Silo y la Noviolencia

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Silo in The Andes.jpg

Artículo del investigador humanista Néstor Tato que forma parte del libro La No Violencia a Través de sus Guías, publicado en coautoría con Clara Serfaty

Un pensador contundente y dúctil

Con Silo sucede que se expresa en clave de experiencia.

No sólo porque describe la experiencia humana sino porque contempla que se está dirigiendo a una experiencia que se encuentra en continua variación.

Silo no fija el tema que esté tratando en una definición que lo agote ni lo encierra en un contexto que se presente como definitivo. Delimita el fenómeno a grandes trazos y con eso, incita a nuevas preguntas.

En todo caso, Silo deja al lector la tarea de definir el fenómeno en cada caso. Permite descubrirlo en cada experiencia como lo que es: un momento, una experiencia única que se verá modificada en la correntada incesante de la vida.

Como su discurso está destinado a arraigar en una experiencia que sabe lo está esperando, delimita regiones y perfila su interés con precisión. Pero trata con delicadeza la posible resistencia que pueden ofrecer las particulares creencias de quien lo recibe.

Ese “calado” suave de sus ideas deja en uno la sensación de que ha recibido un conocimiento definido, nuevo. Sin embargo, a la vez suele despertar esa sensación de “yo pienso lo mismo”. Aunque luego se vaya diluyendo a medida que los conceptos estructuren la mirada y vayan modelando los paisajes que la contienen. En este punto neurálgico se manifiesta la ductilidad del pensamiento de Silo, orientado con precisión a la apertura y el desarrollo de la experiencia. Desde otro punto de vista, se podría decir que apunta a la liberación de la experiencia.

Dicho esto, no ha de sorprender que afirme que Silo no dice qué cosa es la no-violencia. Si bien proclama que su pensamiento es “una fuerza moral tolerante y no-violenta”[1] , no se explaya sobre la metodología de acción de lo que llama “pacifismo revolucionario”[2] .

En un sentido homenaje remite con claridad a quienes ubica como antecesores: esas dos “almas grandes” que fueron Mohandas Karamchand Gandhi y Martin Luther King (Jr.). Con ese gesto refiere al pensamiento de ambos y con ello da por cumplida, de modo tácito, toda explicación”[3] .

No obstante, su pensamiento se diferencia de ellos y abre otras posibilidades.

Pero Silo no menciona sus diferencias como tales ni critica esas ideas señeras aún cuando se distancie en algunos aspectos con un sentido diametralmente opuesto. Baste señalar que Gandhi declara su creencia en la reencarnación, y de la visión que se deriva de esta creencia, el ser humano individual es descartable dentro del plan de la divinidad. A su vez, Gandhi y Luther King comparten la creencia en Dios y la posición de creatura que se deriva para lo humano. Solo estas diferencias hacen patente su ductilidad que Silo manifiesta con un pensamiento claramente asertivo: se diferencia proclamando su concepción del ser humano sin siquiera cuestionar, en una clara demostración de afirmar sin negar[4] .

Así, asume su posición como Guía sumando la fuerza de los antecedentes a la Dirección de vida que señala de manera constante e inequívoca y que, sin precisarla en imagen, deja abierta a cada uno su expresión y elección. Entonces, repasaremos los puntos centrales de la Doctrina para destacar su originalidad y las rectificaciones que introduce.

La divisoria de aguas: el ser humano como valor central

Silo no es un cultor del pensamiento “débil”, tan caro al posmodernismo. Sus ideas tienen la imponencia de las montañas que lo vieron crecer. Como ellas, se instalan en el paisaje como referencias insoslayables, apoyándose en tierra para elevar nuestra mirada hacia las estrellas.

La doctrina siloísta puede calificarse como universal porque desentraña la experiencia humana. Y eso se ha corroborado por la extensión planetaria que han alcanzado sus ideas. Esta difusión se ha visto facilitada porque sus conceptos son asimilados en la medida que quien los lee intente comprender.

Son nociones fácilmente aprehensibles que podrán alcanzar mayor o menor profundidad pero siempre permiten la identificación de las gentes de corazón que otean la posibilidad de una vida mejor.

Silo apunta al núcleo de las creencias que cosifican al ser humano y estructuran este sistema violento. Traza una clara divisoria de aguas al instalar al ser humano como valor central[5] : “Nada por encima del ser humano y ningún ser humano por encima de otro. Si se pone como valor central a Dios, al Estado, al Dinero o a cualquier otra entidad, se subordina al ser humano creando condiciones para su ulterior control o sacrificio.”[6] A partir de esta concepción del ser humano propone una dirección de vida opuesta a la que resulta de las concepciones cosificadoras: mientras aquélla tiende a la humanización, éstas deshumanizan y nos deshumanizan.

Y lo dice sin reparo alguno: “Así está trazada la línea divisoria entre el Humanismo y el Anti-humanismo. El Humanismo pone por delante la cuestión del trabajo frente al gran capital; la cuestión de la democracia real frente a la democracia formal; la cuestión de la descentralización, frente a la centralización; la cuestión de la antidiscriminación, frente a la discriminación; la cuestión de la libertad frente a la opresión; la cuestión del sentido de la vida, frente a la resignación, la complicidad y el absurdo.”[7]

El tema de la dirección de la vida es central para Silo: “...el quehacer humano, según tenga una dirección o tenga otra, desarrolla también una forma de vida distinta. Todo se acomoda en la vida humana según la dirección.”[8]

La dirección hacia la que uno oriente la propia vida predomina sobre las creencias que uno profese. Uno puede creer lo que quiera: “... jamás pregunto a otros por sus particulares creencias y, en todo caso, aunque defino con claridad mi posición respecto a ese punto, proclamo para todo ser humano la libertad de creer o no creer en Dios y la libertad de creer o no creer en la inmortalidad... No es valiente dejar de proclamar las propias certezas, pero es indigno de la verdadera solidaridad tratar de imponerlas”.[9]

Este punto difiere del pensamiento manifiestamente teísta de Gandhi y Luther King. Pero no es de ellos de quienes Silo se diferencia sino de la forma clásica de religiosidad a la que ellos adhieren. De ese modo, no impone ninguna creencia. Porque se ocupa de una región de la experiencia humana que es anterior a toda creencia o al mismo sustrato del creer.

La condición violenta de la existencia humana

Silo toma como punto de partida la experiencia humana: “Nuestro interés está puesto en la existencia humana, pero no en la existencia humana como hecho biológico o social (ya que con respecto a ese punto hay ciencias que le dedican su esfuerzo), sino a la existencia humana como registro cotidiano, como registro diario personal. Porque, aunque alguien se pregunte por el fenómeno social e histórico que es constitutivo del ser humano, ese alguien hará tal pregunta desde su vida cotidiana; lo hará desde su situación; lo hará impulsado por sus deseos, sus angustias, sus necesidades, sus amores, sus odios; lo hará impulsado por sus frustraciones, sus éxitos; lo hará desde algo anterior a la estadística y a la teorización; lo hará desde la vida misma”.[10]

La existencia se desarrolla en una situación que le es dada, que no ha elegido[11] . Por tanto, lo primero que hemos de hacer para orientarnos hacia la humanización es decidir si queremos vivir. “Siempre el tema más importante consistirá en saber si se quiere vivir y en qué condiciones hacerlo.”[12]

La confrontación inevitable con el mundo nos hace elegir entre la humanización que es transformación del mundo, o la reproducción de las condiciones de violencia: “Así la libertad de elección es una realidad desde el momento en que nos cuestionamos vivir y pensamos en las condiciones en que queremos hacerlo. Que luchemos o no por ese futuro siempre deja en pie a la libertad de elección.”[13]

No elegir también es una elección. “Aún aquel que prefiera no pensar en su situación, o que transfiera a otros esa responsabilidad, elegirá un esquema de vida.”[14] . De modo que no es posible pretender tener una actitud inocente ante la violencia del mundo.

Esa situación en que nos encontramos es una situación ya instituida. Nos encontramos con un mundo donde una minoría se ha apropiado de los recursos de todos en provecho propio. Y esa minoría se vale de la violencia como metodología para sostenerse[15].

