Religión

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(del lat. religio, -onis, el sentido de la sacralidad de las cosas, para algunos conectado con relegere, recoger de nuevo, ordenar, para otros con relegare, ligar más de una vez). En términos muy amplios puede decirse que la r. se basa en la creencia en seres espirituales. Sin embargo esto no puede aplicarse plenamente a los budistas originales ni a los confucianos para quienes la r. es un código de conducta y un estilo de vida. Las religiones muestran lo que existe en sus respectivos paisajes de formación, en lo que hace a la descripción de sus dioses, cielos, infiernos, etc. Irrumpen en un momento histórico y se suele decir que entonces Dios se "revela" al hombre, pero algo ha pasado en ese momento histórico para que se acepte tal “revelación”. Frente a esto se levanta toda la discusión en torno a las condiciones sociales de ese momento. Esta forma de considerar al fenómeno religioso tiene su importancia, pero no explica cómo es el registro interno que en ese momento tienen los miembros de una sociedad que se encamina hacia un nuevo momento religioso. Si la r. se basa en un fenómeno sicosocial corresponde estudiarla también desde esa perspectiva (Religiosidad).

Puede hablarse de la "externidad" de las religiones cuando se estudia el sistema de imágenes proyectado en iconos, pinturas, estatuas, construcciones, reliquias (propio de la percepción visual), o en los cánticos y oraciones (propio de la percepción auditiva), o en los gestos, posturas y orientaciones del cuerpo (propio de la percepción kinestésica y cenestésica) (percepción).

Desde la "externidad" de una r. se puede estudiar su teología, sus libros sagrados y sacramentos, así como también su liturgia, su organización, sus fechas de culto y la situación de los creyentes en lo que hace a su estado físico o edad para efectuar determinadas operaciones.

Por último, también desde la "externidad" religiosa, es interesante advertir con cuánta frecuencia se ha incurrido en errores en la descripción y el pronóstico. Así, casi nada de lo dicho sobre las religiones puede mantenerse hoy en pie. Si algunos pensaban a las religiones como adormecedoras de la actividad política y social, hoy se enfrentan a ellas por su poderoso impulso en esos campos; si otros las imaginaban imponiendo su mensaje, encuentran que su mensaje ha cambiado; quienes creían que iban a permanecer por siempre, hoy dudan de su "eternidad" y aquellos que suponían su desaparición en corto plazo asisten con sorpresa a la irrupción de formas manifiesta o larvadamente místicas. Nada de lo dicho sobre las religiones puede mantenerse hoy en pie porque los que han hecho apología o detracción se han emplazado externamente a ellas sin advertir el registro interno, el sistema de ideación de las sociedades. Y, lógicamente, sin entender la esencia del fenómeno religioso, todo en él puede resultar maravilloso o absurdo, pero casi siempre inesperado.

Suele considerarse a las religiones universales como aquellas que partiendo de un territorio más o menos delimitado, o de una étnia particular, se extienden posteriormente a otros territorios y etnias. Sin embargo, lo característico de estas religiones es el impulso a la conversión de nuevos miembros sin limitaciones territoriales, lingüísticas o, en general, sin limitaciones culturales. Ejemplos de estas religiones universales son el Budismo, el Cristianismo y el Islam. Debe observarse, sin embargo, que todas ellas aparecen inicialmente como herejías en un medio cultural donde predomina una religión local. Con el tiempo aparecen también diferentes movimientos heréticos en el interior de estas religiones universales dando lugar a diversas sectas (hinayana, mahayana, lamaísmo, etc., en el Budismo; catolicismo, protestantismo, ortodoxia, etc., en el Cristianismo; sunnismo, chiismo, etc., en el Islam).

Aparte de la gran división entre religiones universales y locales o nacionales, se admite la existencia de un sistema de creencias y prácticas más o menos dispersas universalmente, a las que se considera dentro del Animismo y Chamanismo. El hecho de que esas religiones no cuenten con una literatura sistematizada no invalida el hecho y el carácter de su categoría de r.

Para el Nuevo Humanismo la adscripción o no a una determinada r., así como la adhesión al ateísmo se reduce a un problema de conciencia personal. En todo caso, el N.H. no puede partir en la elaboración de su teoría o práctica, de la creencia o no en cuestiones religiosas. El punto de partida de toda la concepción del N.H. arranca de la comprensión de la estructura de la vida humana. Este punto hace a importantes diferencias con los humanismos anteriores.