Principios de Acción Válida

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12 principios formulados en el libro La Mirada Interna , (Silo 1972) con el propósito de servir de guía para orientar la acción coherente.


Descripción

Tal como lo prueban hasta nuestros más remotos testimonios históricos, siempre parece haber habido un interés vital por distinguir acierto y error, bien y mal, pensamiento y conducta, correctos e incorrectos. En pocas palabras, toda cultura ha puesto mucho cuidado en definir para sus miembros lo que consideraba el código moral correcto. Podemos reconocerlo en nuestras propias vidas; desde los albores de la niñez, se nos indicó lo que se debía y lo que no se debía hacer.

Muchos de los “absolutos” de esa niñez temprana hoy han cambiado, por supuesto, en tanto otros siguen siendo nuestra guía para actuar de modo correcto. Sólo en las últimas décadas, también hemos visto desmoronarse o desvanecerse muchos absolutos morales, o ser tomados como verdades relativas. Lo que ha permanecido, sin embargo, es nuestra búsqueda de pautas que puedan orientar nuestra conducta, más allá de los cambios de la época, un código moral que resuene con las leyes de la vida y no vaya en dirección contraria a ellas.

El código moral universal presentado aquí no se basa en muchos “se debe” externos. Más bien, describe los registros internos que todo ser humano tiene al realizar ciertas acciones.

Porque somos parte de un Universo con un orden, que tiene ciertas leyes universales que se aplican a todas las entidades dentro de él, incluso a nosotros… aunque podamos pensar que somos tan especiales y cada uno de nosotros original. Estas leyes universales nos dicen que nada existe aislado, sino en relación dinámica con otras entidades dentro de entornos condicionantes.

También nos dicen que esos fenómenos no ocurren por una relación causa-efecto. Más bien, se determinan por relaciones simultáneas con otras entidades interdependientes. Por último, establecen que todo está en proceso, en evolución y pasa por ciclos muy precisos, eliminando siempre los elementos inaceptables para etapas más complejas.

Lo anterior es una simplificación excesiva de leyes muy complejas y precisas.

Los Principios no son algo para creer. Deben observarse, para que uno pueda comprobar por experiencia si es realmente cierto que producen lo que dicen producir. La probabilidad es que, si los sigue, su vida no se rija por una moral convencional, sino por sus propios registros y por leyes de vida, de luz y evolución.[1]


Introducción

(fragmento de LMI)

Distinta es la actitud frente a la vida y a las cosas cuando la revelación interna hiere como el rayo. Siguiendo los pasos lentamente, meditando lo dicho y lo por decir aún, puedes convertir el sin-sentido en sentido. No es indiferente lo que hagas con tu vida. Tu vida, sometida a leyes, está expuesta ante posibilidades a escoger. Yo no te hablo de libertad. Te hablo de liberación, de movimiento, de proceso. No te hablo de libertad como algo quieto, sino de liberarse paso a paso como se va liberando del necesario camino recorrido el que se acerca a su ciudad. Entonces, "lo que se debe hacer" no depende de una moral lejana, incomprensible y convencional, sino de leyes: leyes de vida, de luz, de evolución. He aquí los llamados "Principios" que pueden ayudar en la búsqueda de la unidad interior.

Los Principios

1° El Principio de adaptación:

"Ir contra la evolución de las cosas, es ir contra uno mismo"


2° El Principio de acción y reacción:

"Cuando fuerzas algo hacia un fin, produces lo contrario"


3° El Principio de la acción oportuna:

"No te opongas a una gran fuerza. Retrocede hasta que aquella se debilite, entonces, avanza con resolución".


4° El Principio de proporción:

"Las cosas están bien cuando marchan en conjunto, no aisladamente".


5° El Principio de conformidad:

"Si para ti están bien el día y la noche, el verano y el invierno, has superado las contradicciones".


6° El Principio del placer:

"Si persigues el placer te encadenas al sufrimiento. Pero, en tanto no perjudiques tu salud, goza sin inhibición cuando la oportunidad se presente".


7° El Principio de la acción inmediata:

"Si persigues un fin te encadenas. Si todo lo que haces lo realizas como si fuera un fin en sí mismo, te liberas”.


8° El Principio de la acción comprendida:

"Harás desaparecer tus conflictos cuando los entiendas en su última raíz, no cuando quieras resolverlos."


9° El Principio de libertad:

"Cuando perjudicas a los demás, quedas encadenado. Pero, si no perjudicas a otros, puedes hacer cuanto quieras con libertad".


10° El Principio de solidaridad:

"Cuando tratas a los demás como quieres que te traten, te liberas".


11° El Principio de negación de los opuestos:

"No importa en qué bando te hayan puesto los acontecimientos; lo que importa es que comprendas que tú no has elegido ningún bando".


12° El Principio de acumulación de las acciones:

"Los actos contradictorios o unitivos se acumulan en ti. Si repites tus actos de unidad interna, ya nada podrá detenerte".


Serás como una fuerza de la Naturaleza cuando a su paso no encuentra resistencia. Aprende a distinguir aquello que es dificultad, problema, inconveniente, de esto que es contradicción. Si aquellos te mueven o te incitan, ésta te inmoviliza en círculo cerrado. Cuando encuentres una gran fuerza, alegría y bondad en tu corazón, o cuando te sientas libre y sin contradicciones, inmediatamente agradece en tu interior. Cuando te suceda lo contrario pide con fe y aquel agradecimiento que acumulaste volverá convertido y ampliado en beneficio.

Bibliografía

La Mirada Interna, Silo, Cap. XIII