La violencia es la metodología de acción de quienes practican la discriminación y “...se manifiesta como la acción de sumergir al ser humano o a conjuntos humanos en el mundo de la naturaleza, despojándolos de intencionalidad (y, por cierto, de libertad).” La negación de la libertad y la intencionalidad de otros seres humanos es la esencia de la discriminación.[16]

De este modo, la violencia está planteada como un fenómeno social. Contamina las relaciones interpersonales y la misma condición psicológica del ser humano.[17]

La no-discriminación y la no-violencia como prácticas sociales

La tentación de cambiar por la fuerza esa situación de dominación se presenta de modo espontáneo. Pero se ha probado de modo exhaustivo que así se podrá cambiar las cosas pero no se erradica la violencia. Se podrá modificar por la violencia las instituciones que la viabilizan, pero no podrá superarse la violencia que se perpetúa en las que se propone como nuevas.

A la violencia que impera en este mundo solo se le puede oponer la no-violencia. Por eso consagra la no- violencia y la no-discriminación como máximas prácticas sociales[18] .

No hay otro camino para la construcción de una sociedad donde se pueda vivir la libertad en plenitud. La no- violencia tendrá que ser practicada por todos aquellos que quieran construir un mundo mejor. “Los humanistas conectan su vida personal, con la vida social. No plantean falsas antinomias y en ello radica su coherencia.”[19] De modo que esta práctica social tolerante y no-violenta es la puerta que nos muestra el camino de la trascendencia personal, de la apertura del individuo al mundo. Enseña el ejercicio elemental del manejo de la propia vida a través de la elección del futuro y el respeto de la intencionalidad del otro.

La no-violencia, entonces, es una práctica social. Y una práctica es social porque la ejercen conjuntos humanos. Porque es una metodología de acción conjunta. En el caso, podrán ejercerla quienes quieran lograr reivindicaciones puntuales o quienes quieran revolucionarlo todo; quienes aspiren a lograr un estado superior de conciencia o quienes solo quieran mejores condiciones de vida. Pero tendrán que ser conjuntos humanos. Si es una práctica social, la no-violencia no es una práctica individual.

La no-violencia es la práctica adecuada para la transformación del mundo. Así como la violencia es la condición que padecemos, la no-violencia es el único modo de superarla.

Como está dirigida contra la estructura de las situaciones instituidas y requiere para su eficacia la práctica de un conjunto humano, la no-violencia es para el individuo la manifestación de un compromiso con el mundo en que vive.

El paisaje que toma en cuenta esa práctica social, su punto de aplicación, es el medio social hacia el que orienta su acción el individuo, si quiere transformar el mundo.

Como este modo de actuar no encuentra su blanco en otros individuos, fuerza la apertura de la existencia en el no-violento. La no-violencia no termina en los próximos. Va más allá. Apunta a desbaratar los factores de violencia y, de ese modo, modificar las condiciones sociales del conjunto.

En este punto, Silo se separa de sus antecesores. No propone el autosacrificio como Gandhi, ni pide “amar al enemigo”.

Ya en las primeras frases de su libro principal proclama “Aquí hay alegría, amor al cuerpo... Aquí se reniega de los sacrificios... Aquí no se opone lo terreno a lo eterno”.[20]

Al reducir su apoyatura a la mera experiencia humana como está dada, sabe de la distancia que existe entre el amor y la experiencia habitual de una persona promedio. Así, sentencia: “10. Verdaderamente amarás cuando construyas con la mira puesta en el futuro. Y si recuerdas lo que fue un gran amor sólo habrás de acompañarlo con suave y silenciosa nostalgia, agradeciendo la enseñanza que ha llegado hasta tu día actual.”[21]

En Silo la no-violencia no es la proyección sobre la vida social de la ética individual cristiana del amor como en Luther King, ni una vía de autoperfeccionamiento como propone Gandhi. Al tipificarla como práctica social libera a quien la quiera practicar, del peso de la autoexigencia eticista referida a la esfera de lo personal.

Para Silo “un pacifismo doctrinario exige superar ... el eticismo a ultranza. Un pacifismo que quiera asegurar el futuro debe ser eficaz.”[22]

En una muestra clara de cómo considerar adecuadamente la conducta individual dijo que: “Muchos defectos morales atribuidos a personas de actitud humanista no tienen que ver con su posición frente a la sociedad o la ciencia sino con su tesitura de seres humanos enfrentados al dolor y al sufrimiento”.[23] La conducta de un individuo, entonces, puede ser evaluada por otros solo por su dirección: si apunta a la humanización o a la reproducción de las condiciones de violencia. Cómo y qué haga ese individuo para manejar su condición sufriente, es cosa que le queda reservada a su conciencia.

Está claro que no nos encontramos frente a un moralista que exige la adecuación formal de la conducta individual a determinados patrones dados, sino frente a un pensador estructural que privilegia la dirección de la vida por sobre las formas que adopta en situaciones que, en definitiva, son anecdóticas.

De este modo, Silo abre la posibilidad de asumir la no-violencia a todo el que quiera un mundo mejor, sin plantear exigencias que pueden resultar discriminatorias, mientras pone claramente de resalto lo que realmente importa: el compromiso con el ser humano como dirección de la vida.[24]

La raíz mental de la violencia

Como quedaron planteadas las cosas podría creerse que la raíz de la violencia está en el modo en que está instituido este mundo. Cambiando las estructuras sociales, entonces, se podría erradicar la violencia. Pero no. Ya en su primera Arenga, Silo dejó sentado con un brochazo inaugural que la raíz de la violencia está en el deseo.[25]

Es la violencia interna lo que provoca la contradicción que nos sumerge en el sufrimiento.

La raíz de la violencia es mental y solo puede superarse mediante la fe interna y la meditación. En el desarrollo de la experiencia interna está el camino a las profundidades de cada uno, donde se encuentra la región de lo Sagrado.[26]

Esta otra dimensión posible se abre a través de la ampliación de la conciencia que posibilita la generación del espíritu[27] .

Así, Silo orienta la existencia humana conteniendo sus contingencias posibles, que resultan moduladas por sus niveles de creencia.[28]

Pero esas puertas no son alternativas ni sus caminos se bifurcan. Por lo contrario, en el mayor de los Principios que proclama (“trata a los demás como quieres que te traten”[29] ), Silo hace fincar la clave de la unidad interna que abona el desarrollo del espíritu. De modo que todo camino transita ineludiblemente por el mundo y la acción que lo transforma[30] .

Para cerrar el tema: Silo apunta a religar lo humano en todas sus manifestaciones. Y es el tema que nos convoca el que abre la posibilidad colectiva hacia otras dimensiones de la experiencia.

La no-violencia es la única metodología de acción que nos va a permitir la superación de las condiciones de violencia en que vivimos y que, como conjunto, reproducimos. Pero el sostén de esta práctica en el tiempo no puede ser la fuerza de la ideología o la buena voluntad, sino que requiere de un rechazo visceral de la violencia. Y necesita la Fuerza[31] que nutre un sentido trascendente de la vida.

Las prácticas individuales de meditación y de acción válida irán tejiendo la unidad interna que sirva de soporte para la construcción del espíritu.

Pero así como la no-violencia es una práctica social para la transformación del mundo, la participación en un conjunto humano cohesionado por su orientación hacia la trascendencia, permitirá brindarle al Espíritu la plataforma que requiere para hacer posible el salto evolutivo que nos está convocando como especie.

Claro está, si es eso lo que nos proponemos. “Todo lo hecho hasta este momento tiene gran sentido pero no bastará hasta que la gente (aún la más amable y bondadosa) se decida por Convertir su vida advirtiendo la necesidad de un cambio mental profundo. Es de eso, de lo que habla nuestro trabajo en su última fase; es de eso de lo que habla el Mensaje. Creo que si en esta situación actual en la que está viviendo la Humanidad (y por supuesto nosotros mismos), no se trabaja superando toda censura y autocensura lanzándonos en los significados y los trabajos del Mensaje no será posible el cambio esencial. La dirección debe ir hacia Lo Profundo de la conciencia para conectar con los significados que han estado empujando lentamente la evolución del ser humano. Ahora es urgente y ya no tenemos como hacer conocer este impulso.”[32]

Apéndice

Los textos que siguen son una compilación temática que lleva al pie de cada texto la correspondiente referencia. Puntos de doctrina utilizables para la conformación de una ideología (*) (circa 1982)

Nuestra doctrina no parte de una "idea" de la realidad, o del supuesto de la concordancia entre idea y realidad. Nuestra doctrina parte de la analítica de la vida humana en cuanto existencia, es decir, particularidad concreta. Ese comienzo, no impide que se pueda llegar a un sistema muy amplio de comprensión, tal cual sucede con aquellas ciencias que no parten de axiomas.

