Existencialismo

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(der. de existencial, siguiendo el modelo del ale. Existentialismus y del fr. existentialisme. Del lat. exsistere, ex afuera y sisto estar, propr. levantarse afuera, aparecer). Es uno de los más influyentes sistemas filosóficos y culturales; una tendencia particular de la concepción humanista que tiene por objetivo el análisis y la descripción del sentido y contradicción de la vida humana. Desde el punto de vista del e., el individuo no es una parte mecánica de un todo único (generación, clase, socium), sino lo íntegro por sí mismo.

En la filosofía del e. se definen numerosas tendencias, entre ellas la religiosa y la atea. Las aúna una problemática común, pero cada una tiene su propio enfoque del entendimiento de la vida. En la primera se le otorga primacía a la relación del hombre con Dios. La tendencia atea considera al individuo como único dios. Estas concepciones, sin embargo, se influyen mutuamente, manifestando la misma preocupación por las penas del hombre, proclamando los mismos principios éticos, y experimentando las mismas decepciones en cuanto a todo lo absurdo y privado de sentido que hay en la vida. El espíritu de pesimismo, y veces de desesperación, caracteriza a todas las tendencias del movimiento existencialista.

Uno de los precursores de la doctrina existencialista es Sören Kierkegaard (1813-1855), filósofo y teólogo danés, quien analizó detallada y profundamente tales rasgos de la existencia del hombre como aflicción, temor, amor, culpa, bien y mal, muerte, conciencia, espanto, etc. El espanto permanente que sufre un individuo es fruto del sentimiento de abandono en espera de la muerte inevitable. La fe sincera es lo único que permite al individuo vivir su vida concientemente. Esa línea del pensador protestante la prosigue Nikolai Berdiaev (1874-1948), filósofo ortodoxo ruso, fundador del así llamado "nuevo cristianismo". Según él, la existencia del individuo se fundamenta en la libertad, mientras el sentido de la vida lo hace "en el nacimiento de Dios en el individuo y del individuo en Dios". Existe sólo el individuo, mientras todo lo demás “hay” pero no existe, ya que no tiene conciencia de su existencia, tan solo se adapta a las condiciones objetivas. En este e. se tropiezan tres factores: la libertad, la predestinación divina y la responsabilidad y energía personal de un ser que sabe pensar, sentir y producir. El individuo siempre debe renovarse, es decir, llegar a ser cada vez más humano.

Karl Jaspers (1883-1969) entendió este problema a su modo, ofreciendo separar el "tiempo axial" de la historia y concentrar la atención en aspectos continuos que hay en la vida (enfermedad, muerte, sufrimiento) que determinan el sentido principal de la existencia. Según Jaspers, todo ser debe buscar su individualidad en la vida presente.

En la filosofía y literatura española es Miguel de Unamuno (1864-1936) quien desarrolló la concepción existencialista. Le atribuyó significado especial a la idea de "donquijotismo", según la cual el hombre libra una lucha permanente (al igual que Don Quijote) por un ideal irreal. Cada existencia concreta comprende choques de categorías corrientes y sublimes, de pragmatismo y lucidez espiritual.

Para muchos existencialistas, otra fuente de esta doctrina, aparte de Kierkegaard, está representada por Federico Nietzsche (1844-1900).

Así como los marxistas hicieron uso del método dialéctico de Hegel, los existencialistas más recientes utilizan para sus descripciones el riguroso método fenomenológico de Husserl.

Martín Heidegger (1889-1976) y Jean Paul Sartre (1905-1980), son otros pensadores que han contribuido considerablemente al desarrollo del e. También puede ser considerado en esta corriente, José Ortega y Gasset (1883-1955), aun cuando su línea de pensamiento raciovitalista escapa en muchos puntos de varios de los supuestos básicos del e.

Independientemente de la diversidad que caracteriza al enfoque existencialista de las situaciones de la vida humana, esta concepción se singulariza también por la sensibilidad para con todos los problemas de la existencia individual, así como por la confianza en las fuerzas creadoras personales. La afirmación de muchos existencialistas: “La existencia quiere decir el ser humano, el ser humano quiere decir la existencia” se corresponde completamente con la concepción del Nuevo Humanismo.