014 ISBN: 9788494200885

Conferencia del autor

En el primer vídeo se puede presenciar la conferencia completa que Silo dio en el Parque La Reja en 2006 y que fue la base del texto "Psicología IV", que se puede leer íntegro más abajo.


(En este vídeo se puede ver a Silo en la Conferencia de Psicología IV que dio en Parque La Reja, Buenos Aires.)


En el segundo vídeo se puede ver la presentación del libro que hizo en la Feria del Libro de Rosario (Argentina), el 31 de agosto de 2006.


(En este otro vídeo se puede ver la presntación de Psicología IV en la Feria del Libro de Rosario.)


Traducciones

Ha sido traducido al ruso, francés, italiano, alemán

Versión en ruso. Versión en francés. Versión en italiano. Versión en alemán.

Leer el libro: Apuntes de Psicología (texto completo)