He aquí algunos puntos, separados de la sistemática general, presentados con el objetivo que anuncia el título del presente trabajo.


1- La existencia humana se da en el mundo. En él comienza, se desarrolla y concluye. Por tanto, no se puede suponer una dirección, una razón, o un sentido previo (a la existencia) sin contradecir lo afirmado respecto a que la doctrina parte de la existencia.


2- Entendemos por "mundo" a todo aquello distinto al propio cuerpo. Sin embargo, el existente, considera a su cuerpo como parte del mundo. Cuerpo y mundo son lo dado, lo fáctico, lo natural.


3- La naturaleza no tiene intenciones propias. Ni el cuerpo, ni el mundo poseen conciencia separada. Atribuir una finalidad a la naturaleza puede ser un artificio de comprensión, pero no se deriva legítimamente de este planteo.


4- No obstante, el mundo en que se nace, es también un mundo social, constituido por intenciones humanas.


5- Solo tiene intención, la sociabilidad del mundo. Lo natural, es susceptible de ser intencionado, "humanizado". Por cierto, que lo social es agente y paciente de humanización, de sentido.


6- La existencia humana está abierta al mundo y opera en él intencionalmente. Inclusive, puede negarlo radicalmente, mediante el suicidio y la destrucción. La existencia puede nihilizar al mundo (y por tanto al cuerpo, a la naturaleza y |o a la sociedad), o humanizar al mundo.


7- Por consiguiente, la existencia humana es libertad en cuanto afirmación o negación del mundo. La intencionalidad humana permite afirmar o negar condiciones y, por tanto, no ser simple "reflejo" de ellas.


8- Lo social es historicidad. De este modo, el ser humano es historia social y personal y no "naturaleza Humana. La naturaleza afecta solamente al cuerpo humano y no a la intencionalidad que es la que define lo humano.


9- Es desde la libertad donde, el ser humano, elige aceptar o negar las condiciones sociales en que nace, se desarrolla y muere. Nadie puede existir sin confrontarse a las condiciones sociales en que vive y nadie puede dejar de elegir entre ellas. La no elección entre condiciones, es también elección. Los resultados de la elección, no confirman ni invalidan tal hecho.


10- En la confrontación con las condiciones sociales, surge la noción de historicidad que se comprende como procediendo y sucediendo a la propia existencia. Así, la actividad social es continua enjuiciamiento de la historia y es compromiso hacia el futuro más allá de la muerte personal.


11- La existencia humana se desarrolla entre contradicciones que ponen en lo social y lo personal las condiciones históricas.


12- La contradicción tiene su correlato personal en el registro de sufrimiento. Por ello, frente a condiciones sociales de contradicción, el ser humano individual identifica su sufrimiento con el de los conjuntos sometidos a las mismas condiciones.


13- La contradicción social es producto de la violencia. Esta violencia se manifiesta como la acción de sumergir al ser humano, o a conjuntos humanos en el mundo de la naturaleza, despojándolos de intencionalidad (y, por cierto, de libertad).


14- Las distintas formas de violencia (física, económica, racial y religiosa) son expresión de la negación de lo humano en el otro.


15- La apropiación del todo social por una parte del mismo, es violencia y está a la base de la contradicción y el sufrimiento.


16- En el campo de las relaciones interpersonales, la objetivación del otro, la negación (o la apropiación) de todos o algunos aspectos de su intencionalidad, es factor de sufrimiento. En todos los casos, hay opresores y oprimidos, discriminadores y discriminados. La contradicción interpersonal, debe interpretarse en el contexto social en que se vive.


17- El sufrimiento personal y social puede ser separado únicamente por la modificación de los factores de violencia que han instalado la contradicción. Esta lucha por superar el sufrimiento, da unidad al ser humano ya que afirma su intencionalidad negada por otros.


18- La lucha por la humanización del mundo (natural y social) se acumula y desarrolla en sus resultados, como progreso, se abre paso a la intencionalidad, superando el dolor y el sufrimiento.


19- Pero el hecho de que las sociedades se encuentran en distinto nivel de desarrollo, no implica un equivalente desarrollo de las condiciones de liberación.


20- Finalmente la muerte impone su naturalidad a la intencionalidad del ser humano. Es la rebelión frente a ese hecho definitivo, la que da unidad definitiva al existente. No hay necesidad lógica alguna, dentro de este planteo, que obligue al ser humano a aceptar el triunfo del absurdo de lo natural, sobre la intencionalidad y la libertad.


(*) El título de la presente exposición, exige algunas precisiones.

A- DOCTRINA: Cuerpo sistemático de ideas. Tiene gran amplitud conceptual y, por tanto, poca especificidad. Una doctrina puede ser cerrada, en cuanto su sistemática no se modifica por los datos de la realidad. Puede ser abierta, en tanto su sistemática se amplía con aporte de datos de la realidad. Esto último ocurre con la ciencia, por ejemplo, que (sin perder su valor de sistema) puede desarrollarse progresivamente.

B- TEORÍA: Descripción y explicación de hechos que pueden demostrarse sistemáticamente (por ejemplo, nuestra teoría psicológica).

C- IDEOLOGÍA: Descripción y explicación de hechos formulada con intereses militantes específicos. Las ideologías político-sociales, son las mas características. Se usa también en sentido despectivo, señalando a un conjunto de ideas que enmascaran u ocultan la realidad con el fin de servir a intereses de militancia. Una ideología no requiere de la consistencia de una teoría, ni de la amplitud ni sistemática de una doctrina.




EL OBSERVADOR (semanario) Buenos Aires, Editorial Perfil, 30 de diciembre de 1983. Página 10.

El líder de La Comunidad responde al contenido de un informe donde se lo señala como desestabilizador El gobierno tiene en su poder varias carpetas donde se analizan los factores que, en los próximos meses, pueden ser “fuerzas disociadoras” de la sociedad argentina. Además de la droga, la homosexualidad y la subversión, se menciona a La Comunidad, una organización entre mística y política, que dirige el mendocino Rodríguez Cobo, más conocido por Silo, quien explica “verdaderos propósitos” de la organización.

No está en duda la fuerza real del pacifismo sino su eficacia

Cuando el 4 de mayo de 1969 proclamamos nuestro ideario, algún medio periodístico respondió: “¡Váyase a Vietnam, señor Silo!”, aclarando más abajo “...¿cómo viene a predicar la no violencia en el país más pacífico del mundo?”. Luego de aquello sobrevino el “Cordobazo”, y de ahí en más la Argentina se convirtió en un infierno. “¡El país más pacífico del mundo!”. Demasiadas veces he escuchado esta frase o alguna parecida. La última fue en Sri-Lanka, exactamente el 27 de octubre de 1981. Entonces, el primer ministro R. Premadasa me dijo: “Su punto de vista es muy valioso... para el Oeste. Afortunadamente, en nuestro país no sólo se vive en paz, sino que desde aquí se irradia la paz”. Hace pocos meses, la violencia desatada entre cingaleses y tamiles arrasó con esa declaración.

Así, pues, ¿quién puede asegurar cabalmente que la paz en que vive no será quebrada en las próximas horas?. Por esta inseguridad se mueven los pueblos. Con éxito o sin él... pero se mueven. Y seguirán las marchas por la paz. Y se concentrarán 700.000 personas en Nueva York, y desfilarán escandinavos y rusos en las calles de Moscú, y millones en Europa saldrán a expresar su repudio: “¡No a la OTAN, no al Pacto de Varsovia!”.

Mientras tanto, se designará a cierto misil con el nombre de “Pájaro de la Paz”, y a otro “Guardián de la Paz”. Así están hoy las cosas. Y es el pacifismo el que se ocupa de ellas. También se ocupa de crear una conciencia antibelicista, de mostrar a la gente cuántos megatones le corresponden per cápita; cuántos litros de leche son reemplazados por una granada; cuántos hospitales, escuelas, universidades, fábricas, calorías, proteínas, hidratos de carbono. En fin: cuánta vida es suplantada por las máquinas de la muerte.

Hay un pacifismo docente que apela a la estadística, a la dramatización, a la imagen y a la anécdota. Hay también un pacifismo declamatorio, un pacifismo lacrimógeno y uno mentiroso que sirve a intereses opuestos a la paz. De manera que no nos encontramos ante un sólido bloque de doctrina y de actitudes. Otro tanto sucede con la metodología del pacifismo, es decir, con la no violencia.

Y bien, ¿qué éxitos puede exhibir hoy el verdadero pacifismo comprometido?. Tal vez la liberación de India (pero no la posterior secesión de Pakistán); tal vez el reconocimiento de ciertos derechos civiles a los negros norteamericanos (pero no el ejercicio de iguales oportunidades); tal vez la introducción de algunos planteos básicos en la Carta de la O.N.U., en el Tratado de Helsinki, en las comisiones de derechos humanos y en tribunales internacionales. Y no mucho más. Pero su influencia crece en las distintas latitudes, y recorre hoy el mundo sin acertar a consolidarse como doctrina, como método de acción y como estilo de vida.

Desde luego, desde el principio de la historia la aspiración pacifista acompaña al ser humano, así como desde entonces lo acompaña su sombra, el fracaso de la paz. Pero, desde comienzos del siglo XX un pacifismo activo, que podríamos llamar “ejemplar”, echa a andar por el mundo.

Un Gandhi ejemplar (discípulo de un Tolstoi ejemplar y del Ahimsa jainista) se pone en marcha. Luego vendrá un Luther King, también ejemplar. Y esta “ejemplaridad” personal pasará trágicamente a los bonzos budistas que se inmolarán en público sin poder impedir que Mnie Nuh y su dictador vietnamita sigan masacrando al pueblo. La ejemplaridad pasa, de pronto, al otro bando. Los miembros del I.R.A., en prisión, lanzan su huelga de hambre (y mueren), sin lograr los fines propuestos.

Desde Gandhi hasta hoy, nadie puede dudar del valor y de la altura ética de los grandes exponentes del pacifismo. ¿Quién podría decir, razonablemente, que defienden intereses pequeños si pierden la vida dando el ejemplo?

No está en duda la fuerza moral del pacifismo. Está en duda su eficacia. A partir de las movilizaciones pacifistas de la época de la guerra fría empieza una lenta revisión de teoría y práctica. Ya no se cuestiona la influencia política o el valor (como factor de presión social) del pacifismo. El punto de discusión es otro. El punto es la no adecuación entre planteo y resultado, entre energía invertida y efecto producido. Por cierto que la discusión va subiendo de tono, entre pacifistas revolucionarios y pacifistas reformistas (sospechosos de desplazar los temas fundamentales a favor del establishment). A su vez, los pacifistas revolucionarios, de distintos matices, se encuentran ante el tema que cuestiona, precisamente, el uso de su herramienta de acción: la no violencia.

En otras palabras, si la revolución es, básicamente, una transformación violenta de las estructuras económicas de la sociedad, ¿cómo puede el pacifismo ser no violento y al mismo tiempo revolucionario?. Algunos tratan de salir del paso hablando de una revolución gradual, de acuerdo con las condiciones objetivas que presenta determinada sociedad. Pero como es lógico no resuelven el problema de la violencia con un desplazamiento gradualista, sino que más bien terminan recostados en el reformismo que antes criticaban.

Por otra parte, los revolucionarios más lúcidos no están ya a la defensiva, sino que atacan la teoría historicista en la que las superestructuras sociales son simple reflejo de la base. Afirman, por el contrario (siguiendo lineamientos estructuralistas), que la supuesta “superestructura” no es simple reflejo, sino más bien condición de desarrollo de la base, en un circuito de realimentación y no de causa-efecto. Por lo tanto, así como la tecnología está revolucionando el modo de producción, una praxis social no violenta basada en condiciones objetivas y subjetivas de peligro mortal para todos los bandos en pugna puede modificar (de acuerdo con el desarrollo de la comunicación social y de la comunicación directa), la estructura de base. Más simplemente expuesto, resultaría así: paz global o muerte global. Como las contradicciones entre sistemas son contradicciones económicas, tendrá que modificarse la base económica y el autoritarismo de los sistemas, a medida que capas cada vez más amplias del pueblo se sumen a la revolución pacifista. Según ellos, estallarán las huelgas por doquier, aumentará la resistencia pasiva y la desobediencia civil, desarticulándose los sistemas de represión por “incoherencia informativa”. Algo parecido a lo que sucedió recientemente en Irán, pero con un paso posterior progresivo y no con una regresión violenta y oscurantista.

Un pacifismo doctrinario exige superar el infantilismo romántico de otras épocas, y el eticismo a ultranza. Un pacifismo que quiera asegurar el futuro debe ser eficaz. Un pacifismo doctrinario y revolucionario sólo puede partir del hecho de que vivimos en una estructura social violenta, en la que los medios de producción están apropiados y defendidos discriminatoriamente y que, por lo tanto, las relaciones sociales tienden a explicitar, en interminables contradicciones, la violencia de origen.

Tal violencia inicial está hoy inscripta en una estructura mayor de dominación, a la que se da la genérica denominación de “imperialismo”. La lucha contra el imperialismo y la violencia en Argentina, no puede ser ajena a la lucha de los pueblos iberoamericanos. Se trata, pues, de una confrontación económica en la que todos los sectores productivos deben alinearse (sin discriminación) en un amplio frente. Este no será posible si no se resuelve políticamente la estrategia y la coordinación del esfuerzo.

Un partido pacifista revolucionario, argentino y latinoamericano no puede eludir, desde su mismo origen estos puntos mínimos de relación entre nuestros pueblos:

1° Firma de tratados de paz permanentes entre los países en conflicto, mientras secundariamente se continúan las negociaciones de problemas particulares (generalmente de tipo fronterizo).

2° Desmilitarización acelerada y proporcional de los países de la zona, bajo supervisión de una comisión de países latinoamericanos.

3° Eliminación de barreras aduaneras, e integración económica mediante tratados específicos de complementación.

4° Defensa y promoción de las empresas privadas nacionales con vocación de integración e intercambio latinoamericano.

5° Negociaciones en común de nuestros países con los acreedores foráneos.

6° Desarrollo franco y decidido de conversaciones con miras a la formación de un mercado común latinoamericano, y de un parlamento latinoamericano (con representación de los partidos de nuestros países).

7° Cooperación para el desarrollo tecnológico, en base a compromisos específicos.

8° Formación de una comisión permanente de derechos humanos, con carácter de tribunal latinoamericano, dedicada a recibir denuncias y a juzgar a quienes atenten contra la vida y la libertad de nuestros pueblos. La proclama del pacifismo revolucionario: “¡Humanizar la Tierra!”, se traslada a nosotros como “¡Humanizar Latinoamérica!” y “¡Humanizar Argentina!”. Estaremos en esa dirección cuando comience a articularse un partido nacional y latinoamericano que sume factores a la lucha en común; que logre una representatividad parlamentaria creciente y que se dirija, con decisión, a la conquista del poder político en toda la zona.




IX. LA VIOLENCIA (De El Paisaje Humano, Obras Completas, vol. I)

1. Cuando se habla de metodología de acción referida a la lucha política y social, frecuentemente se alude al tema de la violencia. Pero hay cuestiones previas a las que el tema mencionado no es ajeno.

2. Hasta tanto el ser humano no realice plenamente una sociedad humana, es decir, una sociedad en la que el poder esté en el todo social y no en una parte de él (sometiendo y objetivando al conjunto), la violencia será el signo bajo el cual se realice toda actividad social. Por ello, al hablar de violencia hay que mencionar al mundo instituido y si a ese mundo se opone una lucha no-violenta debe destacarse en primer lugar que una actitud no- violenta es tal porque no tolera la violencia. De manera que no es el caso de justificar un determinado tipo de lucha sino de definir las condiciones de violencia que impone ese sistema inhumano.

3. Por otra parte, confundir no-violencia con pacifismo lleva a innumerables errores. La no-violencia no necesita justificación como metodología de acción, pero el pacifismo necesita establecer ponderaciones sobre los hechos que acercan o alejan de la paz, entendiendo a ésta como un estado de no-beligerancia. Por esto el pacifismo encara temas como los del desarme haciendo de esto la prioridad esencial de una sociedad, cuando en realidad el armamentismo es un caso de amenaza de violencia física que responde al poder instituido por una minoría que manipula al Estado. El tema del desarme es de importancia capital y si bien el pacifismo se aboca a esta urgencia, aún cuando tenga éxito en sus demandas no modificará por ello el contexto de la violencia y, desde luego, no podrá extenderse sino artificiosamente al planteo de la modificación de la estructura social. Es claro que también existen distintos modelos de pacifismo y distintos basamentos teóricos dentro de tal corriente, pero no deriva de ella un planteo mayor. Si su visión del mundo fuera más amplia seguramente estaríamos en presencia de una doctrina que incluiría al pacifismo. En este caso deberíamos discutir los fundamentos de esa doctrina antes de adherir o rechazar al tipo de pacifismo que de ella derive.

La curación del sufrimiento - Punta de Vacas, 1969 (De Habla Silo, Obras Completas, vol.I) Debes distinguir dos tipos de sufrimiento. Hay un sufrimiento que se produce en tí merced a la enfermedad (y ese sufrimiento puede retroceder gracias al avance de la ciencia, así como el hambre puede retroceder pero gracias al imperio de la justicia). Hay otro tipo de sufrimiento que no depende de la enfermedad de tu cuerpo sino que deriva de ella: si estás impedido, si no puedes ver o si no oyes, sufres; pero aunque este sufrimiento derive del cuerpo o de las enfermedades de tu cuerpo, tal sufrimiento es de tu mente. Hay un tipo de sufrimiento que no puede retroceder frente al avance de la ciencia ni frente al avance de la justicia. Ese tipo de sufrimiento, que es estrictamente de tu mente, retrocede frente a la fe, frente a la alegría de vivir, frente al amor. Debes saber que este sufrimiento está siempre basado en la violencia que hay en tu propia conciencia. Sufres porque temes perder lo que tienes, o por lo que ya has perdido, o por lo que desesperas alcanzar. Sufres porque no tienes, o porque sientes temor en general... He ahí los grandes enemigos del hombre: el temor a la enfermedad, el temor a la pobreza, el temor a la muerte, el temor a la soledad. Todos estos son sufrimientos propios de tu mente; todos ellos delatan la violencia interna, la violencia que hay en tu mente.

Fíjate que esa violencia siempre deriva del deseo. Cuanto más violento es un hombre, más groseros son sus deseos. Fíjate cómo el deseo puede arrinconarte. Hay deseos de distinta calidad. Hay deseos más groseros y hay deseos más elevados. ¡Eleva el deseo, supera el deseo, purifica el deseo!

La violencia en el hombre, movida por los deseos, no queda solamente como enfermedad en su conciencia, sino que actúa en el mundo de los otros hombres ejercitándose con el resto de la gente. No creas que hablo de violencia refiriéndome solamente al hecho armado de la guerra, en donde unos hombres destrozan a otros hombres. Esa es una forma de violencia física. Hay una violencia económica: la violencia económica es aquella que te hace explotar a otro; la violencia económica se da cuando robas a otro, cuando ya no eres hermano del otro, sino que eres ave de rapiña para tu hermano. Hay, además, una violencia racial: ¿crees que no ejercitas la violencia cuando persigues a otro que es de una raza diferente a la tuya, crees que no ejerces violencia cuando lo difamas, por ser de una raza diferente a la tuya? Hay una violencia religiosa: ¿crees que no ejercitas la violencia cuando no das trabajo, o cierras las puertas, o despides a alguien, por no ser de tu misma religión? ¿Crees que no es violencia cercar a aquel que no comulga con tus principios por medio de la difamación; cercarlo en su familia, cercarlo entre su gente querida, porque no comulga con tu religión? Hay otras formas de violencia que son las impuestas por la moral filistea. Tú quieres imponer tu forma de vida a otro, tú debes imponer tu vocación a otro... ¿pero quién te ha dicho que eres un ejemplo que debe seguirse? ¿Quién te ha dicho que puedes imponer una forma de vida porque a ti te place? ¿Dónde está el molde y dónde está el tipo para que tú lo impongas?... He aquí otra forma de violencia. Únicamente puedes acabar con la violencia en ti y en los demás y en el mundo que te rodea, por la fe interna y la meditación interna.

No hay falsas puertas para acabar con la violencia. ¡Este mundo está por estallar y no hay forma de acabar con la violencia! ¡No busques falsas puertas! No hay política que pueda solucionar este afán de violencia enloquecido. No hay partido ni movimiento en el planeta que pueda acabar con la violencia. No hay falsas salidas para la violencia en el mundo...

Hermano mío: cumple con mandatos simples, como son simples estas piedras y esta nieve y este sol que nos bendice. Lleva la paz en ti y llévala a los demás. Hermano mío: allá en la historia está el ser humano mostrando el rostro del sufrimiento, mira ese rostro del sufrimiento... pero recuerda que es necesario seguir adelante y que es necesario aprender a reír y que es necesario aprender a amar.

A ti, hermano mío, arrojo esta esperanza, esta esperanza de alegría, esta esperanza de amor para que eleves tu corazón y eleves tu espíritu, y para que no olvides elevar tu cuerpo.

Punta de vacas – 1999 (Fuente: http://www.silo.net)

... Para completar nuestro cuadro expositivo diremos que lo que termina definiendo a este movimiento no es una determinada acción política, una acción social o una actividad cultural, sino un conjunto de ideas y un estilo de comportamiento.

Simplificando al máximo las propuestas más generales de este movimiento podríamos decir que éste propicia primeramente la ubicación del ser humano como valor y preocupación central, de tal modo que nada esté por encima del ser humano , ni que un ser humano esté por encima de otro. En segundo lugar, afirma la igualdad de todas las personas y por tanto trabaja por la superación de la simple formalidad de iguales derechos ante la ley para avanzar hacia un mundo de iguales oportunidades para todos. En tercer lugar, reconoce la diversidad personal y cultural y por tanto afirma las características propias de cada pueblo condenando toda discriminación que se realice en razón de la diferencia económica, racial, étnica y cultural. En cuarto lugar, auspicia toda tendencia al desarrollo del conocimiento por encima de las limitaciones impuestas al pensamiento por prejuicios aceptados como verdades absolutas o inmutables. En quinto lugar, afirma la libertad de ideas y creencias y, por último, repudia toda forma de violencia entendiendo no solamente a la violencia física como único factor sino a a violencia económica, a la violencia racial, a la violencia religiosa, a la violencia moral y psicológica como casos cotidianos arraigados en todas las regiones del planeta..

Estas propuestas de considerar al ser humano como valor central, de propiciar la igualdad de oportunidades para todos, de reconocer la diversidad oponiéndose a toda discriminación, de auspiciar la libertad de pensamiento y de luchar contra toda forma de violencia, caracterizan nuestro pensamiento y nuestra acción en los aspectos más generales. Al mismo tiempo, estas propuestas terminan configurando un estilo de vida y un modo de relación del más alto valor moral, que puede expresarse en esta frase: “¡trata a los demás como quieres que te traten !” Punta de vacas – 2004

(Fuente: http://www.silo.net)

....Dos grandes almas que lucharon contra la discriminación y la injusticia acompañan nuestro encuentro. Guías inspiradores de la no-violencia: Mahatma Gandhi y Luther King, supieron del fracaso pero jamás cejaron en su intento. Hoy están muy presentes en nuestra mente y nuestro corazón. En este desgraciado mundo en que la fuerza y la injusticia se enseñorea por campos y ciudades, ¿cómo es que se piensa acabar con la violencia?

Tal vez piensen que son un ejemplo inspirador de las nuevas generaciones cuando disfrazados de video juego despotrican contra el mundo; cuando amenazan en la peor muestra de matonaje; cuando, finalmente, envían a sus muchachos a invadir, a matar y a morir en tierras lejanas. Este no es un buen camino ni un buen ejemplo. Tal vez piensen que volver a las primitivas prácticas de la pena de muerte, será un gran ejemplo social. Tal vez piensen que penalizando progresivamente el delito cometido por niños, desaparecerá el delito......¡o desaparecerán los niños!

Tal vez crean que trasladando la práctica de la “mano dura” a las calles, las calles serán seguras. Por cierto que estos problemas existen y se multiplican en el momento actual, pero con un enfoque violento de la violencia no resultará la paz.

No resultará la paz desde esta visión zoológica de la vida que propicia la lucha por la supervivencia, la lucha por el predominio del más apto. No resultará este mito. No resultará la paz manipulando las palabras o censurando las genuinas denuncias que se hacen contra todo atropello y toda atrocidad que se comete contra los seres humanos. A esta alturas me cuidaré de no mencionar los “derechos humanos” porque también han sido vaciados de contenido y falseados en su significado. Ahora sucede que se bombardea a las poblaciones indefensas para proteger sus derechos humanos...

No resultará la paz de esa visión zoológica de la vida que propicia un orden social en base a premios y castigos trasladando la domesticación animal al honorable ciudadano que comienza a entrenarse en la desconfianza, la delación y el mercadeo de sus afectos.

“Algo hay que hacer”, se escucha en todas partes. Pues bien, yo diré que hay que hacer, pero de nada valdrá decirlo porque nadie lo escuchará.

Yo digo que en el orden internacional, todos los que están invadiendo territorios deberían retirarse de inmediato y acatar las resoluciones y recomendaciones de las Naciones Unidas.

Digo que en el orden interno de las naciones se debería trabajar por hacer funcionar la ley y la justicia por imperfectas que sean, antes que endurecer leyes y disposiciones represivas que caerán en las mismas manos de los que entorpecen la ley y la justicia.

Digo que en el orden doméstico la gente debería cumplir lo que predica saliendo de su retórica hipócrita que envenena a las nuevas generaciones.

Digo que en el orden personal cada uno debería esforzarse por lograr que coincidiera lo que se piensa con lo que se siente y lo que se hace, modelando un vida coherente y escapando a la contradicción que genera violencia. Pero nada de lo que se diga será escuchado. Sin embargo, los mismos acontecimientos lograrán que los invasores se retiren; que los duros sean repudiados por las poblaciones que exigirán el simple cumplimiento de la ley; que los hijos recriminen a sus padres su hipocresía; que cada uno se recrimine a sí mismo por la contradicción que genera en sí y en los que lo rodean.

Estamos al final de un obscuro período histórico y ya nada será igual que antes. Poco a poco comenzará a clarear el alba de un nuevo día; las culturas empezarán a entenderse; los pueblos experimentarán un ansia creciente de progreso para todos entendiendo que el progreso de unos pocos termina en progreso de nadie. Si, habrá paz y por necesidad se comprenderá que se comienza a perfilar una nación humana universal. Entre tanto, los que no somos escuchados trabajaremos a partir de hoy en todas partes del mundo para presionar a los que deciden, para difundir los ideales de paz en base a la metodología de la no- violencia, para preparar el camino de los nuevos tiempos.

Jornadas de Experiencia - Punta de Vacas, 2007 (Fuente: www.silo.net)

Estas Jornadas inauguraron las instalaciones del Parque Punta de Vacas y tuvieron lugar los días 3, 4 y 5 de mayo de 2007. Durante las mismas, miles de personas peregrinaron cada día hasta el Parque donde se realizaron las ceremonias deinauguración, realizando un recorrido organizado para realizar una experiencia interna de contacto consigo mismo y de aproximación a la región de lo Sagrado.

Queridas amigas, queridos amigos, peregrinos y visitantes del Parque Punta de Vacas. Quisiera tocar el núcleo principal de estas jornadas que está dado por la Reconciliación como experiencia espiritual profunda. Pero sé que sabrán perdonarme si hago un rodeo postergando el tema por unos minutos, a fin de ambientar esta situación un tanto extraordinaria que estamos viviendo.

Solamente cuatro veces en casi cuarenta años, nos hemos comunicado públicamente desde aquí, desde este desolado paraje montañoso. La primera vez lo hicimos en 1969. Y hoy vemos unas estelas grabadas en distintos idiomas, que recuerdan lo dicho en aquella oportunidad. Allí está la síntesis de un sistema de pensamiento y acción que se fue expresando de distintas maneras, en distintos tiempos y en distintos lugares del mundo. En aquella época se habló de las diferencias que existían entre el dolor físico y el sufrimiento mental. Y se consideró a la Justicia y a la Ciencia, volcadas totalmente hacia el progreso de las sociedades, como únicos caminos para mitigar y hacer retroceder el dolor de nuestros cuerpos. Pero ocurría con el sufrimiento mental, distinto al dolor físico, que no se lo podía hacer desaparecer por el solo concurso de la Justicia y de la Ciencia. El continuo empeño aplicado en hacer avanzar la Ciencia y la Justicia en las sociedades humanas dignificaba a las mejores causas. Igualmente, al tratar de vencer el sufrimiento mental, se hacía un esfuerzo tan importante como el aplicado en vencer el dolor. Desde entonces predicamos que los esfuerzos para superar el dolor y el sufrimiento son los más dignos esfuerzos de la empresa humana.

Con cientos de miles de amigos entrañables, nos dimos a la tarea de humanizar la Tierra. ¿Qué ha sido para nosotros "Humanizar la Tierra"? Ha sido poner como máximo valor la libertad humana y como máxima práctica social la no discriminación y la no violencia. Al tratar de humanizar la Tierra no nos excluíamos de las obligaciones que reclamábamos a otros. De hecho, nos imponíamos como norma de conducta la exigencia de tratar a los demás como queríamos ser tratados. Ahora hemos propuesto hacer un alto en el camino de la humanización para reflexionar sobre el sentido de nuestra existencia y de nuestras acciones. Hemos peregrinado a este paraje desolado buscando la Fuerza que alimente nuestra vida, buscando la Alegría del hacer y buscando la Paz mental necesaria para progresar en este mundo alterado y violento. En estas Jornadas estamos revisando nuestras vidas, nuestras esperanzas y también nuestros fracasos con el fin de limpiar la mente de toda falsedad y contradicción. Tener la oportunidad de revisar aspiraciones y frustraciones es una práctica que aunque fuera por una sola vez en la vida, debería efectuar todo aquel que busca avanzar en su desarrollo personal y en su acción en el mundo. Estos son días de inspiración y reflexión. Estos son días de Reconciliación. Reconciliación sincera con nosotros mismos y con aquellos que nos han herido. En esas relaciones dolorosas que hemos padecido no estamos tratando de perdonar ni ser perdonados. Perdonar exige que uno de los términos se ponga en una altura moral superior y que el otro término se humille ante quien perdona. Y es claro que el perdón es un paso más avanzado que el de la venganza, pero no lo es tanto como el de la reconciliación.

Tampoco estamos tratando de olvidar los agravios que hayan ocurrido. No es el caso de intentar la falsificación de la memoria. Es el caso de tratar de comprender lo que ocurrió para entrar en el paso superior de reconciliar. Nada bueno se logra personal o socialmente con el olvido o el perdón. ¡Ni olvido ni perdón! porque la mente debe quedar fresca y atenta sin disimulos ni falsificaciones. Estamos considerando ahora el punto más importante de la Reconciliación que no admite adulteraciones. Si es que buscamos la reconciliación sincera con nosotros mismos y con aquellos que nos han herido intensamente es porque queremos una transformación profunda de nuestra vida. Una transformación que nos saque del resentimiento en el que, en definitiva, nadie se reconcilia con nadie y ni siquiera consigo mismo. Cuando llegamos a comprender que en nuestro interior no habita un enemigo sino un ser lleno de esperanzas y fracasos, un ser en el que vemos en corta sucesión de imágenes, momentos hermosos de plenitud y momentos de frustración y resentimiento. Cuando llegamos a comprender que nuestro enemigo es un ser que también vivió con esperanzas y fracasos, un ser en el que hubo hermosos momentos de plenitud y momentos de frustración y resentimiento, estaremos poniendo una mirada humanizadora sobre la piel de la monstruosidad.

Este camino hacia la reconciliación no surge espontáneamente, del mismo modo que no surge espontáneamente el camino hacia la no violencia. Porque ambos requieren de una gran comprensión y de la formación de una repugnancia física por la violencia.

No seremos nosotros quienes juzgaremos los errores, propios o ajenos, para eso estará la retribución humana y la justicia humana y será la altura de los tiempos la que ejercerá su dominio, porque yo no quiero juzgarme ni juzgar... quiero comprender en profundidad para limpiar mi mente de todo resentimiento.

Reconciliar no es olvidar ni perdonar, es reconocer todo lo ocurrido y es proponerse salir del círculo del resentimiento. Es pasear la mirada reconociendo los errores en uno y en los otros. Reconciliar en uno mismo es proponerse no pasar por el mismo camino dos veces, sino disponerse a reparar doblemente los daños producidos. Pero está claro que a quienes nos hayan ofendido no podemos pedirles que reparen doblemente los daños que nos ocasionaron. Sin embargo, es una buena tarea hacerles ver la cadena de perjuicios que van arrastrando en sus vidas. Al hacer esto nos reconciliamos con quien hayamos sentido antes como un enemigo, aunque esto no logre que el otro se reconcilie con nosotros, pero eso ya es parte del destino de sus acciones sobre las que nosotros no podemos decidir.

Estamos diciendo que la reconciliación no es recíproca entre las personas y también que la reconciliación con uno mismo no trae como consecuencia que otros salgan de su círculo vicioso aunque se pueden reconocer los beneficios sociales de semejante postura individual.

El tema de la reconciliación ha sido central en nuestras jornadas pero seguramente otros muchos avanceshabremos logrado al peregrinar físicamente en un paisaje desconocido que habrá despertado paisajes profundos. Y esto siempre será posible si el Propósito que nos mueve a peregrinar es una disposición hacia la renovación, o mejor aún, una disposición hacia la transformación de la propia vida.

En estos días hemos pasado revista a las situaciones que consideramos más importantes en nuestra vida. Si hemos localizado tales momentos y hemos paseado por ellos la reconciliación limpiando los resentimientos que nos atan al pasado, habremos hecho una buena peregrinación hasta la fuente de la renovación y la transformación.

No olvidemos las pequeñas frases que han surgido en nuestro interior, no olvidemos las ocurrencias que nos han llegado súbitamente, no dejemos de anotar algunas verdades que hemos logrado barruntar por que las hemos visto danzar brevemente en nuestro caminar o porque las hemos visto en nuestros sueños reparadores después de nuestro peregrinaje. Estas frases, estas ocurrencias y estas verdades danzarinas son inspiraciones que estamos prestos para agradecer y son inspiraciones que nos invitan a ir más allá en nuestras experiencias no solamente de reconciliación sino de superación de las contradicciones, de las debilidades y de los temores. Hago votos para que las búsquedas y los encuentros nos inflamen y nos motiven muy profundamente.

Para terminar debo decir que reconozco y quiero compartir con todos esta situación que es similar a la que hemos descrito en una de nuestras Experiencias Guiadas...” Regreso al mundo con la frente y las manos luminosas. Así pues, acepto mi destino. Allí están el camino y yo, humilde peregrino que regresa a su gente. Yo que vuelvo luminoso a las horas del día rutinario, al dolor del hombre, a su simple alegría. Yo que doy de mis manos lo que puedo, que recibo la ofensa y el saludo fraterno, canto al corazón que del abismo obscuro renace a la luz del ansiado Sentido”.

8.- La violencia, el Estado y la concentración de poder.

El ser humano por su apertura y libertad para elegir entre situaciones, diferir respuestas e imaginar su futuro, puede también negarse a sí mismo, negar aspectos del cuerpo, negarlo completamente como en el suicidio, o negar a otros. Esta libertad ha permitido que algunos se apropien ilegítimamente del todo social es decir, que nieguen la libertad y la intencionalidad de otros, reduciéndolos a prótesis, a instrumentos de sus intenciones.

Allí está la esencia de la discriminación, siendo su metodología la violencia física, económica, racial y religiosa. La violencia puede instaurarse y perpetuarse gracias al manejo del aparato de regulación y control social, esto es: el Estado. En consecuencia, la organización social requiere un tipo avanzado de coordinación a salvo de toda concentración de poder, sea esta privada o estatal. Cuando se pretende que la privatización de todas las áreas económicas pone a la sociedad a salvo del poder estatal se oculta que el verdadero problema está en el monopolio u oligopolio que traslada el poder de manos estatales a manos de un Paraestado manejado no ya por una minoría burocrática sino por la minoría particular que aumenta el proceso de concentración.

Las diversas estructuras sociales, desde las más primitivas a las más sofisticadas, tienden a la concentración progresiva hasta que se inmovilizan y comienza su etapa de disolución de la que arrancan nuevos procesos de reorganización en un nivel más alto que el anterior. Desde el comienzo de la historia, la sociedad apunta hacia la mundialización y así se llegará a una época de máxima concentración de poder arbitrario con características de imperio mundial ya sin posibilidades de mayor expansión. El colapso del sistema global ocurrirá por la lógica de la dinámica estructural de todo sistema cerrado en el que necesariamente tiende a aumentar el desorden. Pero así como el proceso de las estructuras tiende a la mundialización, el proceso de humanización tiende a la apertura del ser humano, a la superación del Estado y del Paraestado; tiende a la descentralización y la desconcentración a favor de una coordinación superior entre particularidades sociales autónomas. Que todo termine en un caos y un reinicio de la civilización, o comience una etapa de humanización progresiva ya no dependerá de inexorables designios mecánicos sino de la intención de los individuos y los pueblos, de su compromiso con el cambio del mundo y de una ética de la libertad que por definición no podrá ser impuesta. Y se habrá de aspirar no ya a una democracia formal manejada como hasta ahora por lo intereses de las facciones sino a una democracia real en la que la participación directa pueda realizarse instantáneamente gracias a la tecnología de comunicación, hoy por hoy en condiciones de hacerlo.

9.- El proceso humano

Necesariamente, aquellos que han reducido la humanidad de otros han provocado con eso nuevo dolor y sufrimiento reiniciándose en el seno de la sociedad la antigua lucha contra la adversidad natural, pero ahora entre aquellos que quieren «naturalizar» a otros, a la sociedad y a la Historia y, por otra parte, los oprimidos que necesitan humanizarse humanizando al mundo. Por esto humanizar es salir de la objetivación para afirmar la intencionalidad de todo ser humano y el primado del futuro sobre la situación actual. Es la imagen y representación de un futuro posible y mejor lo que permite la modificación del presente y lo que posibilita toda revolución y todo cambio. Por consiguiente, no basta con la presión de condiciones oprimentes para que se ponga en marcha el cambio, sino que es necesario advertir que tal cambio es posible y depende de la acción humana. Esta lucha no es entre fuerzas mecánicas, no es un reflejo natural, es una lucha entre intenciones humanas. Y esto es precisamente lo que nos permite hablar de opresores y oprimidos, de justos e injustos, de héroes y cobardes. Es lo único que permite practicar con sentido la solidaridad social y el compromiso con la liberación de los discriminados sean éstos mayorías o minorías.En fin, consideraciones más detalladas en torno a la violencia, el Estado, las instituciones, la ley y la religión, aparecen en el trabajo titulado El Paisaje Humano, incluido en el libro Humanizar la Tierra al cual remito para no exceder los límites de esta carta.

En cuanto al sentido de los actos humanos, no creo que se trate de convulsiones sin significado, ni de «pasiones inútiles» que concluyan en el absurdo de la disolución. Creo que el destino de la humanidad está orientado por la intención que haciéndose cada vez más consciente en los pueblos, se abre paso en dirección a una nación humana universal. De lo comentado anteriormente surge con evidencia que la existencia humana no comienza y termina en un círculo vicioso de encerramiento y que una vida que aspire a la coherencia debe abrirse ampliando su influencia hacia personas y ámbitos promoviendo no solamente una concepción o unas ideas, sino acciones precisas que amplíen crecientemente la libertad.

En próxima carta saldremos de estos temas estrictamente doctrinarios para referirnos nuevamente a la situación actual y a la acción personal en el mundo social.

Reciban con ésta, un gran saludo.

Biografía

Mario Rodríguez Cobos nació en Mendoza (Argentina) el 6 de enero de 1938, donde aún reside. Su aspecto alargado inspiró el mote de “Silo” con el que terminó firmando sus libros convirtiéndolo en seudónimo literario y por el que es conocido internacionalmente. Sin embargo, sus amigos siempre se han referido a él como “el Negro”, ese mote tan afectuoso y latino.

De adolescente se destacó en sus estudios y sobresalió como gimnasta. Insatisfecho por la limitación de la educación universitaria, abandonó sus estudios de Ciencias Políticas y recorrió Latinoamérica para tomar contacto íntimo con la realidad de su gente.

Como resultado de sus inquietudes, comenzó la formación de los primeros grupos de estudio de lo que con el correr del tiempo sería el Movimiento Humanista.

Hacia principios de 1969, cuando se encontraba realizando un retiro en soledad en una ermita que había construido con piedras al pie de un cerro próximo al paraje denominado Punta de Vacas, sus seguidores le pidieron que expresara públicamente las ideas que hasta ese momento había explicado en pequeños grupos. La dictadura que entonces gobernaba Argentina, no autorizó la realización de un acto público en la ciudad. "¡Vayan a hablarle a las piedras!", fue la respuesta. Y allí, en ese paraje donde el río Mendoza recibe los aportes del Tupungato y el Vacas, tuvo lugar el 4 de mayo de 1969 la primera exposición pública de sus ideas, conocida como “La Arenga de la Curación del Sufrimiento”. En ella Silo desarrolló los temas centrales de su Doctrina y advirtió sobre el estallido de violencia que estaba por sobrevenir. Veinte días después la ciudad de Córdoba se vió desbordada por la violencia revolucionaria que desató lo que en Argentina se conoció como los “años de plomo”, concomitando con los brotes guerrilleros que se daban en otros países.

Poco después, Silo daba a conocer su primer libro, “La Mirada Interna”, donde expone de manera sintética y precisa lo medular de su pensamiento y su práctica.

Mientras su generación se volcaba en buena parte a la ola revolucionaria, los primeros siloístas comenzaron a dispersarse por el planeta dando comienzo al tejido de una red organizativa que hoy abarca todos los continentes. En 1975 Silo coordinó durante seis meses grupos que se reunieron en la isla de Corfú, en el Mar Egeo, profundizando los estudios del psiquismo cuyas conclusiones expuso luego en las reuniones de Canarias de 1977, que se conocieron como “Apuntes de Psicología”. En 1981 encabezó el equipo que recorrió el planeta en una gira que abarcó desde Europa hasta la India, realizando varios actos públicos en los que expusieron los puntos centrales de la Doctrina. Para ese entonces, ya estaba echada la base organizativa de lo que se conocía como La Comunidad para el Desarrollo Humano. En esos años publica su segundo libro, El Paisaje Interno. Aquí ya se anuncia el núcleo de lo que sería conocido poco después como Nuevo Humanismo o Humanismo Universalista. En consonancia con el desarrollo social y el tono epocal, en 1984 se forma el Partido Humanista, que alcanza el rango de Internacional Humanista en 1989. Sus libros se suceden: “El Paisaje Humano”(1989), que aparece integrando “Humanizar la Tierra”, junto con “La Mirada Interna” y “El Paisaje Interno”; “Contribuciones al Pensamiento” (1990); “Mitos Raíces Universales” (1991); y luego, “Cartas a mis Amigos” (1993), que cierran la exposición de la doctrina y de la ideología del Nuevo Humanismo.

El 6 de octubre de 1993 la Academia de Ciencias de Rusia le otorgó el título de Doctor Honoris Causa como un reconocimiento a su obra.

De manera insólita, el 4 de mayo de 1999 reúne a sus seguidores en Punta de Vacas, a los 30 años de su primer Arenga y declara el fracaso del proyecto. No obstante, el Movimiento Humanista sigue su proceso, continuando su expansión planetaria con la mira puesta en el futuro.

En agosto de 2002 lanza “El Mensaje de Silo”, un conjunto de prácticas simples para el desarrollo espiritual, vertebradas en un conjunto de ceremonias y organizadas en un libro (El Mensaje de Silo) que incluye “La Mirada Interna”, las ceremonias y “El Camino”.

En una nueva reunión en Punta de Vacas, el 4 de mayo de 2004 proclama la vigencia del proyecto y al año siguiente comienzan a construirse lo que hoy se conoce como Parques de El Mensaje de Silo: el primero, la Sala Sudamericana, en La Reja, provincia de Buenos Aires, Argentina; seguido por Parque Manantiales, la sala nacional de Chile; para sucederse Parque Toledo, sala nacional de España; la Sala Europea de Parque Attigliano, en Italia; la Sala Asiática de Parque Khandaroli en India; la Sala Norteamericana de Parque Red Bluff en EEUU; Parque Caucaia, sala nacional de Brasil, y el histórico Parque Punta de Vacas en la Cordillera de los Andes.En la actualidad Silo continúa orientando las actividades de El Mensaje de Silo, que se ha sumado a la organización de la primera Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia, promovida por la organización internacional Mundo Sin Guerras. Este evento será llevado a cabo por un equipo de 100 personas que cruzarán los cinco continentes. Comenzará en Wellington, Nueva Zelanda, el 2 de octubre de 2009 para llegar a Punta de Vacas el 2 de enero de 2010. Será la primera acción internacional coordinada para reclamar por el desarme nuclear y crear conciencia de la necesidad de erradicar la violencia como modo de resolución de los conflictos internacionales y sociales.


Ilustración de Rafael Edwards


  1. Acto público en Bombay, 1/11/1981, en Habla Silo (Obras Completas, vol. I).
  2. “No está en duda la fuerza real del pacifismo sino su eficacia”, en El Observador, Editorial Perfil, 30/12/1983, p. 10, ver infra.
  3. Palabras de Silo en la 1o.Celebración anual de El Mensaje de Silo, Punta de Vacas 4 de mayo de 2004, también en la selección, en www.silo.net.
  4. El Paisaje Interno, Cap. XII, 4: “...¿qué afirmas tú que afirme sin negar?”, O.C., vol. I.
  5. Humanismo y Nuevo Mundo, México, 1991, en Habla Silo, O.C., vol.I.
  6. Cartas a mis Amigos, VI, Documento del Movimiento Humanista, III.
  7. Idem nota anterior
  8. La acción válida, Canarias, 29/9/1978. Trata el tema especialmente en El sentido de la vida, México, 10/10/1980, donde declara:“...coherentemente con lo enunciado, declaro ante ustedes mi fe y mi certeza de experiencia respecto a que la muerte no detiene el futuro, que la muerte, por lo contrario, modifica el estado provisorio de nuestra existencia para lanzarla hacia la trascendencia inmortal. Y no impongo mi certeza ni mi fe, y convivo con aquellos que se encuentran en estados diferentes respecto del sentido, pero me obligo a brindar solidariamente el mensaje que reconozco hace feliz y libre al ser humano.” Ambos en Habla Silo. También ver Cartas a mis amigos, Carta III; todos en Obras Completas, vol. I.
  9. México 1980, citado en la nota anterior.
  10. Habla Silo, ver nota 6. También ver Cartas a mis amigos, III, OC, vol. I.
  11. Cartas..., Ivol.
  12. Cartas, V, 1.
  13. Cartas, V, 2.
  14. Cartas, V, 2.
  15. Cartas, IV, 8.
  16. Puntos de doctrina utilizables..., 1982, incluido en la selección que sigue, se trata de un documento inédito que sirvió de base para la redacción de las Tesis de la Internacional Humanista, Florencia, 1989; también Cartas, IV, 8.
  17. Ver Puntos..., puntos 15, 16 y 17.
  18. Jornadas de inspiración espiritual, 5 de mayo de 2007, Punta de Vacas, en www.silo.net.
  19. Cartas, VI, III, O.C., vol. I.
  20. La mirada interna, Cap. I, ptos. 2 y 3, OC, I
  21. El Paisaje Interno, Cap. IX, OC, I.
  22. Ver nota 7
  23. “Qué entendemos hoy por Humanismo Universalista”, Buenos Aires 1994, Habla Silo, O.C., vol. I.
  24. “Cualquiera puede terminar reduciendo nuestra postura a simple frivolidad al afirmar que él también es, por ejemplo, ‘humanista’ porque se preocupa de lo humano; que es ‘no-violento’ porque está contra la guerra; que es antidiscriminador porque tiene un amigo negro o comunista; que es ecologista, porque hay que cuidar a las focas y a las plazas. Pero si se lo apura no podrá justificar de raíz nada de lo que dice mostrando su verdadero rostro anti-humanista, violento, discriminador y depredador.”, Cartas, V sobre el final.
  25. La curación del sufrimiento, Punta de Vacas, 4 de mayo de 1969, en Habla Silo.
  26. La Mirada Interna, Cap. XIII, O.C., vol. I,
  27. Idem nota anterior.
  28. Ver El sentido de la vida, citado en nota 2.
  29. Cfr. El Camino, en El Mensaje de Silo, Ed. Ulrica, 2007
  30. Cfr. El Camino, en El Mensaje de Silo, Ed. Ulrica, 2007.
  31. Idem nota 35
  32. Carta a David Roberts del 14/01/2008.